¿Amas más a tus hijos o a tu esposo? Tu respuesta perjudicará o salvará tu relación

¿Estás amando más a la persona correcta? Luego de leer esto, verás a tu esposo de una manera que nunca lo viste antes.

Mariel Reimann

La ciencia llega a una conclusión acerca de un tema que para muchos es controversial. ¿Deberías amar más a tu esposo que a tus hijos o al revés? Para quienes son madres, pensar en que deben amar a sus esposos más que a sus hijos, es una idea imposible. Descubre cuál es el secreto en la distribución de tu cariño para llegar a tener un matrimonio sólido.

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Como madre de dos hijas, pensar en querer a cualquier otro ser humano más que a ellas, no me parece posible. Ellas son la razón por la que cada día puedo levantarme con una sonrisa en la cara. Saber que existen, es todo lo que necesito para sacudir mis problemas y seguir adelante. Sin embargo, mientras leía esta mañana me encontré con algo que me hizo pensar. ¿A quién debes amar más?

La respuesta es simple y aunque lógica para muchos, puede que no sea tan obvia, hasta que la veas como te la presentaré a continuación:

Debes amar a tu esposo/a de la misma manera y con la misma intensidad que a tus hijos.

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“Quiero el divorcio por que estoy cansado de regresar a casa para encontrarla enojada, rezongando, sin ganas de hacer nada. Nada de lo que digo o hago, le cae bien, por todo grita y discute. No es que no la ame, simplemente estoy cansado y no quiero estar más en esa relación. Quiero encontrar a alguien más”, fueron las palabras de uno de mis mejores amigos mientras me contaba de su relación, que según él está al borde del abismo.

¿Te ha pasado? ¿Sientes que te gustaría tirar todo por la borda cuando día tras día en tu relación las cosas siguen igual?

Es hora que veas a tu pareja como ves a tus hijos.

1. Piensa en el primer momento en el que conociste a tu recién nacido y en los próximos meses o primeros años de vida

Todo es nuevo, lo miras y es perfecto, no puedes dejar de amarlo. Todo lo que hace te gusta, todo es acerca de tu hijo, es lo máximo. De la misma manera sucede con tu matrimonio, cuando recién comienzan, todo es tan hermoso como tu hijo cuando recién nació.

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Nada te molesta, ni las noches sin dormir, ni los pañales sucios.

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2. Crece y comienzan los caprichos

Tu hijo pasa la etapa de bebé y las complicaciones comienzan. Tiene su propia personalidad, y no siempre esta va a estar de acuerdo con la tuya. Él perderá la paciencia, se encaprichará con diferentes cosas y tú encontrarás la forma de conseguir nuevamente el balance, sin dejarlo de amar por un segundo.

Si ves a tu pareja de la misma forma, cuando los problemas comiencen a aparecer, harás lo que tengas que hacer para encontrar un punto medio, pero lo seguirás amando cada segundo.

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3. Haga lo que haga tu hijo, dejarlo o cambiarlo por otro NO es una posibilidad

Si todos pudiéramos ver a nuestras parejas como a nuestros hijos, como a alguien a quien amaremos incondicionalmente, ambos haríamos lo que sea necesario para que la armonía regrese al hogar. Así como nunca dejarías a tus hijos por que lloran demasiado, ni por que no te hacen caso, o por que no te gustan sus amigos; nunca deberíamos considerar dejar a nuestra pareja sólo por que no se “comporta como nos gustaría”.

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Si aplicas las mismas reglas de la paternidad en tu matrimonio, juntos tratarán de encontrar una solución para los caprichos, los enojos, el cansancio y las rabietas. Claro, que esto sólo funcionará si los dos hacen lo mismo por el otro.

Si ves a tu pareja como a tus hijos, todo es más fácil. Vivimos en una saciedad donde todo es descartable, donde no se valora la vajilla fina, por que da más trabajo lavarla y mantenerla. No nos casamos para que las cosas sean más fácil, nos casamos para amar y ser amados, para construir una familia y una vida juntos. Nadie dijo que sería fácil, pero claro que vale la pena.

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Mariel Reimann

Mariel Reimann estudió leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina y vive en Salt Lake City, Utah. Es madre de dos hijas que son la luz de su vida.