Dale un giro a tu vida sacando el rencor y el odio de tu corazón

¿Quién no ha tenido inconvenientes con vecinos difíciles, examigos e incluso familiares? No permitas que el rencor, la rabia y el odio te enfermen, este artículo te dirá cómo y por qué.

Erika Otero Romero

¿Quién no ha tenido inconvenientes con vecinos difíciles, examigos e incluso familiares? No me equivoco si digo que muchos hemos pasado por ese tipo de experiencias, y no es raro que esas situaciones dejen sus efectos. Si supieras todo el daño que eso trae consigo, lo pensarías mejor antes de darle el poder a un tercero de que te “dañe el genio”.

Por propia experiencia sé que es muy difícil perdonar. Y es que no sólo es que el día a día, con pequeños detalles, se empeñe en recordarte el daño que te hicieron, ¡no!, además de eso te vas llenando de sentimientos negativos y malos deseos hacia quien te lastimó. Tiempo después te darás cuenta de que el rencor y todas esas emociones adversas ya han hecho su trabajo: te han envenenado el cuerpo, el alma y el ánimo.

Lee también: Los efectos curativos del perdón

La magia del paso del tiempo

Por fortuna –y vuelvo a mi propia experiencia– he descubierto que sólo es cuestión de querer y dejar pasar el tiempo para que el olvido llegue y haga su trabajo; si haces lo propio, te darás cuenta de que no volverás a recordar la ofensa y si la recuerdas, deja de ser dolorosa, y eso es algo que agradecerás mucho porque se verá beneficiada tu salud física y mental.

Consecuencias de “llenarte de rencor”

Si, así como lo acabas de leer: si permites que la rabia, el rencor y la frustración tomen las riendas de tu vida los resultados para tu salud serán por completo nefastos, y eso lo comprobarás –tarde o temprano– en la siguiente revisión médica que te hagas.

Advertisement

Por si fuera poco, el hecho de que permitas que esas emociones negativas dominen tu temperamento y que pases todo el día renegando, vas a terminar por afectar a tu relación de pareja, a tus hijos y el resto del círculo familiar.

Mi experiencia

Recién egresada de la universidad conseguí mi primer empleo formal que de haber sabido que iba a ser tan terrible, jamás lo hubiera aceptado. Mi jefe era demandante, muy colérico y terriblemente problemático. Yo lloraba cada día de la desesperación y los inmensos deseos de renunciar; sin embargo, no podía darme el lujo de dejarlo nada más porque tenía deseos de gritarle toda la rabia que había acumulado en ese tiempo, además, mi familia en ese momento dependía de lo que ganaba por ese trabajo.

Poco antes de ser despedida debido a algunos chismes, acudí a una revisión médica por motivo de unos fuertes dolores en la zona baja del abdomen y unos terribles dolores de cabeza que me provocaban náuseas y mareos. Después de una serie de exámenes me fue diagnosticado colon irritado, que, según me dijo el médico, era consecuencia del estrés; además de eso, tenía rinitis alérgica y principios de ulcera gástrica; todo eso como resultado de un empleo desagradable y un jefe temperamental.

Puedes leer también: Hazle un favor a tu familia, aprende a elaborar tus emociones negativas

Cómo evitar que los actos ofensivos de los demás te afecten

1. Piensa que, hagas lo que hagas, jamás tendrás la capacidad de complacer a todos los que te rodean

Advertisement

Y es un hecho, por eso sólo debes luchar por cumplir con tus expectativas, sin abusar de nadie y a la vez sin permitir que los demás se “aprovechen de tu nobleza”.

2. En lo posible, ignora la provocación

Siempre habrá personas que busquen la manera de provocarte, y no, no creas que porque te recomiendo no ponerte al nivel de tu rival te estoy insinuando que te humilles, lo que te digo es que conserves tu lugar. Piensa qué es más ridículo: pelear e insultar a quien te hostiga o ignorar esas ofensas quedando como una reina.

3. Sé ejemplo para tus hijos y tu familia

Ya sabes que los niños copian TODO comportamiento de sus padres, así que dales un buen ejemplo a seguir y sé el orgullo para los tuyos.

4. Cuida tu salud, nadie más lo hará por ti

Eso era algo que yo siempre dejaba en segundo lugar, pero con el tiempo me he dado cuenta de que debería ser lo primero en la lista de prioridades, ya que sin salud poco se puede hacer por sacar adelante a los tuyos y menos para disfrutar tiempo de calidad en su compañía.

5. No odies

Piensa que el perdón es un regalo que te haces a ti misma. Con lo anterior en mente, jamás te permitirás el lujo de gastar un solo segundo de tu tiempo en guardar rencor hacia los demás.

Advertisement

Es probable que si pones en práctica estos consejos tendrás una vida un poco más equilibrada y una mejor salud en todos los aspectos de la vida.

Toma un momento para compartir ...

Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.