Manipulación afectiva, la otra cara del maltrato

El maltrato tiene muchos matices y uno de esos es la manipulación afectiva. Reconócela y evita que sea parte de tu vida.

Erika Otero Romero

Recuerdo que cuando era niña creía que las cosas malas le pasaban a solo a algunas personas. Bueno, eso piensan todos los niños, pero siendo adolescente comprendí que la violencia no discrimina género, raza, condición socio-económica, cultura, ni idioma. Además supe que tiene múltiples caras. Es posible que lo más difícil fue que lo aprendí por mi propia experiencia. Sin embargo, pese a lo desagradable que pueda resultar el asunto, te aseguro que todo en la vida se supera: incluso las peores situaciones.

Como dije arriba, la violencia tiene muchas caras: no es solo golpes e insultos, sino que puede tomar la forma de la manipulación afectiva, la cual implica amenazas, indirectas (que son actitudes pasivo-agresivas), o el que tu pareja te aleje de tu familia, te obligue a hacer cosas que no deseas, por ejemplo. De todas las anteriores formas de agresión voy a hablar de algo que muchas mujeres padecen en silencio, la manipulación afectiva.

¿Qué es la manipulación afectiva?

En palabras coloquiales, muchas veces se le llama chantaje emocional. Consiste en lograr que las personas hagan lo que tú quieres. Una persona puede ser fácilmente manipulable si es insegura e incapaz de poner límites. Pese a eso, la manipulación es un defecto humano y reconocerlo —como sucede con cualquier otro error— es el primer paso para sanar una relación. Estoy segura que has escuchado frases como las que citaré a continuación:

  • Después de un empujón: “¿ves lo que me has obligado a hacer?”

  • ¡Tú me haces hacer esto! ¡Y es justo lo que sé que no debo hacer!

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  • Tú me provocas a que me salga de mis casillas…

  • Si te vas, te mato

  • Si me dejas, me mato.

Entre tantas otras.

Las anteriores frases son testimonios de algunas mujeres víctimas de hombres que quisieron, en su momento hacerlas sentir culpables de sus acciones. Debo confesar que la primera es mi propio testimonio, así que sé de qué estoy hablando. Además de eso, sé cómo salir de esa situación y lo expondré a continuación.

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1. Pon límites en tu relación

Un hombre manipulador es violento aunque no te insulte y, aunque no te golpee, te está mancillando. Tú debes poner un límite, y para ello debes llenarte de valor. Sé que puede ser una situación donde te falte la valentía pero descubrirás que tan pronto como lo hagas la primera vez, oponerte a que te dañen será más fácil las siguientes veces. Él tiene el poder que tú le des. Si tú dejas que te empuje una vez, lo seguirá haciendo y eso puede dar paso a situaciones de un calibre más peligroso. Por lo tanto, no se lo permitas y defiéndete. Nunca olvides que tú tienes en tus manos los recursos para hacerte respetar.

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2. Entiende que la violencia es su máscara contra la debilidad

No le tengas miedo: Las amenazas con hacerse daño o lastimarte son muestra de impotencia y posesividad. Esa actitud por lo general surge cuando amenazas con dejarlo. Es una situación peligrosa que puede salirse de control y de la que puedes salir lastimada, por eso debes tener cuidado y no caer en esa “trampa” que lo único que pretende es que no te alejes de él y mantenerte sometida a su voluntad, por eso mantente firme y no le concedas ninguno de sus caprichos.

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3. No cedas

Si le otorgas ese poder serás la única perjudicada porque conocerá la forma de someterte y “obligarte” a que hagas su voluntad y, con el paso del tiempo, será muy complejo salir de esa situación. Debes tener en cuenta que un manipulador es quien, cuando cometes un error te lo hace notar a través de sarcasmo o con indirectas, si le agregas que te hará sentir culpable por el daño que te haga, algo así como si lo merecieras, estarás atrapada en su red. Por otra parte, no olvides que siempre quiere tener todas las de ganar.

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Acepta el hecho: él nunca va a cambiar

La mejor opción es jamás conceder tantos privilegios a alguien tan inseguro de sí mismo, que crea que puede dañarte, o que suponga que tiene poder absoluto sobre ti. Ámate, respétate y aléjate de ese tipo de personas tóxicas, aunque creas que lo amas, debes saber que nadie que te obligue a hacer algo que no deseas o que te maltrata y dice que tú lo provocas, podrá amarte de manera sincera.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.