10 cosas que tu esposo NUNCA te hará si realmente te ama

Primero debemos admitir que, a veces, aún cuando amamos a alguien podemos cometer errores. Sin embargo, la mayoría de estos errores ocurren luego de una de estas diez cosas que nunca harías si realmente la amas.

Mariel Reimann

Primero debemos admitir que, a veces, aun cuando amamos a alguien podemos cometer errores. Sin embargo, la mayoría de estos errores ocurren luego de una de estas diez cosas que nunca harías si realmente la amas.

Cuando de verdad amas a alguien, esa persona siempre llega a tu mente antes que tu propio placer o “felicidad”; cuando tus sentimientos por esa persona no son lo suficientemente fuertes, o las dudas están comenzando a aparecer, tú vienes primero. Los expertos señalan que hay 10 cosas que si las evitas, no sólo es una señal de que realmente la amas, sino que te llevaran a tener una relación más estable, duradera y feliz.

10 cosas que NUNCA debes hacer si a tus sentimientos por ella, le llamas amor

1. Guardar parte de la verdad o camuflarla

Los secretos (de cualquier tipo) en el matrimonio son la poción mágica para destruirlo. No importa sobre qué estés mintiendo, ni que tan pequeña sea la mentira, ni la información que no estás revelando a tu esposa. Si le estás ocultando cosas, vas por mal camino.

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Las parejas se mienten u ocultan cosas tan tontas cómo cuánto dejaron de propina en el restaurante, y sí, no tiene sentido, pero igual lo hacemos y sólo es una forma de dar el primer paso a un engaño más grande.

2. Ella te lo confió y tú lo divulgaste

Tu pareja debe ser tu mejor amiga y lo que ella te cuente debe ser cien por ciento confidencial y debe morir en tu mente. Todos hemos vivido al menos un vez en nuestras vidas lo que se siente el confiarle algo a alguien y que este lo divulgue, el daño que puede causar, a veces, puede ser irreparable. Si la amas, lo que ella te confía, debe quedar en el interior de sus corazones.

3. Perder el temperamento delante de gente y avergonzarla (esto también tiene que ver con el amor que sientes por ti mismo)

Créanme que yo sé lo que se siente ofuscarse y tener que luchar con uno mismo para no reaccionar en el mismo instante sin importarte quien esté y en dónde estés. Pero cuando se trata de la persona que amas, NUNCA, debes reaccionar irracionalmente y faltarle el respeto. Si la amas y te amas a ti mismo, debes controlar tu ira o bronca; cuando avergüenzas a la persona que amas o le faltas de respeto, también te lo estás faltando a ti mismo (todos recordamos a ese amigo o familiar que avergonzó a su esposa en esa fiesta).

4. Dejar de ocuparte de ella

Una de las grandes razones por las que los seres humanos disfrutamos de estar en pareja y por la que nos casamos (aparte de la necesidad de procrear), es para proteger y cuidar de alguien más que no sea a nosotros mismos. Proteger, preocuparte y cuidar a tu esposa son señales de estar enamorado de ella; lo contrario, es la indicación de qué realmente no la amas.

5. Convertir las caricias en una recompensa porque ella ‘hizo algo por ti’

La intimidad y el afecto físico en una pareja deben ser dadas gratuitamente, simplemente, porque forma parte del amor que hay entre los dos. Si no sientes el deseo de estar con ella o de darle un abrazo o un beso sin que ella te lo pida, no es más que una señal de que tus sentimientos por ella no son amor.

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6. Faltarle el respeto a su familia

Por más mal que te caiga su familia o por más daño que tú creas que ellos le hacen a tu esposa, nunca les debes faltar el respeto. Ellos siempre serán su familia, ella no se puede divorciarse de ellos, pero sí de ti. Como esposo debes protegerla, pero eso no significa que puedes faltarle el respeto a los miembros de su familia. Es más o menos como la frase que decía mi abuela: “Haz lo que yo digo más no lo que yo hago”, si ella desea faltarle el respeto a su propia familia, es su elección porque es su familia, pero si la amas, nunca debes cruzar esa línea.

7. Convertir sus logros y sus vidas en una competencia

Por ahí dicen que competir es sano, y creo que lo es, pero en el lugar, momento y con la persona apropiada. Las competencias en el matrimonio son un rotundo NO. Si la amas la motivarás a superarse a sí misma, a tomar nuevos desafíos y tú estarás allí para alentarla a que llegue a la meta. Si no la amas, sus logros te molestarán, si ella gana más que tú, te avergonzará. Cuando estás en una relación, los logros de ambos, suman puntos para el mismo equipo y no importa quién los acumuló.

8. La dejas que lleve toda la carga

El matrimonio no es 50 y 50, el matrimonio es 100 y 100. Ella no está encargada de todo o de la mitad, los dos están encargados de que su “empresa matrimonial” funcione. Si ella no puede hacer algo que estaba a cargo de ella, allí estás tú para solucionarlo, para saltar en su posición y aliviarla. Si la amas, las cargas siempre serán de los dos, si no, tú jugarás tu propio juego.

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9. Te colocas en situaciones en las que sabes que pueden terminar mal

Si han leído alguno de mis otros artículos, entonces están familiarizados con la frase que mi abuela usaba acerca de que “nunca hay que tentar a la tentación”. El hecho de casarse con alguien no quiere decir que como por arte de magia cancelamos nuestra tendencia a admirar algo que es lindo, lo importante es cómo lo hacemos y qué hacemos al respecto. No te pongas en situaciones en las que pases momentos a solas con compañeras de trabajo de quienes piensas que son atractivas (a ti no te gustaría enterarte de que tu esposa hace lo mismo en su trabajo). Si la amas correrás de ese tipo de situaciones lo más rápido que puedas, si no, lo que correrás serán los límites.

10. Nunca reconoces tus errores

Cuando amas a alguien, reconocer que te equivocaste en algo es una de las formas más sublimes de demostrar que la amas más que a ti mismo. Por el contrario, si tu orgullo es más grande que tu deseo de pedir perdón, sigues enamorado de tu propio ego.

Ámala como si de eso dependiera tu vida, perdónala como si tú te hubieras equivocado, olvida como si tu amor por ella solo fuera capaz de almacenar lo bueno, cuídala como si tu vida fuera la que está en peligro, acaríciala como si de tu calor dependiera su respiración, respétala como a la flor más delicada y no la arriesgues por un segundo de locura.

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Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.