5 consejos para no ser una suegra intrometida

El papel la mamá-suegra no es nada fácil: quieres apoyar, pero corres el peligro de convertirte en una persona no grata para tu hijo y si pareja. Este artículo te da algunos consejos de cómo estar con tu hijo sin ser catalogad

Erika Gaytán

Probablemente has escuchado algunas de estas frases, una vez que te casaste e inicias a formar tu propia familia: “Deberías poner orden en tu casa”, “No deberías dejar que tu esposa salga con sus amigas”, “Deberían venir a vivir conmigo para que no paguen renta”, “Tienes que ser más estricto con tus hijos”, “Cambia de trabajo”, “Ya no debes salir con tus amigos, ahora te debes a tu familia”. Todas ellas son frases que muchas madres amorosas dirigen a sus hijos, pero que muchas veces no se hacen con la prudencia necesaria para contribuir al bienestar del heredero.

Es cierto que los progenitores siguen siendo padres para toda la vida, aunque tu hijo decida casarse y hacer su vida aparte, siempre estarás al pendiente de las cosas que lo rodean: su matrimonio, hijos, trabajo y casa, lo cual de alguna forma te hace sentir más tranquila. Sin embargo, en muchos casos no solo te conformas con estar enterada de estas cosas, sino que te involucras por la simple y sencilla razón de que es tu hijo.

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Es entonces cuando pasas de ser la madre del esposo, a convertirte en la suegra que se involucra en temas que no pertenecen a su propia vida, es decir, una metiche. Aconsejar o el estar al pendiente de tu hijo no está mal, sino la forma en la que decides hacerlo. Si quieres acercarte a él sin incomodar a nadie, revisa los siguientes consejos que espero te sean útiles.

1. Escucha cuando sea necesario

Si tu hijo te platica sus preocupaciones, limítate a escucharlo sin decirle qué es lo que debe hacer al respecto. Tal vez solamente quiere desahogar sus problemas y aligerar su carga, no necesariamente busca escuchar algún consejo.

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2. Cuidado con lo que aconsejas

Resulta muy fácil sugerir qué hacer, pero es algo muy delicado ya si no lo haces de manera correcta, puedes crear un problema mayor y quedar mal ante los ojos de todos. Por ello no tomes partido por nadie y piensa bien lo que vayas a decir.

3. No lo presiones

Si tu hijo es de los que no les gusta preocupar a nadie con sus problemas, pero tu sexto sentido te dice que algo lo angustia; no lo obligues a que te cuente. Mejor recuérdale lo importante que es para ti y bríndale tu apoyo incondicional.

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4. No juzgues

Si se te ocurre criticar o descalificar alguna actitud o decisión a tu nuera, al final puede ser usado en tu contra o maximizar el conflicto. Algunas parejas, ya pasado el problema, suelen contarle todo a su esposa y tú terminarás quedando muy mal.

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5. No brindes soluciones

Optar por una solución a determinado problema, solo le corresponde a tu hijo, pero en lo que sí puedes ayudarle es compartiendo alguna experiencia parecida, buscar información al respecto, hacerle ver los pros y contras, y ofreciéndole opciones (con las que coincidas o no). Ofrécele un panorama más amplio de las posibles soluciones y respeta lo que él decida.

Aunque tus intenciones sean las mejores, debes tener cuidado en tus palabras y actitudes. Recuerda que tu papel ya no es indicarle qué o cómo hacer las cosas. Ahora te toca guiarlo para que él resuelva sus propios problemas. No temas a los errores que pueda cometer, mejor acompáñalo respetuosamente en su camino.

Finalmente, un artículo que no puedes dejar de leer es este: No permitas que tu hijo se case sin hablar de estos detalles

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Erika Gaytán

Oriunda de la tierra del taco, el mariachi y el folklore. Periodista de profesión y corazón. Por muchos años he tenido la fortuna de colaborar como docente en la educación de niños, adolescentes y jóvenes. La música, la enseñanza, la investigación, lectura y escritura son mis grandes aficiones.