Y a ti, ¿ya te tomaron la medida?

Se dice que alguien "ya te tomó la medida" cuando conoce a la perfección cómo reaccionas ante las cosas que suceden, por lo tanto, te manipula a placer. ¿Sabías que tus hijos pueden ser los primeros en hacerlo?

Emma E. Sánchez

Desde el vientre, el bebé comienza a conocer a su madre: la escucha y siente sus reacciones, disfruta lo que a ella le causa placer y padece lo que a ella le duele. Una vez que nace este nuevo ser, el aprendizaje y las formas en las que reconoce a sus padres, continúan desarrollándose. Sus sentidos le permiten relacionarse con el medio ambiente y pronto descubre que mediante el llanto, sus necesidades son atendidas. Poco a poco especializa su llorar y con gestos, aprendidos mediante la observación, consigue mimos, que lo lleven en brazos o satisface cualquiera de sus necesidades en el momento que lo solicite. Es en este punto donde el niño sabe quiénes son sus padres y cómo reaccionan ante sus solicitudes, por lo que comienza a probar hasta dónde puede llegar. Así, desde muy pequeño logra a tomarles la medida a sus padres, como decimos coloquialmente.

Los niños, constantemente están buscando saber hasta dónde pueden llegar y qué tanto es posible obtener de sus padres, por eso es muy importante que mantengas presentes las siguientes recomendaciones:

1. Sé de una sola pieza

Esto implica que trabajes por ser íntegro a cabalidad, para que así tus hijos no encuentren punto débil para manipularte. Muchos padres, al buscar esconder errores y debilidades de su pasado, solo dejan al alcance de sus hijos puntos débiles de donde ellos pueden tomar pretexto para escudarse en sus propios errores. Es por esto que es preferible ser honestos, sinceros y estar en constante comunicación con los hijos y con la pareja. Nuestras experiencias del pasado pueden ser motivo de fortaleza y unión para nuestros hijos.

2. Establece reglas lógicas

Establece reglas lógicas, de preferencia con los consejos de tu pareja e hijos. Al hacer esto, las reglas son aceptadas por todos, ya que no son vividas como una imposición. Cuando se trate de discutir en familia las reglas y sus consecuencias, procura que sea eso y que no se convierta en una cuestión personal.

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3. Sé como los caramelos: dulce pero firme

Muéstrate siempre amoroso, nunca duro. Los hijos deben confiar en sus padres y tener la plena certeza de que lo que ellos dicen es justo y correcto. Particularmente a los jóvenes les gusta la disciplina, ya que aunque no le creas eso les brinda confianza al saber que lo que se dice, se cumplirá. Esta certeza les transmite seguridad en ese periodo de vida tan complejo para ellos.

4. Identifica las manipulaciones y no las permitas

Si bien los hijos aprenden cómo obtener de los padres lo que ellos quieren, es nuestro deber enseñarles los medios y las formas correctas de lograrlo. Si no nos empeñamos en esto, la manipulación será para ellos el medio que utilicen en la vida diaria y esto, es especialmente dañino cuando de educar niñas se trata.

5. Evita jugar al papá bueno y la mamá mala, o viceversa

Tanto tú como tu pareja pueden y deben construir un frente común. Los hijos saben con cuál de los padres pueden obtener un permiso y con cuál de ellos obtener dinero, por ejemplo. Algunos padres buscan ser queridos por sus hijos haciendo quedar mal a la pareja y eso solamente separa a las familias. No lo hagas, evítalo por favor.

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Todos coincidimos en que los niños de hoy en día son mucho más despiertos e inteligentes que en otras generaciones, razón por la cual necesitan padres mucho más capaces y comprometidos con su formación.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.