La competencia entre él y ella por el poder y dominio, ¿quién es al alfa macho en tu pareja?

Los aires de superioridad y desear ser quien mande y tenga el poder en casa puede ser una trampa en la que nos sea fácil caer y difícil salir. Que no te pase.

Emma E. Sánchez

La vida feliz en matrimonio, lejano de lo que muchos piensan, no radica en seguir enamorados toda la vida, o en tener una gran vida íntima y todos los medios económicos resueltos. La felicidad en el matrimonio va mucho más allá de sólo vivir juntos, compartir un espacio y tener un proyecto de vida juntos; también implica el ceder, negociar, olvidarse del orgullo, y sobre todo, de hacer a un lado la competencia entre esposos ¿Qué significa esto último?

Como si no fueran suficientes ya todos los desafíos que implica estar casados, la competencia entre marido y mujer ahora aparece como el nuevo monstruo hacedor de divorciados.

Todo inicia cuando en este tiempo tan competitivo, el hombre y la mujer, comienzan a discutir sobre cosas como quién gana más dinero, quién tiene un trabajo mejor o quieén es más eficiente. La pareja comienza a dividirse entre sus metas personales y el deseo de ser mejor, o de demostrar ser ‘superior’ que la pareja.

¿Cómo evitar esta peleas absurdas y un divorcio?

No centres el éxito de tu matrimonio en relación al poder adquisitivo que deseen lograr

Cuando una pareja centra toda su atención en adquirir bienes, lucir hermosos, lograr un estatus social y mostrar al mundo lo bien que les va en la vida, solo están sembrando insatisfacciones.

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Buscar el bienestar de la pareja es bueno, pero es mucho mejor cuando se piensa en la familia, cuando se hacen de lado las comodidades por tener hijos, educarlos, apoyar a otros y centrar el “éxito en la vida”, en la capacidad que tenemos de poder ayudar a otros, y no sólo, en servirnos a nosotros mismos.

No debe existir el sentimiento de superioridad

Esto sucede con frecuencia con las mujeres que al involucrase en el mundo laboral y comenzar a triunfar, al llegar a casa se mueve y se conduce con cierto aire de superioridad y mayor poder hacia el marido. Comienza el trato duro y despótico hacia los hijos, y más hacia el esposo, porque él no es capaz de estar a la altura de la mujer y de lo que ella está produciendo.

Estas actitudes son muy peligrosas y los hombres no las toleran durante mucho tiempo, dejan a la mujer o se consiguen alguien “inferior a ella” pero que les haga sentir cómodos y no juzgados.

Poner todo en algo incluye descuidar lo otro

Cuando comienza a haber competencia en el matrimonio, se pone más esfuerzo en el trabajo o las actividades que hacen por separado y que los hacen sobresalir, dejando descuidado y a un lado sin mayor importancia a los hijos primeramente, y luego, a todas las cosas buenas que la vida en familia tiene para dar.

No son competencias

Si alguno en la pareja tiene éxito en un campo, progresa y avanza, no hay razón por la que la otra parte deba sentirse menos. En un matrimonio los dos avanzan cuando los dos se esfuerzan en sus respectivas esferas.

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Si te sientes como que todos progresan o tienen mejores vidas que tú, no es culpa de ellos, tú eres quien debe comenzar a hacer cosas que te hagan sentir bien y estarás tan ocupada en tu propio progreso que no tendrás tiempo de envidiar a otros.

Revisen sus prioridades frecuentemente

No he conocido a un matrimonio que conscientemente se haya sentado a platicar y decidir que su prioridad será generar mucho dinero y descuidar a la familia y las cosa que a ambos les importan. Todos -o por lo menos la gran mayoría- iniciamos nuestra vida matrimonial con todo el ánimo y el deseo de ser felices, pero en algún momento lo olvidamos y cuando nos damos cuenta, hemos perdido el rumbo; por eso frecuentemente debemos estar revisando que estemos haciendo cosas en el presente para lograr lo que deseamos en el futuro.

No se exijan, no se demanden el uno al otro

Exigirle a un esposo más y más sin nosotros a hacer nada por ayudar no es justo y exigirles a una mujer más y más sin considerarla tampoco es justo, ambos deben trabajar juntos y animarse, fortalecerse, inclusive detenerse para tomar un descanso y luego retomar el trabajo, lo que logren será de ambos, fruto del esfuerzo de ambos y no de la demanda desconsiderada.

Hacer cosas juntos que les den sentido y significado

Propongan metas comunes, que les satisfagan, que les llenen de energía y compromiso para luego cada uno enfrentar sus propios desafíos.

Trabajen juntos, que la envidia y el egoísmo no encuentren grita entre ustedes

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.