Ya no me gusta mi trabajo, ¿qué puedo hacer?
Trabajar en un lugar donde te sientas a gusto, a pesar de la rutina y otros inconvenientes, es más importante de lo que te puedes imaginar. Entérate por qué.
Erika Gaytán
Tengo una amiga que disfrutaba mucho de su trabajo. Todos los días se levanta a las 4 de la mañana, arregla a sus hijos y se va a repartirlos a sus respectivas escuelas, cercanas a su trabajo, el cual se encuentra en una entidad diferente a la suya. A pesar de la dura rutina de repartir a sus hijos y trasladarse de un lugar a otro disfrutaba, mucho de su trabajo.
Sin embargo, hace algunas semanas algo ha cambiado. Han hecho varios cambios que ya no le permiten disfrutar de sus tareas como antes: era muy dinámica, ahora ya no lo es; antes no era necesario que le dijeran qué hacer, ella solita se daba cuenta y lo hacía aunque no fuera parte de sus tareas diarias, pero ahora si le dan alguna indicación, va lo hace y se sienta hasta que le vuelven a asignar otra tarea. No es flojera, es apatía, es falta de estímulo por esa labor que antes se hacía con entusiasmo y ahora ha resulta pesada.
Sin duda, es una de las peores cosas que te pueden pasar en cuestión profesional, porque se trata de tu otra casa, de tu otra familia, por el tiempo que le puedes dedicar a lo que haces y de lo cual te puedes sentir orgullosa. ¿En qué te puede afectar trabajar donde no te sientes satisfecha?
1. Afecta a tu salud
De acuerdo con algunos estudios publicados en la ScienceDaly, mostraron un alto nivel de estrés, ansiedad, depresión e insomnio aquellas personas que sentían menor satisfacción laboral. Por ello, es necesario que no pierdas de vista este punto que te puede afectar sobremanera.
2. Aprovechamiento laboral
Esta etapa de la vida -es decir, la etapa de desarrollo profesional y laboral- es más importante de lo que puedes imaginarte. Se trata de la oportunidad de proyectar tus conocimientos, dedicarte toda tu vida a lo que elegiste, a lo que te costó noches sin dormir, tiempo y esfuerzo por años. Es aquello que eres de manera individual y por lo que además te pagan, y te permite mantener a tu familia. Por eso no lo debes tomar a la ligera.
3. Producción deficiente
En ocasiones, cuando ya no te sientes cómoda en tu oficina, es imposible ocultarlo: tus ojos, tu manera de caminar y de hablar expresan lo que te niegas a aceptar: “ya no soportas más trabajar ahí”. No es nada fácil cambiar de trabajo, es cierto, pero también lo es el hecho que debes tratar de ser feliz en lo que hagas, porque aunque te esfuerces, te aseguro que cada parte de tu cuerpo suele proyectar apatía, desánimo, tristeza y, por ende, baja tu rendimiento.
Si te pasa algo similar y ya no disfrutas como antes de tu trabajo, lo mejor es cambiar. Una opción podría ser solo moverte de departamento, pero si lo ves muy complicado y prefieres cortar de “tajo” cualquier lazo con la empresa, búscale por otra parte y llega con toda la actitud para que lo disfrutes al cien por ciento.