Si estas 5 situaciones se están dando en tu relación, lamentablemente él ha perdido la cabeza por ti

¡Pobres de aquellos maridos que están sujetos a sus esposas! ¿Conoces alguno que ha perdido la cabeza por ella?, ¿también tú te sientes mal por él?

Marilú Ochoa Méndez

Sol supo desde que era adolescente que quería casarse, y comenzó a soñar con su hombre ideal. Afortunadamente, lo encontró, y junto con él construyó la mejor relación, en la que definitivamente su marido había perdido la cabeza por completo por ella. Para su madre y amigos, él era un completo perdedor, pero si le preguntaran qué se siente perder la objetividad y cabeza por el amor de una mujer, él te contaría, rompiendo todo esquema, que la más pura y grande felicidad.

¿Quieres saber qué cosas concretas realiza el marido de Sol que demuestran su felicidad y que ha perdido la cabeza por su mujer? ¡Comprueba si tu caso es como el de Sol!

1. Presta oídos. Te escucha

“Mi hijo precioso, ten cuidado con las mujeres, no te sometas a sus deseos, piénsalo muy bien”. He escuchado a madres que le dan ese consejo a su hijo a punto de casarse. No entiendo con claridad qué pretenden, sinceramente no creo que a ellas les hubiera gustado que su suegra diera el mismo consejo a su marido, pero ahí están, evitando a toda costa que “su tesoro” se “someta” a los deseos de una mujer.

Y es que, a pesar de que durante la ceremonia del intercambio de votos, todos escuchamos que él y ella se entregan la vida y existencia el uno al otro, parece una situación de terror pensar que los esposos se someterán a la voluntad de su cónyuge para hacerlo feliz. La base de cualquier matrimonio feliz es que ambos se involucren y -lejos de miedos absurdos- procuren hacer lo que al otro hace feliz. ¿No lo crees?

2. Te dedica tiempo

Te dedica tiempo porque eres su par, su igual. Antes que a los “cuates”, él recurre a ti para pedir consejo, comentar inquietudes y desahogarse. La complicidad que se genera con la convivencia constante nos invita a regresar a nuestra pareja para seguir creciendo y recordar nuestro punto de partida. Si ambos consiguen dedicarse tiempo de atención plena, ¡bien!, caminarán siempre hacia adelante.

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3. Colabora en casa en las funciones de ambos

El marido de Sol no llega a acostarse cuando “termina sus deberes” y deja a su señora con “sus obligaciones”. Sol, más que una “encargada” del hogar, es su administradora, y cuando ha tenido una semana difícil, o simplemente se siente cansada, o no le ha alcanzado el tiempo, cuenta siempre con las manos y apoyo de su esposo, quien disfruta más ver una película con ella que acostarse a dormir mientras su mujer se agota. De esa manera, ambos ganan, pues en vez de buscar realizar 50 por ciento cada uno (con contabilidad minuciosa incluida), dan su máximo cada día, de manera que siempre están buscando qué más hacer por su pareja, y eso siempre los ayuda a crecer.

4. No tiene complejos

Cuando Sol parió a su segundo bebé, su esposo no tuvo reparos en aprender a peinar a su pequeñita de 2 años. El no saber cómo dejarla como una muñeca fue para él un reto, y ahora que todo en casa se ha vuelto a acomodar porque el bebé ha crecido, continúa aprendiendo a satisfacer las exigencias de su hija mayor. Se ha acostumbrado a mirar cada sábado tutoriales en el canal de Youtube, y ¡la deja preciosa!

¡Qué rico es cuando los esposos y esposas aprenden lo necesario para suplir las carencias que se suceden en la vida familiar! Entonces no se satura ninguno de los dos, y consiguen siempre armonía.

5. Prefiere tener paz a tener la razón

Si tu marido te mira y ve siempre en ti lo que te hace especial, puedes asegurar que tienes junto a ti a un gran tesoro. No es algo sencillo, pues la dinámica de la vida nos agota y es común que los defectos comiencen a doler. Pero el esfuerzo constante de marido y mujer por ver “lo bueno” en cada circunstancia, salva muchas relaciones.

Recordemos aquella historia del matrimonio que discutía constantemente y que encontraron en sus vecinos un modo de sobrellevar la vida conyugal cotidiana: mientras que ellos procuraban tener la razón ante toda situación y circunstancia, la pareja vecina no temía tener “la culpa” para aligerar la vida de su cónyuge. ¡Vaya que aprendieron algo aquel día estos esposos de sus vecinos!

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Es hermoso cuando una pareja deja a un lado prejuicios, opiniones ajenas a la pareja y miedos, y se entregan por completo el uno al otro. ¡Vamos! ¡Aún podemos perder la cabeza uno por el otro!

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Marilú Ochoa Méndez

Enamorada de la familia como espacio de crecimiento humano, maestra apasionada, orgullosa esposa, y madre de siete niños que alegran sus días. Ama leer, la buena música, y escribir, para compartir sus luchas y aprendizajes y crecer contigo.