Mi hijo recibió demasiados juguetes. ¿Eso es bueno?

Los niños son los protagonistas de las fiestas de fin de año y a todos nos gusta agasajarlos. Sin embargo, el exceso de presentes puede ser nocivo para su desarrollo. ¿Te gustaría saber por qué?

Emma E. Sánchez

Considero que una de las cosas que más satisfacciones nos deja la Navidad y el año nuevo, es ver y experimentar la alegría que se siente al dar a alguien algo que le haga feliz. Dar es un maravilloso placer y dar a los que amamos, especialmente a nuestra familia, nos hace sentir tanto o más felices que quien recibe.

Dar a los niños es especialmente significativo: ver la sorpresa en su carita al abrir los regalos que dejaron en casa los Reyes magos o San Nicolás, es inigualable. Los problemas vienen una vez que la emoción de las fiestas ha pasado. De repente, hay juguetes por doquier, piezas perdidas, pleitos entre los niños, frustración entre los padres pues, juguetes que costaron carísimos o que, inclusive, ni se han terminado de pagar, ya están rotos o descompuestos.

El problema más serio —entre todos los anteriores— tiene que con que el niño menor de diez años tiene demasiados juguetes, pues se favorece el desarrollo de conductas, hábitos y antivalores nada recomendados en la etapa de formación de un ser humano. ¿Cómo saber si mi hijo tiene demasiados juguetes?

1. Cuando hay juguetes por toda la casa

Si al caminar por la casa invariablemente te topas con juguetes, esta es una primera llamada de atención porque están sucediendo tres cosas: carencia de orden, de disciplina en el hogar y, la tercera, tu hijo tiene más juguetes que los que es capaz de manejar.

2. Cuando hay peleas entre hermanos

Si eres mayor de 35 años responde: cuando eras pequeño, ¿tus padres compraban una bicicleta para cada hijo?, ¿una televisión para cada niño? ¿Había muchos baños en casa? Lo más seguro es que respondas que no. En esos tiempos las familias tenían más hijos y los niños debían esperar turnos para la bicicleta, para el baño y se negociaba para ver los programas de televisión. El error actual de los padres menores de treinta es comprar juguetes para cada niño, “para que no se peleen”, en lugar de enseñar a compartir, esperar y negociar, pues educar toma más tiempo y no estamos dispuestos a hacerlo. Aunque no lo creas, tener pocos juguetes genera el sentimiento de compartirlos, ¿interesante verdad?

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3. Cuando hay descuido o mal uso de los juguetes

Tengo una regla que me encanta y cada que puedo la cito: “Donde hay demasiado, falta algo y lo que sobra no remplaza lo que falta”. Si pudiéramos revisar a fondo cada caso en hogares donde hay demasiados juguetes, frecuentemente encontramos que los padres están divorciados y tratan de competir entre ellos a ver quién da más, calmar culpas o comprar el amor del hijo con regalos porque no están presentes con ellos. También se encuentran madres complacientes que no saben manejar un berrinche, que no pueden establecer límites y padres cansados, sin interés en educar o formar a sus hijos. Casi siempre, cuando esto sucede los niños lo perciben y el objeto pierde valor, interés y hay casos donde el pequeño destruye el juguete a propósito. Y una más: cuando los pequeños simplemente no valoran lo que se les da, es porque lo tienen todo y nada les ha costado ganárselos.

Si tú sabes que hay demasiados juguetes… ¿cómo cambiar la situación?

El exceso de estímulo apaga el deseo. Tener demasiados juguetes satura al niño, limita su deseo de experimentar y descubrir el mundo que le rodea y eso es terrible si estamos hablando del desarrollo de su inteligencia y su capacidad de relacionarse socialmente. Pero, ¿cómo cambiar esta situación?

1. Hacer un inventario

Primero lo primero: revisa qué juguetes son los preferidos por tus hijos y consérvalos. Luego pídeles a ellos que pongan en una caja aquellos que no son tan especiales para llevarlos a otros niños. No los obligues, ni hagas de esta actividad algo estresante, más bien date el tiempo de jugar y preguntarles por qué tal o cual juguete es especial y por qué otro no lo es. Habla con ellos sobre el orden y cuidado que se les deben dar a los juguetes y fija una norma de orden para que siempre estén en su lugar. Si hay juguetes dañados, ver el modo de repararlos para que puedan ser de utilidad de nuevo o para alguien más.

2. Un cambio en la mentalidad y el dar juguetes

Platica con los Reyes Magos y Santa Claus para que entre sus regalos también consideren libros, ropa, boletos a algún evento, vales de abrazos y besos. También pueden considerar como valiosos presentes proyectos de servicio, juegos de química, repostería, piedras, cuentas, materiales para manualidades y todo aquello que despierte la curiosidad, el deseo de inventar y crear sus propios juegos y juguetes.

Relee: Una casa siempre debe de tener más libros que juguetes.

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3. Estimular no es lo mismo que entretener

Y, por último, recuerda que estimular no es dar un celular, una tableta o el juguete más caro o de moda. Eso es, la mayoría de las veces, para entretenerlos y que no molesten a los adultos mientras hacen sus propias actividades. Estimular muchas veces es dejar tiempo libre para crear, descubrir e inclusive aburrirse, siendo esto último una de las principales fuentes de creación de los mejores inventos de la infancia. Te invito a darte una vuelta por la recámara de tus hijos y descubrir si falta algo o sobra demasiado.

Relee: El aprendizaje va más allá de la escuela.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.