¿Quieres saber por qué no le caes bien a la gente?

Si te cuesta hacer amigos o poco a poco te has ido quedando sola, este artículo puede ayudarte a encontrar las razones, cambiar lo que sea necesario y ser feliz.

Erika Otero Romero

Con seguridad, en algún momento de la vida has dicho o escuchado decir la siguiente frase: “No soy monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”; cosa que sin duda es cierta, ya que agradar a todas las personas es imposible, además de que no hay nada de malo en ello. Sin embargo, si notas que eres rechazado una y otra vez por las personas con las que pretendes tener una amistad, o que se alejan de ti quienes considerabas tus amigos, y ahora no te quedan más que un puñado de ellos, quizá sea momento de que pienses en lo que podría estar ocurriendo. Te lo planteo de la siguiente forma: o bien te estás rodeando de personas que no son honestas, o algo pasa contigo y tu forma de relacionarte con los otros.

Déjame compartir contigo algunas reflexiones que quizá te ayuden a comprender lo que está sucediendo en tus relaciones sociales.

Cómo saber si te rodean “malas personas” o en realidad “caes mal”

Todos alguna vez en la vida nos hemos encontrado con un mal amigo, una de esas personas que solo están a tu lado porque pueden obtener algo de ti, es decir, sacar provecho de la amistad. En estos casos, mientras puedas darle al otro lo que quiera o necesite, ten la seguridad de estará contigo. Sin embargo, la situación cambia radicalmente cuando eres tú quien necesita algo, ya que en esos momentos él no existirá para ti, te negará el favor o te reprochará que le pidas ayuda. Si esto sucede, será el indicativo de que no te estás rodeado de buenas personas o amigos leales.

Ahora bien, si lo que necesitas saber es si tú eres el del problema, reflexiona sobre los siguientes aspectos y determina si acaso te conduces así en la vida

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1. Te comportas como un “sabiondo”

No hay nada más irritante que el hecho de hablar con alguien que cree sabérselas todas. Lo peor es que, cuando quienes hablan con estas personas se dan cuenta que no están en lo correcto e intentan corregirlas, su reacción es de enojo y necedad, manteniéndose en su posición aunque sepan que los demás tienen la razón.

Esta falta de humildad es la que hace que los demás no quieran estar con alguien así. Es maravilloso que sepas muchas cosas y las compartas con amor y desinterés, pero -sin duda- es de sabios aceptar cuando no se tiene la razón. No eres una enciclopedia.

2. Dejas en evidencia tus resentimientos y pensamientos negativos

¿Te ocurre que a veces durante una charla sin relevancia dejas salir tus rencores y frustraciones, colocando a tu acompañante como el depositario de tus malestares? Además de ser ésta una actitud muy egoísta, sin duda hará correr incluso al más paciente de todos los amigos. Las personas que son agradables a los demás no critican ni recriminan, y se distinguen por no dejar salir a la luz sus más negros pensamientos, emociones y sentimientos.

Es por ello que, si deseas ser agradable a los demás, no hagas de tus amigos o tu pareja una almohada de quejas, mucho menos cuando no vienen al caso con lo que están hablando.

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3. No sabes escuchar

Es un horror hablar con una persona que, aunque está de cuerpo presente, sus pensamientos y atención están en otro lugar, ¿te ha pasado?

Escuchar no es solo el acto de recibir mensajes por las orejas, sino implica ser capaz de atender y mostrar interés verdadero por los demás y por lo que te cuentan. No se supone que debas aguantar hasta las historias más inverosímiles, pero si quieres retirarte, puedes hacerlo de manera educada y sin hacer sentir mal a los demás.

4. No eres generoso

No se trata de dar todo lo que tienes para “tener un millón de amigos”, sino de mostrar verdadero interés en los demás, dar un poco más de lo que se te requiera. Ten cuidado de tampoco exagerar con la generosidad, ya que puedes llegar al punto de perderte a ti mismo, debes saber decir “no” cuando sea necesario. De igual forma, pedir con prudencia puede hacer de ti alguien más agradable, ya que hace que los demás se sientan útiles, pero no utilizados.

Es importante que comprendas que tener muchos o pocos amigos, así como estar o no en pareja, son situaciones que no te hacen mejor o peor persona. Solamente es cuestión de que observes con quién te relacionas, que analices quién eres y cambies lo que sea necesario por tu bienestar y felicidad. A veces las personas se alejan de ti porque ya cumplieron su cometido en tu vida y otras veces te rechazan sin darse la oportunidad de conocerte. No te preocupes, así solo tengas un amigo, es mejor eso que mil malas amistades.

Adicional a este artículo puedes complementar tu lectura con La dulce huella de la amistad a lo largo de tu vida

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.