4 razones por los que surge la indiferencia en pareja
Adriana Acosta Bujan
Sentada en el sofá de su habitación que estaba en el rincón de un gran ventanal, con una luz tenue que indicaba el atardecer, ella se encontraba bebiendo una copa de vino tino, cuando de repente comenzó a llorar con gran desilusión. Apenas si podía abrir sus ojos llenos de lágrimas para observar la fotografía de su boda que sostenía en su mano.
Solo se escuchaba el llanto desesperado de esa mujer en aquel atardecer, como si los sonidos habituales se hubieran desaparecido por un instante. Minutos después, un golpe rompió el silencio, como si se estuviera estrellando un cristal sobre el piso, y junto con ese sonido se percibía una voz quebrantada que decía “Te di toda mi vida y así me pagas”, “Qué fue lo que nos pasó, si realmente nos amábamos tanto”.
La mujer se quedó llorando toda la noche hasta que el cansancio y la tristeza la dejaron dormir. Al siguiente día solo se observaron un par de maletas afuera de la puerta de su casa y una nota que decía “Tu indiferencia terminó nuestra relación”.
Más tarde llegó su esposo, tomó las maletas y abrió la nota; poco a poco sus ojos se llenaron de lágrimas. En instantes sacó las llaves que tenía en la bolsa de su pantalón, abrió la puerta de su casa y gritó con gran intensidad “Te amo, te amo, te amo”.
Heridas de amor
Salió la mujer a recibir a su esposo y lo invitó a sentarse en la sala para poder conversar, así podían arreglar las cosas teniendo la esperanza de salvar su matrimonio. “Hace mucho tiempo que no platicamos, puesto que no te interesó qué es lo que sentía o qué pensaba, nunca me preguntaste qué pasaba por mi mente” , dijo ella.
Su esposo la abrazó y le dijo con dulzura: “Siempre creí que tú estabas bien y feliz a mi lado, ¿qué nos pasó?” “La indiferencia entre nosotros mató el amor”, agregó ella. “Entonces explícame qué fue lo que hicimos mal”, dijo su esposo, con gran desesperación.
1 Dejé de estar en tus planes
La manera en cómo hablabas conmigo cuando compartías tus metas que planeabas realizar, así como la forma en cómo te expresabas constantemente con una palabra egoísta “Mi casa, mi sueño, mi libertad”, eso me llevó a pensar que dejé de estar en tus planes y en tu futuro.
La palabra “nosotros” la olvidaste y enterraste, nunca más la volví a escuchar. Tus metas fueron tomando otro camino, un camino distinto al mío, nunca me preguntaste qué sueños podíamos alcanzar juntos, qué opinaba o qué pensaba sobre cualquier plan que tenías.
Pero sería injusta al echarte toda la culpa. También es mía porque no me atreví a decirte que no estaba de acuerdo con muchos de tus planes y en la forma en cómo los ibas a lograr, ya que no quería interferir en tus ilusiones y anhelos.
Acepto que fue un error no decirte lo que sentía y nunca más volver a compartir contigo mis sueños.
2 Detalles enterrados
Tal vez por ser tu esposa llegaste a creer que el amor que sentía por ti era seguro, inquebrantable y estable; en cierta manera fue así por mucho tiempo. Pero se te olvidó que el amor se debe regar como una planta, que se debe nutrir con detalles, con demostraciones de afecto, con palabras o frases motivadoras, con caricias y romanticismo.
No existió una felicitación o celebración cuando cumplíamos años de casados, muchos años olvidaste la fecha de mi cumpleaños. Incluso en épocas decembrinas nunca recibí un obsequio o una carta o algo que me llenara de ilusión y amor.
Tus mensajes de texto fueron escasos, las flores desaparecieron, los chocolates, las cenas románticas, las risas, las develadas; todo desapareció. Creo que vivimos por mucho tiempo como dos amigos más que como dos amantes enamorados.
3 Estrés al tope
Sé muy bien que nunca dejaste de cumplir con tus responsabilidades, que hacías todo lo posible por mi bienestar y el de tus hijos. Sin embargo, en ocasiones no era suficiente el esfuerzo que intentabas hacer, ya que pasaste en segundo plano la vida familiar convirtiendo en tu prioridad el trabajo.
Hubo momentos que me encontraba estresada, con mucha carga de obligaciones por cumplir; el trabajo del hogar también es agotador, la crianza de los hijos no solo es responsabilidad de uno sino de ambos padres. Incluso, creo que dediqué gran parte de nuestros años de matrimonio haciendo cosas solo para agradarte sin que te dieras cuenta, ¡Me cansé!
4 El silencio más incómodo
Nuestras charlas dejaron de existir, ya no había comunicación entre nosotros o por lo menos eso creía. Muchos días pasamos juntos sin decir nada, como si el silencio se hubiera interpuesto entre nosotros; no había nada que compartir, nada que comunicar, ni un ¿cómo te fue?, ¿qué hiciste durante el día?. Así que la convivencia en nuestra relación se volvió monótona y sin motivación alguna.
Incluso, en la intimidad dejamos de expresar nuestros sentimientos, callando poco a poco nuestras fantasías; muchas veces llegué a sentirme devastada y utilizada como mujer. Sin embargo, a pesar del dolor y la frustración que siento en el corazón, te amo.
Luego de que ella terminó de expresar y compartir sus sentimientos, él la tomó del brazo y le pidió una nueva oportunidad para comenzar su relación. Dijo que se lamentaba mucho por lo sucedido, que él nunca se dio cuenta que con sus acciones estaba lastimando a la persona que más amaba en este mundo.
Así que con un perdón sincero, un acuerdo y un gran amor, los dos decidieron darse otra nueva oportunidad para continuar con su relación. Decidieron que iban a cambiar, que iban a comunicarse, que iban a compartir metas y sueños juntos, y que siempre estarían el uno para el otro en todo momento.
¡El amor verdadero nunca se acaba, solo debe cuidarse todos los días! Ese fue su lema que mantuvieron por muchos años más en su relación. Ahora, esta pareja es feliz comprendió que la indiferencia puede ser una razón para destruir todo, pero que el amor es mucho más poderoso que cualquier cosa.