5 cosas que tus hijos NO deben hacer solos

La independencia es un valor importante hoy en día, y los padres valoramos en nuestros hijos que vayan poco a poco despegándose de nosotros, para asumir nuevos retos. Sin embargo, lee aquí las cinco cosas en las que siempre debes acompañarlos.

Marilú Ochoa Méndez

Ante mi asombro, el día de ayer miré a mi bebé de dos años prender la computadora mientras salí del cuarto para atender un pendiente. Y no solamente la encendió, se puso a jugar con el dinosaurio que aparece cuando no hay conexión a Internet. Mi hijo de cuatro años consigue de mi teléfono celular más funciones que las que yo he conocido en años. La generación que disfruta su infancia hoy día, avanza con paso firme dominando el mundo tecnológico y muchos más, ante el asombro de muchos adultos. Esto puede llevarnos a pensar que hay que movernos de su paso, para no entorpecer su aprendizaje.

Hoy vengo a invitarte a que no te dejes encandilar por su gran habilidad digital: siguen siendo niños, y siguen necesitando de tu supervisión. La lógica es justo al revés: su independencia hace más demandante nuestra atención en lo que hacen, ven o dialogan, porque ocurre que dentro, en su corazón, urge la presencia de padres que les ayuden a generar un criterio sabio para saber qué ver, cuándo mirarlo y qué contenidos evitar.

Lee aquí: ¿Dejar que tus niños jueguen con cuchillos? ¡Tal vez no es tan mala idea!

1. Internet sin supervisión

Internet es un canal ideal para que los niños se coman al mundo; pueden conocer cosas tan increíbles como el mundo visto directamente desde un satélite, o una visita virtual a las pirámides de Egipto. También, sin embargo, pueden correr riesgos graves de los que no son conscientes hasta que han sufrido un revés.

El centro Crime Agains Children Research Center realizó mil 200 entrevistas a pedófilos y pederastas presos, quienes admitieron que el primer encuentro con los menores de edad fue a través de Internet. En México, de acuerdo con datos de la policía cibernética, los delitos sexuales contra niños a través de las redes sociales ocupan ya el tercer lugar.

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La sugerencia aquí es hablar siempre con nuestros hijos, y supervisar los canales que observan, los bloggers que siguen y las novedades a las que acceden. Comentarles de los grandes riesgos y ayudarlos a dimensionar el gran alcance y perpetuidad de los recursos compartidos por esta vía.

2. Ver televisión

La televisión abierta está plagada de comerciales que, en la mayoría de los casos, se dirigen a todos los públicos con contenidos muchas veces no aptos. La llegada de plataformas digitales como Netflix, son difíciles de filtrar, así que para evitar la exposición de nuestros hijos a contenidos agresivos, de mala calidad y no aptos para su edad, es preciso sentarse con ellos a analizar los mensajes que se brindan: el respeto que muestran los hijos hacia los padres, los valores que se viven en los programas, etcétera. No hacerlo es abrirle a un desconocido la puerta del hogar y permitirle entablar una relación estrecha de amistad con tu hijo. Es preciso también limitar el tiempo de exposición, brindando otras posibilidades de entretenimiento.

3. Formación sexual

Una grave omisión de los padres es dejar la educación sexual a los maestros o las escuelas, o incluso a los amigos de los hijos, cuando en realidad una de los temas más sensibles y prioritarios para nuestros hijos es el adecuado desarrollo de su sexualidad. Las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos a temprana edad, los ciberdelitos sexuales, la sobreestimulación de la sexualidad son realidades que no conocen edad, clase social o nivel económico. Nadie mejor que nosotros puede formar a nuestros hijos, es nuestro derecho y nuestra obligación.

Si deseas profundizar en el tema, te invito a leer: ¿Qué debe saber un ni

ño de 7 años sobre SEXUALIDAD? Nadie mejor que tú para decirle esto

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4. Nuevos amigos

Entre más crecen nuestros hijos, es más posible que conozcan nuevas personas y hagan más amigos. Es importante ayudarlos a formar un criterio de selección para aquellos con quienes convivirán muchos años: procurar que sean sanos, que tengan creencias y aficiones similares a las de ellos y procurar que -en la medida de lo posible- les ayuden a crecer como personas. No por confiar en los valores de la escuela en la que se conocieron, o en haber visto un par de veces a sus padres, debemos desentendernos. Dejar de lado lo que hacen nuestros hijos o con quién se reúnen, nos puede traer serios problemas que quizás no podamos resolver con el tiempo. Haz de tu casa un centro de reuniones para tus hijos y sus amigos, de manera que puedas irlos conociendo y guiando.

5. Vivir su fe juntos

Es muy importante que tus hijos encuentren en su fe una espacio de fortalecimiento interior, que tengan una relación con Dios y se comuniquen con Él en las buenas y en las malas. El costo de crecer sin una espiritualidad es muy alto y abre una posibilidad a que se supla la necesidad de una religiosidad con cualquier tipo de ideología o creencia, que incluso pueda ser nociva para él. Enséñale que en Dios siempre encontrará una respuesta en su vida; así, cuando llegues a faltar, sabrá encontrar el camino para resolver sus problemas.

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Por último, te invito a pensar cómo tú, aún en tu vida adulta, en la que eres autosuficiente, siempre valoras la presencia activa de tus padres. ¡Cuánto más valorarán tus hijos contar con una conexión real contigo! Cultivemos esa cercanía, ganaremos muchísimo.

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.