4 tipos de envejecimiento y cómo ralentizar el proceso
Envejecer no solo es cuestión de edad, sino de estilo de vida y genética. Descubre cómo poder atrasar el proceso para seguir sintiéndote saludable.
Adriana Acosta Bujan
Sin temor a equivocarme, todos quisiéramos permanecer jóvenes, sin que se refleje el paso de los años en nuestro cuerpo. Quisiéramos volver a sentir esa vitalidad y energía que nos envolvía, simplemente para que una desvelada no nos cayera tan pesado o para atrevernos a realizar ciertas actividades que ya nos da miedo hacer.
Pero esto solo puede ser una utopía o una historia de ciencia ficción, pues la realidad es que envejecer es parte del ciclo de la vida.
En este proceso hay personas se les nota mucho más los efectos del envejecimiento que a otras y no solo es cuestión de edad, sino de genética (moléculas y células) y el estilo de vida que lleven.
En un artículo publicado en la revista Nature, realizado por la Universidad de Stanford, se explica con detalle la forma en la cual envejece nuestro cuerpo; cada manera está marcada por un ageotipo, es decir, patrones moleculares que determinan el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad y el estilo de vida.
Según las investigaciones, la edad promedio en la cual comenzamos a envejecer es a partir de los 30 años. En esta etapa del desarrollo se puede identificar algunas señales como por el ejemplo: el metabolismo se vuelve más lento, hay cambios hormonales y la sangre suele transportar menos cantidad de proteínas, por lo que algunas personas suelen sentirse cansadas y sin energía, sin haber hecho un gran esfuerzo.
Es importante aclarar que el proceso del envejecimiento no es irreversible, pero sí lo podemos relentizar una vez conociendo los ageotipos y enfermedades relacionadas, porque podemos implementar estrategias para mejorar nuestra salud física y mental.
Tipos de envejecimiento
Una vez explicado el proceso molecular, vamos a ver los cuatro tipos de envejecimiento y cómo lograr hacerlos más lentos.
1. Sistema inmunológico
El sistema inmunológico es la defensa que posee nuestro cuerpo frente a la invasión de sustancias extrañas o peligrosas, como las bacterias, virus, hongos y demás. Este sistema cambia a lo largo de la vida por un desencadenante molecular.
Por eso hay personas que desde muy jóvenes comienzan a tener resfriados, infecciones, agotamiento, sensación de debilidad, inflamaciones y alteraciones hormonales, porque tienen un sistema débil.
Cuando envejecemos, el sistema inmunológico pierde la capacidad de distinguir los antígenos extraños, por lo que tardará en responder a la intrusión de estos; por ello es que se aumenta el riesgo de contraer infecciones.
Sin duda, es importante considerar tener un buen sistema de vacunación para reforzar nuestras defensas, dejar de fumar, hacer ejercicio, tener una alimentación saludable y no consumir alcohol; así evitaremos enfermarnos y atrasar el proceso del envejecimiento.
2. Metabólico
Durante el envejecimiento se presenta una desaceleración del metabolismo, es decir, se produce una especie de cambios en la regulación de la energía, lo que contribuye a la pérdida de peso o al aumento, estos cambios de la ingesta calórica están relacionados con el deterioro de la salud.
Hoy en día, la ganancia o la disminución de peso en las personas jóvenes es muy notable, y eso se debe a las alteraciones psicológicas, por lo que son más propensas a sufrir anorexia, bulimia, ansiedad o depresión. Estas alteraciones psicológicas acelerarán el proceso del envejecimiento.
Lo bueno es que esta alteración del metabolismo puede ser controlada mediante el mantenimiento de un estilo de vida activo y una buena alimentación, para que las células funcionen correctamente y así regularizar la energía en nuestro cuerpo.
3. Nefrítico
Los cambios de la función renal durante el envejecimiento se encuentran entre los más impactantes dentro de nuestro sistema. La masa renal con la que nacemos es de 50 gramos y se incrementa hasta los 400 gramos a los 40 años, después disminuye notablemente.
El envejecimiento se acompaña por la declinación de las funciones fisiológicas, liderada por cambios estructurales y funcionales de las paredes arteriales, por lo que a nivel renal ocasionará problemas cardiovasculares, asociados por el poco o deficiente consumo de agua y electrolitos.
En pocas palabras, beber abundante agua, evitar comer alimentos con mucha sal o precocidos, mediará el correcto funcionamiento de los riñones y por ende será la clave para hacer lento el proceso del envejecimiento.
4. Hepático
A medida que envejecemos el hígado va produciendo una serie de cambios estructurales y microscópicos, es decir, la capacidad del hígado para metabolizar muchas sustancias disminuye, por consiguiente algunos fármacos pueden ocasionar reacciones secundarias.
Para atrasar el proceso del envejecimiento y cuidar nuestro hígado será preciso cambiar de estilo de vida, con una buena alimentación y haciendo ejercicios por lo menos 30 minutos al día.
Recuerda que el proceso del envejecimiento no se puede parar en su totalidad, pues es algo natural, sin embargo, cuidando nuestra salud podremos atrasar el proceso y así evitar enfermarnos.