Los desafíos de la mujer en su día

Cada año, por más de un siglo, seguimos hablando de discriminación, de machismo, de violencia de género. Seguimos buscando en las calles lo que debemos comenzar a conquistar en casa.

Yordy Giraldo

Este 8 de marzo se cumplen 105 años de la primera vez en que se celebró lo que hoy llamamos Día Internacional de la Mujer. Para llegar a tener nuestro día hemos trabajado como hombres, perseverado como mártires, luchado como fieras; hemos multiplicado nuestras fuerzas como por arte de magia, pero al mismo tiempo hemos seguido siendo fieles a nuestro género.

Sin embargo, el tema de nuestros derechos todavía no es un asunto superado. El reto más grande sigue pendiente: educar a hombres que vean en las mujeres a seres merecedores de amor, respeto, empatía, apoyo, fe y aliento. Así como hemos sido capaces de sobreponernos a las circunstancias, es necesario enseñarlos a vernos no como un mal necesario, sino como un parte importante del mundo, una parte esencial y no secundaria.

Lectura obligada: La diferencia del día de la mujer a ser mujer todos los días.

Cada año se recuerdan a esas 129 mujeres que un 8 de marzo dijeron: “¡Basta!”, y decidieron levantar su voz para conquistar sus derechos. Sin embargo, cada año, por más de un siglo, continuamos hablando de discriminación, de machismo, de violencia de género. Seguimos buscando en las calles lo que debemos comenzar a conquistar en casa. “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, dijo Albert Einstein.

Lo que las mujeres hemos estado haciendo mal

1. Criar estereotipos

No le haces un favor a tu hijo impidiendo que sepa lavar su ropa, mucho menos a tu hija si le dices que ella no nació para cambiar una llanta. Es cierto que existen roles, pero éstos no tienen por qué ser excluyentes; en todo caso, que sean complementarios y equitativos.

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2. Castigar a los varones por mostrar sus emociones

Es típico que se les pegue, castigue o reproche a los niños cuando se muestran vulnerables. Y lo hacemos basados en la idea de que esas conductas no son adecuadas, y que tenemos que educarlos para que sean “hombres”. Al hacer esto, los insensibilizamos, y luego nos quejamos.

3. Considerar el trabajo en casa como obligación femenina

Suele suceder que decimos que nuestros esposos no son machistas porque nos ayudan en la casa, sin darnos cuenta de la carga machista de la frase misma. Al expresarnos de esa manera, queda como que nos hacen el favor y no que cumplen con una responsabilidad, como de hecho debería ser, como de hecho es.

4. Autodiscriminarnos

Los niños ven en sus padres el referente que los guiará para el tipo de adultos que serán. Si por ser mujer te sientes inferior, eso es lo que estás enseñándoles. Creer que mereces menos por ser mujer, por ser pobre, por tener algún padecimiento; todas esas conductas dañan el juicio de tus hijos.

5. Vivir en el sacrificio

La actitud de renunciar a todo lo que nos pueda interesar, sentirnos culpables de tener necesidades y deseos, promueven el machismo. Considerar como “correcto” que los hombres tengan aspiraciones, pero si las tenemos nosotras, somos egoístas, siembra la idea de que es un derecho exclusivo del sexo masculino.

Soy ferviente defensora de la familia, de los valores, de las llamadas “buenas costumbres”. Pero no podemos hablar de familia, valores o buenas costumbres, si alguno de esos conceptos sirve para lastimar, excluir y fomentar la idea de que la valía tiene que ver con los órganos reproductores.

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Hemos dejado pasar un siglo y poco más luchando por, socialmente, hacer una diferencia, pero a puertas cerradas hemos seguido haciendo lo mismo. Recordemos lo que dijo Einstein. Cambiar de dentro hacia fuera es el verdadero desafío de todos los días para que de verdad haya algo que festejar.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.