Olimpiadas de Sochi 2014. Competir es la oportunidad de medirse contra sí mismo

"La parte más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha.

Yordy Giraldo

“Lo mejor que tienen los sueños es que se pueden hacer realidad”,

decía el barón Pierre de Coubertin. Antes de que cada nación se haga presente con su delegación deportiva en una justa olímpica, cada deportista ha soñado cientos de veces con el momento de encontrarse en el podio de honor, escuchar el himno de su país y saludar a su bandera.

Competir va más allá de vencedores y vencidos; se trata de la oportunidad de medirse contra sí mismo y sus limitaciones, de demostrarle al mundo de qué se está hecho. Y no solo eso, las justas deportivas no hablan únicamente de un deportista o de un equipo, hablan de una nación toda, de su mentalidad, su educación, su entrega, su lucha, su aprendizaje, y de qué tan en serio se toman la salud, la cultura y el desarrollo físico y mental de su pueblo.

Tan es así que una manera de medir el desarrollo social y económico de un país es observar el desempeño deportivo de sus atletas, pues no se trata solo de ganar medallas, sino de toda la preparación previa, que incluye instalaciones de entrenamiento, alimentación, apoyo económico, entrenadores, así como programas que estimulen la práctica deportiva. Incluso la UNESCO reconoce al deporte en su Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte, en su artículo primero, que a la letra dice: “Todo ser humano tiene el derecho fundamental de acceder a la educación física y al deporte, que son indispensables para el pleno desarrollo de su personalidad”.

Queda claro entonces que el deporte,y uno de sus principales escenarios, las Olimpiadas, no es la mercadotecnia de las marcas, no son los récords, ni los deportistas más guapos; no son los fuegos artificiales, ni la fastuosidad de la inauguración y la clausura, son las historias de vida que cada cuatro años y en sus diferentes modalidades (los de verano, invierno y, más recientemente, los de la juventud) tienen lugar. Como cuando en 1936, en la Alemania nazi, los deportistas de raza negra fueron supremacía en el medallero, provocando la ira de Hitler, quien abandonó el estadio; o en Montreal 1976, donde el gimnasta japonés Shun Fujimoto ocultó que se había roto una pierna y continuó participando; finalmente su equipo ganó la medalla de oro.

En una muestra de inclusión, de reconocimiento y oportunidad, la cita olímpica de Londres 2012 hizo historia al ser los primeros juegos en los que un atleta amputado de ambas piernas pudo competir como igual con atletas de capacidades convencionales. Dejando en claro que el espíritu del deporte y de las Olimpiadas está por encima de los intereses de las naciones; se trata de fomentar la igualdad, de unirnos, de enfrentarnos sí, mas en igualdad de condiciones, jugando limpio y sin dañar a nadie, aceptando y reconociendo la derrota al tiempo que se disfruta, pero jamás se humilla con la victoria.

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Le deseamos la mejor de las suertes a esos súper hombres y mujeres que entrenan sin descanso para poner en alto el nombre de todos los países participantes; que soportan el dolor, que sacrifican tiempo, familia y amigos para que cada uno de nosotros hagamos un esfuerzo y nos colguemos como propias sus preseas. Porque de eso se trata la grandeza del ser humano, de reconocer en nuestros semejantes a un igual y tratarlo con justicia, sin discriminación, superándonos en cada prueba, levantándonos de cada tropiezo, y valorando que solo dando nuestro máximo esfuerzo podemos aspirar a alcanzar la gloria.

¡Lo mejor a todos los deportistas que toman parte en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014!

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.