4 efectos destructivos en una relación cuando hablas sucio en la intimidad
Todo comienza en la mente, pero cruzar el límite puede ser peligroso.
Mariel Reimann
Los especialistas están de acuerdo en que todo comienza en la mente. Ninguna acción a cargo de las manos del hombre toma lugar antes de que la persona la haya pensado. La intimidad no es una excepción a esta regla y las consecuencias de hablar sucio en la cama pueden no ser las que tú te imaginabas.
Según la ciencia, el cerebro es el órgano más sexual en los hombres. Las regiones y glándulas implicadas en la segregación de testosterona, la hormona que incrementa el deseo sexual, son dos veces más grandes que las mismas regiones en las mujeres. La mayor cantidad de esta hormona en los hombres, es una más de las explicaciones de por qué los hombres son tan diferentes a las mujeres a la hora de la intimidad.
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Los hombres pueden sentir placer físico con estimulaciones a su mente, es decir, con pensamientos o con el diálogo sucio por parte de la mujer. Las mujeres por el contrario, no sienten la misma estimulación mental y son menos propensas a disfrutar de esta práctica. Es muy común que los hombres esperen que su pareja participe y disfrute de hablar sucio, pero no todas las mujeres están dispuestas a hacerlo, y una gran cantidad de las que lo hacen, no lo disfrutan.
“Mi luna de miel se convirtió en una pesadilla” es el título de una carta de una usuaria de un popular sitio web en el que personas de todo el mundo piden ayuda a especialistas. “Durante la noche de bodas él se convirtió en otra persona, me habló sucio, me llamó prostituta y usó otras palabras igualmente ofensivas para hacer referencia a mí. Yo pensaba que iba a ser la noche más romántica de mi vida, pero él me hablaba como si fuera otra mujer, una mujer de la calle”, explica.
Las fantasías se convierten en realidad y se cruza un límite peligroso
La intimidad debería ser un acto de entrega entre dos personas que se respetan entre sí. La mente humana tiene miles de laberintos y todos, sin excepción, tenemos fantasías en muchos aspectos de la vida, no sólo en la parte sexual. Sin embargo, no todas las fantasías necesitan volverse realidad.
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Según algunos expertos, el abrir la puerta a las fantasías sexuales puede ser un límite que no es bueno cruzar. Muchas mujeres sienten la necesidad de satisfacer a sus esposos en todo lo que ellos quieran por miedo a perderlos o por temor a que lo encuentren afuera de la casa. El problema con esto es que una vez que cruzas la línea, puede ser difícil poner límites y si no dices que sí a todo, comienza a generar presión o problemas que no existían antes.
Se pierde el respeto
Una de las cosas más comunes al hablar sucio en la habitación, es la de referirse a la mujer usando palabras ofensivas. Aunque en el momento parezca que todo va a estar bien, y que es sólo en la cama, tu mente no lo entiende así. Cuando se cruza esta línea, tu cerebro deja de distinguir entre la habitación y el resto de la casa, y cuando hay un desacuerdo o una pelea te resulta mucho más fácil usar un lenguaje vulgar a la hora de hablarle a tu pareja, causando heridas totalmente innecesarias.
Es difícil regresar
La mayoría de las parejas que usan este tipo de práctica, pierden el romance. Aunque usar este tipo de diálogo es altamente efectivo en los hombres y en algunas mujeres, ya que según los expertos, genera confianza entre la pareja, hay otros valores que se sacrifican en el proceso. El romance y el respeto mutuo en una relación son ingredientes indispensables para lograr el éxito en cualquier tipo de relación.
Desmoraliza y baja el autoestima
Muchas mujeres acceden a dejar que sus esposos se refieran a ellas utilizando palabras que en otro contexto las insultaría, aparentando que todo está bien, pero en realidad no lo está. Un gran porcentaje femenino recurre a terapia para lidiar con la situación, ya que por un lado quieren complacer al esposo pero, por el otro, no quieren sentirse degradadas a la hora de la intimidad.
Encontrar un balance en donde la pareja se sienta cómoda hablando de su intimidad y en donde haya un juego de seducción en el que se incluya un lenguaje más erótico, es lo ideal, según los expertos en el tema.