Necesitas trabajar en equipo, para criar a los niños más sanos del mundo

Cuando trabajas en equipo junto a tu esposo con el objetivo de criar a tus hijos, estás recreando el sueño de Dios.

Marta Martínez Aguirre

Cuando Dios decidió usar la costilla de Adán para hacer a Eva, decidió darle un giro a la soledad. Cuando trabajas en equipo junto a tu esposo sobre un objetivo en la crianza de tus hijos, estás recreando el sueño de Dios. Si juntos fueron capaces de generar hijos, no entiendo por qué ambos no pueden trabajar unidos cuando hay que poner límites, enfrentar una situación difícil, o tomar una decisión crucial.

El trabajo en equipo dentro del matrimonio posibilita que se complementen: si uno de ustedes es más permisivo, el otro puede actuar con firmeza. Cuando trabajan juntos también se multiplican el gozo y la paz en el hogar. Si logran exponer cada uno sus objetivos personales y aunarlos, están poniendo las bases de la salud emocional de esos niños.

La Biblia dice que “Mejor son dos que uno, porque tienen mejor paga por su trabajo” (Eclesiastés 4:9). Cuatro ojos y cuatro manos logran mejores resultados que cada uno por separado. Quizás sea tiempo que consideres que es momento de aprender a trabajar como un equipo fusionado.

No seas autosuficiente

Cuando Dios instauró el matrimonio, tuvo en cuenta la singularidad de Eva y la de Adán, pero pudo ver que la efectividad se alcanzaba cuando ambos tenían en cuenta al otro. No le quites a tu esposo el derecho a expresar sus opiniones personales en cuestiones que afectan a ambos. Es en la complementariedad que el matrimonio crece y prospera. Busca su consejo y reconoce que en solitario la crianza de los niños se hace más pesada. Recuerda lo que dijo la Madre Teresa de Calcuta: “Yo hago lo que tú no puedes, y tú haces lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”.

Evita imponerte

Cuando se trate de llegar a un punto en común, trata de que tanto tu esposo como tú hayan podido presentar sus ideas personales. Escucha con atención, cerciorarte bien de haber comprendido sus ideas y evita obstaculizar su diálogo interrumpiendo con frases como: “Sí, pero…”, o: “No, porque…” o: “Eso no se puede, pues…”

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Anota las ideas

Cuando se trate de un punto delicado en la crianza de los niños, por ejemplo, elegir el colegio, anota las opiniones de cada uno; no dejes de lado ninguna. Registra tanto las positivas como las que crees negativas y lleguen a un consenso. No funciones como un filtro selectivo que aleja aquellas opiniones que no te interesan; respetar la opinión de tu esposo es parte del amor. Eso no significa que a la hora de argumentar no expongas tus ideas y le hagas ver por qué rechazas alguna de ellas. También considera que él hará lo mismo cuando llegue tu turno, solo el respeto mutuo enriquecerá la comunicación.

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Mantén tu palabra

No cedas para darle la razón si no estás de acuerdo, a sabiendas de que luego a solas harás lo que quieres con la crianza de los hijos. Ese es el inicio de la infidelidad. Por eso si estás convencida de un motivo, argumenta de tal manera que puedas ayudar a tu esposo a ver lo mismo que tú.

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La crianza de niños felices no se trata de ganar la batalla, sino de educar a los hijos siguiendo la decisión más acertada y construyendo con las ideas de ambos un camino único y certero. Recuerda que cuando incluyes a tu esposo en la crianza de tus hijos y trabajan como equipo, se alcanzan resultados que tanto tú como él desean: la felicidad de los hijos en común.

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Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: