El comportamiento inadecuado de los niños en lugares públicos

¿Estás educando un niño difícil? ¿Acostumbra tener problemas de conducta en lugares públicos? Si es así, este artículo es para ti.

Emma E. Sánchez

Imagina la siguiente escena: Viajas en un transporte público, hace calor, estás cansada y buscas dormir un poco. Todo parece que va muy bien hasta que en el asiento detrás de ti, se sube una mamá con su hijo de unos siete años. Por alguna razón, el niño se enoja con la mamá y comienza un berrinche increíble: llanto, gritos y luego el pequeño comienza a patear el respaldo del asiento donde tú tratas de descansar un poco. ¿Qué haces tú?, ¿qué debe hacer la mamá? ¿Cómo reacciona la gente alrededor?

Ahora estás en el cine con toda tu familia, buscando pasar un rato agradable. Todo va de maravilla pero a media función, tus hijos comienzan a pelear; no te hacen caso cuando les pides que guarden silencio y pronto están los tres discutiendo. ¿Qué se debe hacer? ¿Se inquieta la gente?, ¿te pones nerviosa?, ¿todo mundo te voltea a ver o te gritan cosas desagradables?

Nunca es fácil estar en ninguno de los dos lados: ni cuando se es parte del público molesto por la inquietud del chiquillo, y mucho menos cuando se es la madre del niño en cuestión. Así que vamos a revisar algunas sugerencias de las cosas que podemos hacer si nos encontramos en cualquiera de los dos lados:

Si eres parte del público

Ejerce tu paciencia y tolerancia

Si ya tuviste niños pequeños, entiendes lo que significa educar y disciplinar a un pequeño. Si tus hijos fueron “perfectos” y nunca tuviste problemas con ellos, evita a toda costa juzgar a los padres. Lo que a unos funciona, a otros puede ser que no. En ocasiones se critica duramente a una madre y a su hijo sin conocer las razones detrás de lo que vemos; nunca olvides que puede tratarse de un niño con alguna discapacidad que a primera vista no se note, por ejemplo. Ninguno de nosotros sabemos lo que ocurre en la vida de esas personas o cuáles son sus necesidades, por lo tanto, sé paciente, ellos tienen la peor parte de la historia.

Relee: Y tú, ¿juzgas o ayudas?

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Si conoces una solución, ofrece ayuda de buena manera

Una bella joven narró una anécdota en su discurso de graduación: su madre estaba embarazada de 8 meses y con ella de 3 años, dormida en el piso haciendo fila en un concurrido aeropuerto. Viajaban de emergencia al otro lado del país, pues su padre se había accidentado. La madre, agotada y sin poder agacharse, empujaba con el pie su maleta y a la niña conforme lentamente avanzaba la fila. La gente alrededor criticaba duramente el cómo esa madre trataba a la pequeña que comenzaba a llorar pidiendo atención. Justo cuando su madre comenzaba a derrumbarse, un hombre mayor, de pequeña estatura, se acercó y ofreció su ayuda. Cargó a la niña, le dio unas galletas, cargó la maleta y fue hasta el mostrador pidiendo apoyo especial para la mujer embarazada. Ese caballero no se separó de ellas hasta que les instalaron con comodidad en su vuelo. Muchos años más tarde, su madre reconoció en una fotografía del periódico a quien le ayudó aquella terrible noche: se trataba de Spencer W. Kimball, un afamado empresario que esa mañana de graduación acompañaba a la jovencita que discursaba. Un acto de servicio e interés puede hacer la diferencia en la vida de alguien, no lo olvides.

No entres en conflicto

Por favor, no entres en conflicto con los padres, ni intentes enseñarles a educar a sus hijos. No intentes corregirlos, indicarles cómo deben hacer su trabajo o violentarlos, te puedes llevar sorpresas muy desagradables.

Pide la ayuda o da aviso al responsable del lugar

Lo prudente —como el hombre de la historia—, es acercarte al encargado del lugar y hacerle saber la problemática. Tal vez ellos puedan ayudar a la familia sin generar mayores incomodidades entre los presentes. Ten presente que “para educar a un niño, se necesita toda la tribu”.

Si eres la madre

Respira profundo

Estás criando un hijo y eso es lo más importante. No te sientas presionada a hacer algo que vaya en contra de tu niño o en perjuicio de su educación o formación. No te angusties.

No cedas al berrinche

Hay algunos niños lo suficientemente inteligentes para probar si cederemos ante la presión que ejerce la gente sobre nosotros. No caigas en la trampa, un berrinche es un berrinche en cualquier lugar y debe atenderse como tal.

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Si el trabajo va para largo, retira al niño del lugar

Por consideración a los demás, que no tienen nada qué ver con la formación de tu niño, retira al pequeño de la sala del cine, del restaurante y ve hacia un lugar donde pueda gritar patalear y todo lo que necesite, sin molestar a nadie. Una vez que ajustaste cuentas con tu niño en privado, regresa y continúa con la velada.

No permitas el maltrato a instalaciones y a personas

Por mucho que estés buscando educar a tu hijo, bajo ninguna circunstancia debes permitirle que dañe lo que no le pertenece, porque entonces tendrá que repararlo, limpiar y hacer lo que se deba hacer. No debes sorprenderte si te cobran el daño o si te piden que te retires junto con tu pequeño. De hecho, no debes dar oportunidad a que esto suceda: si hay un daño, de ti debe salir el repararlo así como reconocer cuándo retirarte. Y jamás permitas que tu hijo moleste o lastime a otros.

Relee: 10 cosas que hacen tus hijos, que nunca debes tolerar.

A un niño se le educa en casa, se le corrige en privado y se le disciplina tanto como sea necesario. Si vas a salir algún lugar, explica con anticipación lo que sucederá y la conducta que esperas tu niño pueda tener. Dile que confías en él y ¡ten por seguro que no te decepcionará!

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.