6 errores de los padres que generan celos entre hermanos
Algunas veces, las razones por las que los hijos se pelean constantemente, están frente a nuestros ojos, y nos cuesta mucho verlas.
Adriana Acosta Bujan
Tener un hijo es una bendición, pero tener dos o más es ganarse la lotería. Como los hijos representan el amor entre la pareja, cada integrante se vuelve único y especial, ya que fueron concebidos en momentos distintos, pero con la misma ilusión y sueños.
Un tema que agobia a muchos padres es la crianza de sus hijos, ya que la tarea no es nada sencilla puesto que se entiende que al vivir todos como familia; lo más lógico y práctico será establecer reglas y límites de convivencia en general. Sin embargo, cada integrante es distinto, con necesidades, habilidades e intereses individuales; por tal razón, la crianza se vuelve complicada.
Rivales que se aman
El origen de los celos y la rivalidad que se genera entre los hermanos, es la competencia por el amor de sus padres. Desde que nacen compiten por el amor de ellos, y por hacerse un lugar en la familia, ya que inconscientemente desean no perder la atención y el afecto.
A pesar que los padres sabemos que el amor a los hijos será de manera equitativa, a veces la manera de criarlos y enseñarlos por igual puede generar en los pequeños sentimientos negativos como el odio, frustración o venganza.
Los padres son los responsables de esas riñas entre los hermanos de manera inconsciente, ya que al pensar en una educación grupal, se comenten errores. Por ejemplo:
1 “Eres el mayor, un ejemplo para tu hermano”
Cuando nace el segundo hijo, es común que veamos al mayor como el que ya no necesita tantos cuidados,puesto que es más grande y ya ha aprendido lo suficiente. Es así como se comente el error, ya que exigimos a los mayores cosas poco realistas respecto a su edad y madurez.
Muchas veces dejamos que él sea la guía de los buenos comportamientos para que su hermano menor lo imite; exigimos que cuide a su hermano, que le quiera desde que nace, que comparta sus juguetes, entre otras cosas.
Por obvias razones, los hermanos mayores sentirán una gran responsabilidad y carga afectiva que no podrán manejar a su corta edad, tendrán miedo a defraudar a sus padres y perder su amor.
2 Compartir en familia
Pasar tiempo en familia es uno de los momentos más maravillosos y significativos para cualquiera; sin embargo, muchas veces se tiene que aprender a ser humilde para complacer a una gran mayoría, en cuanto a los gustos e intereses se refiere.
Por ejemplo: los padres desean ver una película en familia y ponen a sus hijos a seleccionarla, tal vez, los hijos no se logran poner de acuerdo con qué película quieren ver, debido a los gustos distintos; lo más probable es que se genere una pequeña riña.
El error de los padres es dejar que los dos hijos pequeños tomen decisiones sin pensar en los intereses de cada hijo. En estos casos será mejor que los padres decidan qué película verán y disfrutaran en familia.
3 Cada uno exige su tiempo
La atención hacia cada hijo debe ser por separado, pensando en su edad, madurez y necesidades distintas. Es válido compartir tiempo en familia, pero se recomienda que los padres dediquen un espacio de su valioso tiempo para cada hijo.
Por ejemplo: podrá existir ese hijo que sea muy atleta y le encante jugar fútbol, y el otro que prefiera quedarse en casa para jugar con juegos de destreza y habilidad mental. Incluso si es niño o niña; también se debe pensar en que los dos tienen intereses y necesidades distintas que cubrir.
Por lo tanto, si los padres piensan que la crianza debe ser grupal, estarán cometiendo un error, que provocará que los hijos sientan celos innecesarios.
4 En sus marcas, listos, fuera…
A veces, alguno de los hijos hacen algo sorprendente para su edad y eso provoca a los padres un sentimiento de orgullo y satisfacción al ver desarrollar ciertas habilidades. Sin embargo, en algunas ocasiones, los padres fomentamos la competencia innecesaria entre los hijos, provocando conflictos.
Por lo común, los hijos escuchan: “Mira, hazlo como tu hermano”, “Debes ser mejor que tu hermano”, “Aprende a comportarte bien, como tu hermano”. Así, una infinidad de comparaciones que lo único que generaran es competencia y rivalidad, ya que los dos desearán complacer y ganar el amor de los padres.
Lo ideal será festejar los logros de los hijos por separado y no compararlos, ya que uno no será mejor que el otro.
5 Halagar en exceso
Sabemos que los padres tenemos que trabajar constantemente en la autoestima de los hijos, para que sean seguros, confiados y felices. Sin embargo, se pueden cometer el error de halagar en exceso y efusivamente las virtudes o logros de los hijos, lo que generará celos de manera inconsciente.
Por ejemplo: “Tú eres muy responsable, y tu hermano, es desorganizado”, “Tú eres muy creativo y tu hermano es intelectual”, “Eres una persona muy amorosa y tu hermano es frío al demostrar sus sentimientos”.
6 “En esta esquina el hermano mayor y en la otra el menor”
Claro, ningún padre desea que sus hijos salgan lastimados o golpeados de las peleas que pueden tener los hermanos, y por lógica la intervención de los padres es fundamental. Sin embargo, se resta la oportunidad a los hijos de poder arreglar sus diferencias por si solos, para que logren desarrollar la empatía, la paciencia y tolerancia entre ellos.
Lo peor sucede cuando los padres piden argumentos a los hijos por sus conflictos y ellos toman la decisión en cuál de ellos es el que tienen la razón y deberá disculparse.
Fomentar la buena convivencia entre los hermanos es una labor que requiere de mucha paciencia por parte de los padres. También, es importante saber distinguir las necesidades de cada hijo, para que la crianza sea más sencilla. Educa con amor, respeto y ternura por igual, sin olvidar que tus hijos son personas diferentes, únicas y especiales.