4 preguntas que le debes hacer al hombre que te gusta para saber si puede ser tu futuro esposo
¡Por favor, no te cases sin que tu prometido te responda estas preguntas! Tu felicidad futura depende de las respuestas que te dé.
Emma E. Sánchez
Contraer matrimonio con la persona amada es una de las máximas bendiciones a las que puede aspirar una persona. Y pocas cosas pueden proveer de tanta felicidad y gozo duradero como formar una familia. Muchas de las grandes y buenas cosas de la vida futura están directamente ligadas a la elección de una pareja, por eso es importante poner toda la atención, inteligencia y mucha fe en esta decisión de vida.
En mi experiencia profesional, al trabajar con matrimonios y familias con problemas, al revisar y buscar el origen de sus problemáticas, he encontrado que muchas veces la pareja, durante su noviazgo, nunca habló de temas vitales y dejaron a la suerte la formación de su familia.
Que no te pase a ti, y la próxima vez que veas a tu novio o prometido, tómense un tiempo para hablar con seriedad y compromiso de los siguientes cuatro temas:
1. ¿Nuestras creencias, valores y principios son los mismos?
Muchas parejas no tocan el tema o dan por hecho que con su amor todo lo podrán hacer posible, y que ningún problema los separará; pero al nacer los hijos, educarlos y enseñarles principios religiosos o inculcarles algunos valores la relación cambia y el amor se desvanece. La diferencia de creencias es muy seria y no considerarla o pensar que no será problema porque se respetarán o dejarán que “los hijos elijan su propia religión cuando sean grandes”, son trampas que destruyen matrimonios y lastiman familias.
Hablen con claridad bajo qué tipo de pensamiento criarán a sus hijos, qué celebraciones o tradiciones seguirán y verifiquen que en verdad son afines, que no tendrán que comprometer o sacrificar sus principios por otra persona que dice amarlos y aceptarlos como son.
2. ¿Cómo vamos a administrar el dinero?
Dicen que cuando el dinero falta, el amor se escapa por la ventana y, lamentablemente, hay mucho de cierto detrás de esa sencilla frase. Muchos matrimonios fracasan por la mala administración del dinero o, peor aún, por la incapacidad de generar ingresos económicos constantes.
Si tu futuro esposo no estudió, no tiene un empleo serio, real, fijo y con ingresos más o menos constantes, no tiene un negocio serio o no es capaz de conservar un empleo por tener “muchos sueños y ambiciones personales”, ponte ¡alerta! Lo más probable es que no pueda proveer para ti o tus hijos y que esas obligaciones, inclusive sostenerlo a él, recaigan totalmente en ti. ¿Te vas a animar a casarte con él?
3. ¿Qué tipo de familia vamos a formar?
Con hijos, sin hijos, con muchos o pocos, lejos o cerca de los padres, los suegros o en otro país… Van a estudiar, trabajar, las dos cosas, y ¡tantas y tantas cosas más! Sí, es cierto, es imposible responder a todas las preguntas y mucho menos saber lo que nos deparará la vida, pero hay respuestas a nuestras preguntas que nos permiten saber más a fondo cómo es la persona con quien estamos considerando unir nuestras vidas. Si yo sueño con una familia llena de niños y mascotas, y mi prometido sueña con viajar y no padecer económicamente, tal vez no es una buena idea casarnos sin hablar antes lo que pensamos y deseamos.
4. ¿Hay algo de tu vida que yo deba saber, y que aún no me has contado?
Siempre es muy triste para mí ver a una joven madre o esposa sentirse engañada, decepcionada o desilusionada por la persona con la que se casó. No se trata de infidelidades ni asuntos de ese tipo, se trata de enterarse de cosas que se ocultaron y que no se dijeron con sinceridad y honradez antes del matrimonio y que, una vez que están casados, se confiesan o son tan serias que sus consecuencias desastrosas alcanzan a la joven pareja.
Por más triste o difícil que sea confesarlo al ser amado es mejor decirlo y darle la oportunidad de que nos ame como somos completa y totalmente, a “obligarlo” a permanecer con nosotros al robarle su oportunidad de decidir. Esto sólo crea resentimientos.
Unirse al ser amado es de lo mejor en la existencia porque es pleno y total, porque no hay nada que esconder, porque coincidimos en lo fundamental y porque estamos dispuestos a todo para el éxito de nuestra relación. Después de eso, lo sabemos, la felicidad está a la vuelta de la esquina.