Mi papá actúa como un superhéroe

Un padre se puede convertir en el villano o el superhéroe en la historia de sus hijos.

Alejandra Rodas

Soy hija única, de segundas nupcias. Cuando nací mi papá tenía 40 años. Ello, más la experiencia de su anterior matrimonio, me beneficiaron con su sabiduría. Tengo muchas anécdotas juntos. Estas son las que marcaron mi vida por siempre:

Tiempo de calidad y cantidad

El cansancio por su arduo trabajo nunca fue impedimento para compartir tiempo conmigo. Desde temprana edad me hizo sentir que podía llegar hasta donde quisiera. Gracias a él aprendí a usar un destornillador (desarmador) y a cambiar la llanta a un automóvil, y siempre me divertí. Procuraba hacer paseos en familia con regularidad; mi lugar favorito era la playa, donde por las mañanas salíamos a recoger conchas y por las tardes, veíamos la puesta del sol mientras caminábamos hacia el muelle.

La honradez

Trabajó por muchos años para una compañía constructora estadounidense, en la que le iba bien y nos permitía llevar una vida desahogada. Debido al cambio de gobierno, esta tuvo que irse del país. Mi papá fue uno de los muchos que se quedaron sin empleo, pero no pasó mucho tiempo para conseguir otro, eso sí, con un sueldo menor comparado al anterior. Los gastos eran muchos, pero nunca nos faltó lo necesario gracias a su buena administración. Me decía: “Puedes andar con la frente en alto por la vida. Aunque no estemos rodeados de lujos, todo lo hemos logrado con nuestro esfuerzo”. A la fecha ese consejo me ha servido para fijarme en mi esposo, quien tiene la misma cualidad. Y para cimentar en nuestras hijas este valioso principio.

Nunca te canses de aprender

En su época no existían muchos centros educativos, había uno público, pero se llenaba rápido el cupo. Además, a sus padres, con una familia numerosa, les resultó imposible costear un lugar privado. Con los años y siendo un joven se esforzó mucho para salir adelante, trabajando y estudiando a la vez. Por ello no me extraña recordarlo leyendo siempre, aprendiendo inglés o lo que más disfrutaba hacer: la mecánica. Siempre tomando apuntes, investigando y poniendo en práctica sus nuevos conocimientos.

Fue él quien me alentó a aprender desde mi infancia. Con entusiasmo me narraba cuentos antes de dormir. Me guió en mis primeras andanzas en la bicicleta. Me sorprendió mucho cuando se puso patines para aprender y acompañarme a una pista, que estaba a unos kilómetros de casa. Años más tarde fue mi maestro, al conducir un automóvil. Sus consejos de ser precavida, respetuosa y cortés los aplico hasta la fecha. Gracias a ello adquirí otra manera de ser independiente. Siempre me repetía en mi juventud: “Nunca dejes de estudiar, porque el día de mañana es incierto. Si te conviertes en madre, y si por alguna razón te quedas sola, podrás sacar adelante a tus hijos”.

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El amor es una decisión

Mi mamá es una esposa buena y dedicada, solo que su carácter tiende a ser a veces difícil. Aun así, mi papá siempre ha sido paciente y considerado. Pasaron pruebas de fuego y siguen juntos. El día que me tocó vivir mi primer desafío en mi matrimonio le pregunté cómo había logrado esa estabilidad en su vida. Y me respondió: “Hay días buenos y otros no tanto. Lo principal es comprender que nadie es perfecto, así será más fácil ver lo que pesa más en la balanza. Si pesa más lo bueno, vale la pena luchar y decidir amar, porque eso es el amor verdadero”.

Honra a tus padres

Hay padres que marcan negativamente las vidas de sus hijos, pero mi papá fue excepcional. En una ocasión me comentó que la mayoría de los padres de esa época solían ser fríos y estrictos. De modo que se propuso no repetir la misma historia. Fue un hijo cariñoso hasta la edad adulta. Recuerdo cuando lo acompañaba en sus visitas semanales a casa de mi abuela, en todo momento educado y servicial. Ella se mostraba orgullosa por su forma de ser. Por su buen ejemplo ahora yo procuro repetir lo mismo. Me recordaba: “A los padres se les respeta, no importa cómo sean. Son tus padres y Dios dice que hay que honrarlos”.Lo comprendí con los años, cuando me tocó ser madre.

Sé generoso

Mi mejor amigo de la infancia a los 8 años perdió a su papá en un accidente automovilístico. Su madre, que era ama de casa, de pronto se vio ante una situación desesperante. Mi padre, sin pensarlo dos veces, veló y cuidó, en la medida de sus posibilidades, por esa familia. La mamá de mi amigo logró salir adelante y cubrir sus necesidades. Cuando salíamos de paseo, mi papá no se oponía a que llevara a mi mejor amigo con nosotros. Tanto mi padre como mi madre lo trataron como a un hijo más; eso logró que fuertes lazos se unieran entre nosotros: mi amigo, que ahora es padre, a menudo llega, con su esposa e hija, a visitar a los “abuelitos postizos”, como les llama de cariño.

Sé protagonista de tu propia historia

Por último, te dejo este conmovedor video (da click aquí). Desconozco los retos que estés enfrentando en este momento, pero de corazón te digo que el Ser que te creó desea cambiar tu situación. ¡Búscalo de corazón! Hay promesas de bendición en tu vida. Ya verás cómo logras ser un superhéroe.

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Alejandra Rodas

Alejandra Rodas, su esposo y sus 3 lindas princesas viven en Guatemala. Es freelance en diseño gráfico e ilustradora infantil.