¡Vamos a organizar el cuarto del bebé!

Una habitación no solo es un lugar para dormir. ¡Es todo un mundo nuevo para descubrir!

Emma E. Sánchez

Hace muchos años, las recámaras creadas para los bebes eran habitaciones recargadas de adornos, ropa de cama primorosa, velos y cientos de juguetes o motivos infantiles. Una gran cuna o moisés eran el centro de la habitación donde también se podía observar una mecedora para mamá, un mueble alto para cambiar el pañal y un corralito para el pequeño. Todo diseñado para la comodidad de los padres o cuidadores pero nunca pensado para el beneficio y desarrollo del pequeño.

Hoy en día las habitaciones infantiles han cambiado drásticamente debido a la visión de los pedagogos, psicólogos y expertos en desarrollo infantil. Éstos coinciden en que este entorno físico es una herramienta muy importante para favorecer el desarrollo físico y cognoscitivo del niño cuando contiene los siguientes elementos:

1. Es un espacio limpio con buena iluminación

Se recomienda que la habitación del pequeño tenga colores claros en paredes y cortinas, la ropa de cama puede ser de colores sólidos y sin muchos diseños; debe estar bien ventilada y ser fresca. Evita las caricaturas o ilustraciones fantasiosas, coloca imágenes de buen gusto, grandes, hermosas y que sean de imágenes reales. Como fotografías, por ejemplo. Usar color rosa para las niñas y azul para los varones ya no es del todo recomendable.

2. No hay cuna ni corral

El uso de la cama, el corral y hasta la carriola pueden llegar a limitar el desarrollo psicomotriz del niño, por lo que se recomienda que pongas el colchón o camita del niño al nivel del piso. Así cuando comience a moverse no tendrá limitantes y se acabarán las caídas; el gateo se da de manera natural. Coloca un espejo de tamaño mediano donde el niño pueda observarse a sí mismo.

3. Es segura

Como el pequeño va a experimentar la libertad al no tener barrotes o estar en alto, la habitación debe ser muy segura, los muebles deberán ser mínimos, pequeños, sin esquinas. Los juguetes deben de estar a mano y conforme crecen y se ponen de pie, a la altura de su vista. Los contactos eléctricos deberán estar con cubiertas o detrás de los muebles.

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Lava los juguetes con frecuencia, trapea el piso una vez al día y después de andar por el piso lava sus manos y piecitos (se recomienda que el niño ande descalzo y, según el clima, con la menor ropa posible para favorecer el movimiento y desarrollar defensas).

4. Es a su medida, no a la de los adultos

Cuando acomodes la habitación ponte en lugar del bebé y desde su visión haz el acomodo y organización de todo su ambiente. ¿Sabías que hasta el siglo XIX las escuelas tuvieron sillas pequeñas para los niños? Pocas veces pensamos en el desarrollo del niño y pensamos más bien en nuestra propia comodidad.

5. Favorece el movimiento

Entre menos cosas en el cuarto, el niño tendrá más espacio para moverse. Coloca canastas o cajas sencillas donde se guarden cobijas, juguetes y que el niño pueda jalar, arrastrar, vaciar y llenar. Éstos son ejercicios muy importantes pues fortalecen huesos, músculos y mantendrán al niño ocupado en su “trabajo” y por lo tanto, en su aprendizaje. Evita los juguetes complejos, que se mueven solos, que contengan demasiadas piezas o que sean pequeños.

6. Está ordenada

Se dice que el ser humano desde su más tierna infancia debe estar expuesto a la belleza, la limpieza, el orden y el buen trato. De esta manera su mente y espíritu se desarrollarán de manera sana, estructurada y armoniosa.

Conforme animes a tu pequeño a poner sus cosas en las canastas, estarás dando orden y estructura a su mente y a su vida en general. Si acostumbras a tu pequeño a asearse a sí mismo o el lugar donde habita, poner las cosas donde corresponde, escuchar música agradable y ser tratado con respeto y afecto, jamás rebajará sus normas de vida y en la adolescencia no batallarás con suciedad, desorden, rebeldía o conductas desafiantes.

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Criar un hijo es una de las aventuras de vida que más exigirá de tus talentos, fortaleza y creatividad. Por lo tanto, ten presente siempre que estás sembrando en la tierra más fértil del mundo: la mente, el corazón y el espíritu de un niño. Así que busca las mejores semillas siempre que puedas para que a los años el fruto sea dulce y abundante.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.