¿Confesar o no una infidelidad? lo que decidas hará la diferencia entre el perdón o el divorcio

Lo que sea que hagas determinará el rumbo que tome tu vida sentimental. Éste artículo va a ayudarte a tener claras las opciones y te ayudará a tomar una decisión al respecto.

Erika Otero Romero

Las relaciones afectivas son en extremo complejas y tienden a volverse más intrincadas cuando a la pareja se elige añadirle un tercero.

En el caso de quien es infiel, lidiar con la carga del engaño a su pareja, mantener la mentira o incluso tratar de seguir demostrando que las cosas no han cambiado respecto a su compañero de vida para mantener la fachada y no ser descubierto, implica en extremo un esfuerzo mental y físico sin igual.

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Ahora bien, aunque parezca difícil de comprender, para quien es víctima de infidelidad no es que la situación le tome por sorpresa, ya que dentro de sí la intuición prácticamente le anuncia lo que está ocurriendo. Vivir en la constante zozobra de que la persona con la que se eligió compartir la vida está traicionándolo, tampoco es algo fácil de digerir y más cuando solo son sospechas sin una confirmación.

De cualquier manera va a llegar un momento donde va a pasar una de tres cosas:

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  1. Alguien va a confirmar las sospechas de engaño a quien es la víctima.

  2. El engañado se da cuenta por sí mismo de la traición.

  3. Después de un buen tiempo de mantener la mentira, el que engaña decide ponerse en evidencia; lastimosamente poco suele ocurrir ésta última.

Qué es mejor ¿Confesar o dejar que se dé cuenta por sí misma?

Depende de la persona y su honestidad. Lo triste es que cuando el engañado no sospecha, ni ha descubierto la infidelidad, el culpable recurre a guardar silencio.

El grave problema no es confesarlo o no, si es un hecho aislado que no se tiene la intención de repetir, bien se puede optar por guardar silencio. Pero ¿Y si al cabo de un tiempo se descubre el engaño?

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Sí, es un hecho que al confesarlo va a generar dolor a la pareja, pero en lo que a mi concierne, es mejor una verdad que haga llorar a una mentira que haga feliz y sé muy bien por qué lo digo. Y ¿El sentimiento de culpa? Bueno, eso es algo que se debió pensar antes de ceder a la tentación.

La otra cara de la moneda es cuando se elige confesar la falta y se expone la infidelidad, la persona engañada va a enfrentarse a un intenso dolor acompañado de celos, desconfianza, sentimientos de culpa, es decir, una mezcla de emociones que le confusión y que pondrá en riesgo la relación, pero ¿quién podría juzgarlo por eso?

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Razones para confesar una infidelidad

Podría exponer muchas, pero entre las más relevantes las siguientes:

  1. Si lo que se desea es salvar la relación de pareja, desde luego que hay que cortar de raíz la infidelidad y es mejor ser ciein por ciento honesto y confesar el error. Es verdad que las opciones a perder el matrimonio o salvarlo van a estar 50/50 y van a depender por completo de la víctima del engaño.

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  2. Confesar ya es un acto que podría ser tomado en cuenta por el engañado como una muestra de voluntad por querer reestablecer la relación afectiva y deseos de cambio.

Esclarecerás dudas

Esto es muy relevante. Una relación extramarital que puede empezar como una aventura ocasional puede llegar a convertirse en amor y es necesario que se “tome al toro por los cuernos” pues alejándose y confesando lo que se siente (aunque se lastime al cónyuge) se van a aclarar las ideas y los sentimientos. Dicho de otra manera, la situación se pondrá en perspectiva.

Se puede pedir perdón

Desde luego que para llegar a este punto se debe estar arrepentido por completo y estar dispuesto a no volver a caer en el mismo error una y otra vez. Una infidelidad podrá ser perdonada una vez pero 2 veces ya es muy improbable.

Podría decir que en medio de lo gris que pueda parecer el panorama hay buenas noticias, las parejas que se recuperan de una infidelidad se vuelven más cercanas, aprenden a tener más confianza y eso es mucho más de lo que se podría pedir, ya que se deja atrás el rencor y la desconfianza y esto los hará mucho más fuerte.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.