Que nos pasen cosas malas, no es tan malo

Ver las pruebas de la vida como una catástrofe es lo que hace que nos sintamos víctimas en todo momento, esta actitud no sólo no ayuda, sino que perjudica. Aquí te explico por qué.

Yordy Giraldo

Si somos buenos, si actuamos con rectitud, ¿por qué la vida nos castiga? No creo que haya un solo ser humano sobre la tierra que no se haya preguntado esto alguna vez. Y es que vemos las enfermedades, los accidentes y las calamidades como sucesos diseñados para castigarnos, en vez de como lo que son: situaciones casi siempre fortuitas o resultado de nuestro actuar.

Nos hemos creído tanto los finales felices de los cuentos de hadas, que todo aquello que no llegue con facilidad a nuestra vida, que no corresponda a nuestros deseos o que represente dificultad y tristeza lo vemos como si el destino lo hubiera diseñado únicamente para perjudicarnos.

No aceptamos nuestra responsabilidad en los eventos, mucho menos reconocemos lo inherente que éstos son a la vida misma y, sin embargo, lo cierto es que este tipo de situaciones, lejos de ser una jugarreta del destino, constituyen lecciones que las más de las veces sirven para enriquecer nuestra existencia, pero sobre todo nuestro carácter.

Ver las pruebas de la vida como una catástrofe es lo que hace que nos sintamos víctimas en todo momento de lo que nos pasa; esta actitud no sólo no ayuda, sino que perjudica, pues enfrentamos el problema como si no debiera ser nuestro problema y en vez de buscar solucionarlo, lo sufrimos.

Te invito a reconocer que, independientemente del esfuerzo, las lágrimas y el tiempo invertido en enfrentar todas esas y otras pruebas que la vida pone e impone, existe también un lado positivo de esa parte negativa que vivir ofrece.

Advertisement

Relee: ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta manera?

Las positivo de las experiencias negativas

1. Aprendemos a ser resolutivos

A nadie nos gusta aprender a la mala, pero lo cierto es que es un método verdaderamente efectivo. Lo lógico ante un problema es buscar su solución, y nunca mejor aprendido que cuando la vida nos obliga.

2. Nos hace fuertes

Cuando nuestro mundo se ve sacudido aprendemos a poner bien los pies sobre la tierra para que, en lo sucesivo, no cualquier viento nos tumbe. Aprender a resistir sólo es posible cuando somos puestos a prueba.

3. Nos enseña a lidiar con la frustración

A fuerza de que las cosas no salgan como quisiéramos, aprendemos a aceptar que existen situaciones que escapan de nuestras manos. Esto ayuda a que lejos de ofuscarnos, lo aceptemos con naturalidad.

Relee: 4 maneras de ayudar a su hijo a ser feliz.

Advertisement

4. Aprovechamos de mejor manera las oportunidades

Ser consciente de que las cosas pueden cambiar de un momento a otro tiene el efecto de que veamos las oportunidades como tales: eventos especiales que debemos aprovechar sin ningún tipo de duda.

5. Nos hace realistas

Una persona realista no huye de la realidad, basa sus expectativas en hechos concretos, siempre cuenta con alternativas y procura ser equilibrado porque tiene la capacidad de ver uno y otro lado de la moneda.

6. Aprendemos a ser agradecidos

Saber lo vulnerable que somos también nos convierte en personas más sensibles y agradecidas con el presente. Y esta es una lección aprendida con creces en todas las personas que han atravesado momentos difíciles.

Relee: ¿Qué tipo de vida anhelas?

En un texto titulado “La piedra”, se habla de que el distraído tropieza con ella, el violento la usa para lastimar, el campesino se sienta en ella, el niño juega, el emprendedor construye y David la usó para derrotar a Goliat; la moraleja es que la piedra es una, pero la diferencia la hacemos nosotros. Y lo mismo sucede con la vida y sus enseñanzas.

Advertisement
Toma un momento para compartir ...

Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.