4 pilares que pueden evitar una infidelidad en tu matrimonio
Encuentra en este artículo cuatro aspectos en los que debes trabajar cuidadosamente si tu propósito es evitar al máximo una infidelidad en tu matrimonio.
Diana Cantor Martinez
No existen fórmulas mágicas para evitar que la infidelidad toque a las puertas de un matrimonio. Pero lo que sí es seguro es que detrás de la falta de esfuerzo y dedicación puede avecinarse una infidelidad. Quiero entonces compartir contigo cuatro aspectos en los que debes trabajar cuidadosamente si tu propósito es evitar al máximo una infidelidad en tu matrimonio.
El contacto físico permanente
Nunca permitas que se pierda el contacto físico en tu matrimonio. Nunca dejes de abrazar a tu pareja, o darle un toque suave por la espalda cuando pasas a su lado, tocar su mano al hablarle, abrazarla para dormir y no pierdan de vista el beso de buenos días, de saludo o de despedida. Estos sencillos comportamientos contienen un componente emocional invaluable. Si son dados y recibidos con verdadera sinceridad y afecto, representan seguridad y protección y estrechan fuertemente el vínculo entre los esposos que difícilmente un tercero puede romper.
Evitar la rutina
No parece muy novedoso hablar del daño que la rutina le hace al matrimonio, sin embargo pocos se detienen con verdadero interés a evaluar lo que la rutina hace en sus vidas. Y la verdad es que prefieren instalarse en el confort de hacer lo mismo siempre. Pero detrás de esa falta de esfuerzo y pereza se va instalando el aburrimiento. Como es natural, tarde o temprano ese sentimiento buscará la forma de expresarse.
Tampoco se trata de que tu vida matrimonial sea un tobogán de diversión con actividades recreativas sin fin. Tan solo cada cierto tiempo rompe con lo normal. Prepara un domingo distinto. Sorprende con un regalo o una cena especial sin motivo etcétera. Solo intenta hacer algo diferente con tu pareja, no necesitas buscar a otra persona para sentirte renovado.
Mantener una vida sexual activa y de calidad
Este suele ser un aspecto de la vida matrimonial que tendemos a descuidar, la misma rutina mata un poco la pasión. El estrés del trabajo, los problemas y las dificultades propias de la familia van restando energía a la pareja y entonces la vida sexual se va relegando al último vagón: para cuando estemos solos, para cuando no estemos cansados, para cuando ya no estemos disgustados y así entre excusas se va el deseo y de paso el amor.
Comunicarse con respeto y amor
Aunque no siempre estés de acuerdo con tu pareja, una regla inquebrantable debería ser: “siempre comunicarte con respeto”. Evita los insultos y la confrontación; practica escuchar y quedarte unos minutos en silencio, mientras organizas las ideas y tratas de comprender el mensaje que quiere transmitirte tu pareja. Quizás se haga necesario que trabajes en el control de las emociones y profundices en el tema de la empatía.
Por otra parte, nunca dejes de dirigirte afectuosamente a tu esposa o a tu esposo. Esos códigos de comunicación afectiva, que se establecen entre las parejas; es decir, expresiones verbales como: “amor” “cariño” “cielo” o expresiones físicas como: un beso en la frente o una caricia en la mejilla encierran un profundo significado y alimentan positivamente el vínculo emocional.
Para finalizar quisiera dejarlos con una reflexión: un matrimonio requiere en todo momento una dirección y esa dirección debe estar dada por el Creador. No suelten sus manos de la guía del Padre Celestial, las personas espirituales en cuyo corazón habita la presencia de Dios, no sucumben con facilidad ante tentaciones sin propósito.