¿Ser amigo o ser padre? La pregunta del millón ya tiene respuesta, descúbrela

Como sabemos, no hay una escuela para padres como tal, hay momentos, eso sí, en que no sabemos cómo educar a nuestros hijos: ser muy estrictos es malo, y queremos evitar actitudes que nuestros padres tuvieron con nosotros. ¿Cómo hacerle, entonces?

Arturo Leonardo

Como sabemos, no hay una escuela para padres. Hay momentos, eso sí, en que no sabemos cómo educar a nuestros hijos. Ser muy estrictos es una actitud que a la postre no resulta del todo buena, y queremos evitar actitudes que nuestros padres tuvieron con nosotros, de modo que tratamos de convertirnos en sus amigos para que nos tengan confianza, pero… ¿Cuáles son los pros y los contras de esta actitud general?

Ventajas

1. Confianza de ida y vuelta

Si sabemos manejar esta relación de amistad con nuestros hijos la ventaja será que nos tendrán absoluta confianza, se sentirán con la libertad de contarnos cómo se sienten y sus inquietudes, y si una situación les molesta o, por el contrario, les parece bien y le sacan provecho.

Si lo vemos de manera fría, esto nos puede evitar varios problemas graves en el futuro, ya que se logrará detectar a tiempo si andan en malos pasos, si procuran malas compañías, incluso sería posible evitar un embarazo no deseado oun caso de drogadicción.

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2. Nos abrirán su mundo

Otro punto a favor de esta apertura con nuestros hijos es la convivencia: entre más sepamos de ellos más nos compartirán su mundo y nos dejarán participar en actividades importantes. Pero, claro, no debemos abusar de esto y pasar de la confianza a ser confianzudos; hay que saber darles su espacio o nos veremos, como dicen los mismos jóvenes, _chavorrucos_ (fuera de tiempo y lugar) y los haremos sentirse incomodos y crear un efecto contrario, porque en lugar de que nos acepten, se alejarán y pondrán barreras.

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Límites

1. Padres y amigos, pero sobre todo, padres

Aunque se trata de ser sus amigos y comprenderlos, ante todo somos sus padres y debe haber límites y reglas, esto tiene que quedar absolutamente claro. No podemos dejar que nuestros hijos nos hablen con palabras altisonantes y quieran sentirse superiores. El punto es manejar una “amistad” y hacerlos sentir que somos iguales, pero no quiere decir que permitiremos que sean majaderos ni se tomarán confianzas indebidas.

Usar esta técnica es claramente unarma de dos filos y requiere de mucho equilibrio; aprender a comunicarse con los hijos pude ser el reto más difícil para un padre.

2. Ni tan tan, ni muy muy: equilibrio

Debemos saber también cómo educarlos sin ser tan tajantes y autoritarios, porque, como parte de la evolución de este nuevo siglo, es casi imposible, fuera de lugar y hasta políticamente incorrecto ser tan cerrados, pero está claro que tampoco tenemos que soltarles totalmente las riendas: no podemos dejar que nuestros hijos sientan que son quienes mandan en casa, ni en una pelea o discusión ponernos al tú por tú con ellos.

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Hay que dejar claro nuestro papel como padres sin ser, por sobre todas las cosas, autoritarios, para que ante cualquier problema o situación adversa que tengan, sepan que antes que un regaño pueden tener apoyo de nuestra parte.

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3. Hacerle a la táctica y la estrategia

Es nuestro deber como padresencontrar estrategias para que nuestros hijos se sientan en libertad y crezcan en un ambiente en el que se preparen para vivir en el mundo exterior. Si somos muy determinantes, cerrados y nada flexibles, es probable que cuando crezcan se vuelvan mansos ante un jefe, una pareja y no sepan expresar sus puntos de vista y, dado el caso, ni oponerse ante una situación que les es desfavorable. O por el contrario, en cuanto se sientan libres y se vayan de casa se rebelen ante toda norma y quieran hacer su regalada voluntad.

Hay que moldearnos a las necesidad de nuestros hijos einculcarles buenos valorespara que crezcan y sean hombres y mujeres de bien, que puedan convivir en una sociedad de manera armoniosa sin sentirse reprimidos ni con un exceso de libertad que devenga libertinaje.

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Arturo Leonardo

Comunicador fanático de sus hijos a quienes les relata día a día sus aventuras de música y deportes, gusta de leer lo que se cruce en su camino, piensa que el acto más revolucionario que puede existir es el de reír.