4 pasos para reconectarte con tu hijo después de disciplinarlo
Si crees que disciplinar a tus hijos se reduce a regañar y castigar, sigue leyendo y descubre cuál es el paso fundamental que te está faltando.
Denhi Chaney
Creo que como padres podemos estar de acuerdo en que la disciplina en el hogar es ineludible -o por lo menos debería serlo- cuando tienes hijos en casa. Ésta es esencial para que los hijos aprendan lo que es correcto y lo que no, el autodominio, el respeto, la confianza, el amor, entre muchas otras cosas. Estas cualidades son necesarias para que el futuro sean adultos de bien y buenos padres, que contribuyen a la sociedad de forma productiva. Sin embargo, la disciplina es solo la mitad de la ecuación y ésta solo es eficaz cuando nuestros hijos se sienten amados después de la disciplina.
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Lo que quiero decir es que después de que somos “duros” -por así decirlo- con ellos, debemos mostrarles nuestro amor y reconectarnos afectivamente. Esto es lo que hace que la disciplina se recuerde como un acto de amor y no como un castigo injusto. A continuación te presento cuatro pasos que debes seguir para poder reconectar emocionalmente con tus hijos después de que has tenido que usar la disciplina con ellos.
1. Calmarte emocionalmente
No puedes reconectarte afectivamente cuando estás furiosa. Tómate tu tiempo para respirar y recordar que tus hijos deben desobedecer para aprender y -más que nada- que lo que estás haciendo, aunque difícil, lo haces porque los amas con todo tu corazón. Cuando ya te encuentres más tranquila y con deseos de sentirte cerca de tu hijo, sigue al siguiente paso.
2. Mirar a los ojos
La mayoría de los niños ven al piso cuando están enojados o tristes -ambas emociones que experimentan después de la disciplina-, así que es importante que te coloques a su nivel y lo veas a los ojos. Esto no solo le ayuda a calmarse, sino que te ayuda a ti también a decir en verdad lo que tienes en tu corazón. Verlo a los ojos también ayuda a que tengas toda su atención para pueda internalizar lo que le quieres decir.
3. Contacto físico
Después de hacer contacto visual, es importante que hagas contacto físico. Intenta poner tu mano en su pierna, en su hombro, en su mano. Si responde bien, intenta poner tu brazo alrededor de él, o abrazarlo. Si no resiste tu abrazo, quédate ahí un momento y respira lento, ya que él imitará tu ritmo: si éste es lento, tu hijo tratará de sincronizar el suyo con el tuyo. Quédate ahí hasta que sientas que tu hijo se ha calmado y puede escuchar lo que le tienes que decir.
4. Palabras de aliento
Después del abrazo, haz contacto visual de nueva cuenta y explícale el porqué de la disciplina sin usar palabras que lo acusen nuevamente. Es decir, éste no es el momento de decirle que es rebelde y desobediente. Es el momento de decirle que lo amas y que, porque lo amas, es necesario enseñarles. Exprésale que tienes confianza en que va a aprender éstas lecciones. Cualquier palabra de aliento ayuda en esta situación.
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Es importante disciplinar, pero es aún más esencial reconectar emocionalmente con tu hijo después de disciplinarlo. No olvides estos sencillos pasos, ya que sus efectos son inmediatos y contribuyen no solo a la crianza de tu hijo, sino también a establecer una relación positiva y amorosa entre ustedes dos.
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