4 acciones que puedes tomar para eliminar las groserías del vocabulario de tus hijos
Decir malas palabras o groserías no es gracioso o divertido, inclusive se trata de una falta de respeto y desconsideración. Si el vocabulario soez de tu hijo les está causando problemas, este artículo puede ser tu faro en medio de la neblina.
Emma E. Sánchez
Hay quienes creen -incluidos tal vez los miembros de tu familia o tú misma- que es muy divertido que un niño diga groserías o malas palabras; incluso, llegan a aplaudirle y lo animan a que las diga, a que las repita porque les resulta gracioso. ¿Te sorprendería que haya quien les da algunas monedas cada que las repite para que las escuche un amigo o un familiar? Ya no sorprende, pero sí decepciona, duele. Basta con ver las redes sociales o los canales de video donde aparecen niños bastante pequeños diciendo y haciendo cosas totalmente fuera de lugar.
Lo curioso de toda esta situación es que los años pasan y cuando ese niño, ya mayor, ya adolescente dice esas mismas groserías a sus padres u ofende a alguien más, ya no resulta tan divertido. Se convierte entonces en una costumbre deleznable.
Si la cuestión de las groserías te molesta, ha metido a tu hijo en problemas o simplemente comienzas a notar que la gente se aleja de él, es momento de intervenir seriamente. Te propongo cuatro acciones por las que podrías comenzar tu tarea:
1. Deja tú mismo de decir groserías
Los niños menores aprenden y usan el lenguaje que sus padres utilizan regularmente. Si tu hijo dice groserías, significa que tú o alguien en tu casa las está diciendo. No puedes exigir lo que no das.
.
2. Los límites los pones tú
Es cierto, también, que el niño puede estar escuchando al abuelo o al tío tales palabras, y si ellos no pueden limitar su vocabulario por consideración y respeto hacia ti y tu hijo, es importante que tu niño aprenda que si ellos las usan, eso no le da derecho a hacerlo también. Ese es un límite. Hay familias, por ejemplo, que no dicen malas palabras en la mesa, delante de los mayores o en casa de alguien en especial; también esos son límites. De igual manera, si tu hijo recurre a palabras inapropiadas simplemente es porque tú lo permites, porque no le has enseñado con congruencia y, de algún modo, porque tus valores y principios no han sido lo suficientemente claros y consistentes.
3. No fomentes las groserías…
…la vulgaridad o las malas costumbres. Al mirar la televisión o las redes sociales nos damos cuenta de la cantidad de palabras inadecuadas que se utilizan como cosa común y corriente, como mecanismo para generar risas fáciles o para simplemente entretener. Y si no manifiestas tu opinión en contra, cambias de canal o te retiras, tus hijos entenderán que apruebas esas conductas.
.
4. Enseña el cuándo y el dónde
Todos sabemos y entendemos las malas palabras, pero no por eso las usamos ante la menor provocación o en cualquier circunstancia. En la vida, debemos aprender a saber comportarnos según el lugar, la situación y la gente que nos rodea; no es hipocresía, es saber comportarse.
Si piensas que ya no es posible hacer que tu hijo deje de decir groserías, pues entonces enséñale a ser respetuoso y considerado, a dominar su lenguaje y ser prudente.
En lo personal, yo me crie muy cerca de una persona sumamente violenta y grosera, quien sólo se dirigía a las personas mediante el uso de palabras inapropiadas y ofensivas; estar cerca de dicha persona no sólo era incómodo, sino doloroso, y por más que explicara que esa era “su forma de ser” y que yo debía aceptar su trato y sus modos, nunca lo hice. Ahora, siendo adulta, no permito que se me trate de manera irrespetuosa, y bajo ninguna circunstancia digo una palabra inapropiada, pues sé lo que se siente y no es nada agradable.