Conoce el ingrediente peligroso con el que cocinas a diario

Es muy importante revisar las etiquetas de los productos que utilizas a diario para alimentar a tu familia. Muchos tienen ingredientes dañinos, e incluso peligrosos.

Marilú Ochoa Méndez

Se sabe que el caldo de pollo es un alimento que reconforta y sana. Es común que se ofrezca para curar una gripa, una infección fuerte en vías respiratorias y hasta un malestar general. Las abuelas lo hacían con menudencias, que hervían con especias de una manera artesanal, casi artística. Es de todos sabido que este guiso realza los sabores de casi cualquier cosa: una crema de verduras o incluso una pasta.

Hoy las amas de casa tenemos menos tiempo para seguir estas artes, y recurrimos a sustitutos. Infortunadamente, nos dejamos llevar por la mercadotecnia que promete (muchas veces de forma engañosa) ayudarnos a cocinar de manera rápida, nutritiva y rica para nuestra familia. Pues es casi increíble, pero las marcas comerciales más conocidas de este producto contienen ingredientes nocivos para consumo humano. ¿Lo sabías? ¿No? Pues acompáñame entonces en este recorrido:

Revisar las etiquetas ¡es indispensable!

La health coach Valeria Lozano, afirma que si un producto en el súper contiene más de cinco ingredientes ya puede comenzar a sospecharse que hace más daño que bien al organismo.

De acuerdo con la página elpoderdelconsumidor.org, donde se hace un análisis de la marca más consumida en México, el consomé de pollo industrializado en sus presentaciones en polvo y cubos contiene:

1 mil 282 miligramos de sodio por porción de una cucharadita (6 gramos).

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Contiene solamente 0.024 gramos de pollo (¡y se vende como consomé de pollo!).

18 ingredientes en total, entre ellos, azúcares y glutamato monosódico.

Contiene colorantes artificiales asociados al déficit de atención e hiperactividad en niños y niñas.

Lo peor de esto es que el consomé no se utiliza solamente para preparar este curativo caldo, sino para elaborar una gran cantidad de guisos como sopas, pastas, verduras y hasta platillos típicos, ya que es común agregarlo como sustituto de la sal por el sabor tan atractivo que brinda a los alimentos.

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Glutamato monosódico

Dentro de los ingredientes de estos productos se encuentra el glutamato monosódico (GMS) que, de acuerdo con la página www.ecoosfera.org, mejora el sabor de algunos alimentos procesados. Hace que las carnes procesadas y la comida congelada tengan un sabor más fresco, los aderezos un mejor sabor y le inhibe el sabor metálico a los alimentos enlatados.

En términos químicos, el GMS contiene 78 por ciento de ácido glutámico libre, 21 por ciento de sodio y hasta 1 por ciento de contaminantes. El GMS “engaña” a nuestro cuerpo haciéndonos creer que la comida sabe mejor, es más sana y más rica en nutrientes.

La FDA (Federal Drugs Administration) de Estados Unidos ha comentado que este producto es “generalmente reconocido como seguro”, aunque según la Clínica Mayo su uso, en la mayoría de los alimentos procesados, se ha relacionado con efectos secundarios tales como mareo, náusea, sudación, debilitamiento, taquicardia y dolor de pecho, entre otros. Y si bien se sigue utilizando masivamente en miles de alimentos procesados, la cantidad de reportes por sus efectos nocivos sigue creciendo.

Lo más preocupante de la introducción de este producto en tantos alimentos procesados es que, según el investigador español Jesús Fernández Transguerres, “este aditivo modifica el patrón de conducta del apetito y la saciedad, produciendo un aumento de la voracidad de hasta 40 por ciento”.

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Evita la hiperactividad y déficit de atención en tus hijos

La recomendación de los expertos como Elpoderdelconsumidor.org es que productos como éstos deberían de contener una leyenda de alerta para padres de familia con niños que acusan hiperactividad y déficit de atención, ya que al utilizar este producto como parte de la cocina diaria o frecuente tendrá un impacto negativo en sus hijos.

Pacientes con obesidad también deberían ser alertados de la presencia del glutamato monosódico, puesto que este ingrediente impacta directamente en los centros de saciedad de los individuos.

¡Y aún hay más!, existe otro ingrediente de cuidado en la mayoría de los jugos artificiales, bebidas gaseosas, conservas y caramelos que ofrecemos a nuestros hijos: la tartrazina, uno de los principales culpables en la hiperactividad en los niños, según la página Medicosbiologicos.blogspot.mx.

Esta sustancia afecta la conducta de los niños por dos mecanismos: genera una reacción pseudo-alérgica en el organismo y la consecuente liberación de histamina, la cual es un compuesto presente en todas las células del organismo y, en una situación normal, liberada como respuesta del sistema inmunológico ante una inflamación o una alergia. Pero cuando la tartrazina llega al torrente sanguíneo afecta directamente a las células para que liberen histamina sin activar el sistema inmune. Por ello, no se manifiestan los síntomas propios de la alergia como dilatación de capilares, baja en la presión sanguínea, incremento en la secreción de jugos gástricos y picazón; pero sí se evidencian cambios anímicos, irritabilidad, insomnio y ansiedad en los niños.

¿Qué hacer?

Lo ideal es buscar maneras más prácticas de cocinar con ingredientes frescos y orgánicos, leer siempre las etiquetas de los productos y medir bien las porciones, pues la concentración de sal que se indica en ocasiones se ve “normal”, porque la porción se mide, por ejemplo, por cucharaditas, cuando las indicaciones del envase dicen que dos cucharas soperas hacen -por decir algo- un litro de caldo de pollo. Recuerda que la practicidad que nos brindan muchos de estos productos deja de ser importante cuando nos enteramos cómo estos productos dañan irresponsablemente a los que más amamos.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.