5 secretos que deberías mantener ocultos por tu propia salud mental
Si estás buscando ser feliz y que sólo tú seas la constructora de tu propia vida, sin que las personas influyan en tus decisiones, aprende a guardar estos secretos.
Adriana Acosta Bujan
¿Tienes amigas que nunca cuentan nada de su vida? ¿Sí? Déjame decirte que existen muchas razones por las cuales ellas prefieren mantener en secreto su manera de vivir. A veces aparentan que son totalmente felices y que nunca les pasa nada interesante; sin embargo, son personas que, así como te pasa a ti, también experimentan problemas y situaciones comunes.
En ocasiones no está mal hablar con las personas a fin de buscar algún consejo, ayuda u opinión para encontrar soluciones a los problemas, pero hay secretos que se deben guardar si no quieres que tu vida esté en boca de todos o que des pie a que alguna persona trate de inmiscuirse en decisiones que nada más te atañen a ti.
Lamentablemente, ya sea por la personalidad o por desear que alguien nos escuche, cometemos el error de hablar de más. No me refiero a que desconfíes de todo el mundo, sino que es mejor que tus problemas se queden en casa y en familia. “La ropa sucia se lava en casa”, dicen.
Por ejemplo, si les cuentas a tus padres, con lujo de detalles, todo lo que vives en tu relación matrimonial, si pasas por un momento difícil puedes llegar a preocuparlos por el gran amor que te tienen. Recuerda que uno nunca termina por conocer a las personas, y no habrá nadie que te comprenda mejor que tu esposo, que es con quien vives esas experiencias de vida.
Así que toma nota y reflexiona:
1. No hables de tus proyectos
Tus metas y sueños son sólo para tu pareja y para ti (si es que son en conjunto). Muchas veces se hablan de los proyectos sin que se hayan realizado todavía. Guarda el secreto y no lo compartas con nadie hasta que los hayas logrado. ¡No antes!
Las envidias, los malos deseos de las personas o simplemente alguien que te ame estará al pendiente de que cumplas con tus proyectos, al grado de querer influenciar u opinar sobre cómo debes hacerlo. ¿Y si no puedes lograrlo como crees, en el tiempo establecido?, y ¿si cambias de opinión?
2. No hables de tus problemas maritales
Todos los conflictos que llegues a tener con tu pareja arréglenlos juntos. La comunicación, el respeto, la confianza y saber escuchar las necesidades de la pareja fortalecen la relación.
Si cometes el error de hablar sobre tus problemas, muchas veces quienes te aman tomarán partido y te apoyarán a ti, haciendo que tu pareja sea el malo del cuento, cuando tal vez no lo es. Debes saber qué contar y qué no.
Por ejemplo, si sufres violencia física o psicológica, de inmediato debes buscar ayuda; pero si se trata de conflictos comunes que crees que tienen solución, comunícate con tu esposo y encuentren la manera de arreglarlos.
3. Guarda el secreto de tu mala racha económica
Quiero pensar que casi todos hemos experimentado tener una mala situación económica. En la actualidad, todos estamos expuestos a perder el empleo y hay quien todavía no aprende a administrase de forma adecuada para cubrir con los gastos; a veces también surgen emergencias y los pocos ahorros se van en la solución de dichos problemas.
Evita hablar de esas malas vivencias para que quienes están a tu alrededor no sientan compasión, lástima o lleguen a preocuparse exageradamente por ti. Confía en tus capacidades, inteligencia y fortaleza para solucionar cualquier situación; en último caso, resuélvelo con tu pareja.
Guarda el secreto de cuánto ganan tú o tu pareja, porque podrás ser juzgada si algún día se te ocurre invertir tu dinero en algo que deseas y que para otras personas no es indispensable.
4. Que tus buenos actos no sean motivo para enaltecerte
Una persona que nada más habla de sus buenas acciones para con los demás es infeliz porque busca el reconocimiento ajeno. Que tus buenos actos y obras sólo sean para sentirte plena y feliz por haber ayudado a las personas en sus necesidades. ¡Busca el reconocimiento de tu corazón y no el de los demás!
5. Tus creencias
Muchas personas crean conflictos innecesarios por defender sus creencias religiosas, haciendo que trates de cambiar de opinión y haciéndote sentir que estás equivocada. Tú tienes la decisión de pensar y creer en lo que quieras, nada más tú.
Evita discusiones y debates que únicamente van a contaminar tus energías y estado de ánimo. Mantén firme tu fe e ideas, sin que nadie llegue a tratar de demostrarte lo contrario.
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Sólo tú eres capaz de tomar tus propias decisiones. Aprende de los errores y de las consecuencias de tus actos. Nadie que esté a tu alrededor experimentará tus vivencias. Evita que las personas traten de manejar tu vida al grado de acabar con tu autoestima, seguridad y confianza, al creer que eres incapaz de solucionar tus propios problemas.