5 razones por las que tu esposo no puede tener una amante

Conoce estas cinco maneras de asegurar que tu esposo no pueda tener una amante. ¡Te sorprenderán!

Emma E. Sánchez

Todos los matrimonios enfrentan dificultades, desafíos y grandes pruebas. A veces se trata de saber llevar a hijos rebeldes, de sobreponerse a enfermedades peligrosas o mortales, de resolver problemas económicos o de infidelidades. Nunca se podrá decir cuál es peor o más difícil de sobrellevar, porque lo que para una pareja puede ser fácil de superar para otras puede significar el término de todo.

Por desgracia, la infidelidad cada día se presenta con más frecuencia, y sus afectaciones trascienden y lastiman a quienes más amamos. Como mujeres y esposas tenemos la posbilidad de hacer muchas cosas buenas en favor de nuestra pareja y de nuestro matrimonio, pero debe de quedar muy claro que así hagamos nuestro mejor esfuerzo, si nuestra pareja decide ser infiel, es una cuestión que sale de nuestro control.

Entre las cosas buenas o “candados” que podemos poner en nuestra relación a fin de protegernos como pareja es tener control sobre estas cinco medidas, que si las tienen presentes y vigiladas llegarán a ser cinco razones por las cuales tu esposo no podrá tener una amante:

1. No hay dinero que alcance

Para tener una amante se necesita dinero. Por consiguiente, tus finanzas familiares siempre deberán ser claras para todos los miembros de la familia, o por lo menos para la pareja. Tener un conocimiento claro de cuánto se gana y cómo se gasta evitará “fugas” de dinero inexplicables o la aparición de gastos extraños que rápidamente puedan ser detectados.

No sólo tu administración familiar mejorará, también pondrá un candado a su relación que los mantendrá a salvo a los dos.

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2. Se requiere de mucho tiempo libre

Tener organizado nuestro tiempo no sólo nos vuelve más eficientes, también nos permite mantener segura a la familia. Saber dónde están los miembros de la familia a lo largo del día, aunque no lo creas, puede mantenernos libres de secuestros y otros problemas. Es un buen hábito que hijos y pareja se reporten de forma constante y que sepamos dónde podemos localizarlos en el caso de una emergencia.

“Mente ociosa, oficina del diablo”.

3. De no tener compromisos familiares

Cuando nuestro esposo no tiene asignaciones, compromisos o actividades en casa y con la familia, carece de vínculos fuertes que le impidan poner su atención en otra mujer.

Detalles como salir acompañado de un hijo a las compras o acompañar a los hijos a sus actividades nos encamina a fortalecer nuestras relaciones y a evitar que terceros se entrometan. Si acostumbras hacer todo sola, ir a fiestas o evitas pasar tiempo en compañía, estarás fomentando que él encuentre compañía con otra persona. Inclúyelo en las actividades familiares y dale asignaciones que le permitan integrarse y comprometerse con quienes lo aman.

4. Dedicar demasiado tiempo o recursos al mejoramiento físico…

…en perjuicio de las prioridades. No me malentiendas: cuidar nuestra salud y presentación personal siempre será importante, pero hay una ligera línea que si se revesa nos perdemos fácilmente. El ego nos gana y sus consecuencias son catastróficas.

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Lo común es, y no por ello lo correcto, que la pareja se descuide físicamente porque se sacrifican por la mejora de la casa, cosas para los niños, etcétera. Lograr un equilibrio entre el sacrificio y el bienestar sería ideal, por lo tanto, cuidar nuestros límites nos protegerá, aunque no lo creas, de ser infieles.

5. No tener un proyecto en común como pareja

Lo más triste de una infidelidad es ver atrás y detectar que hubo cosas que se pudieron evitar en su momento y una de ellas es justamente: fortalecer a la pareja. Cuando trabajamos juntos o tenemos una meta en común grabamos sobre nuestra conciencia la responsabilidad y el compromiso que tenemos, de tal manera que nos hace fuertes para decir no a la seducción de una aventura.

El matrimonio y la familia valen todo el esfuerzo y los sacrificios, vale la pena trabajar en nuestro autocontrol y dominio propios, y si a eso le aunamos el poder del amor familiar, la tarea será mucho más fácil y placentera.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.