7 buenas ideas para que tus hijos no digan malas palabras
En la actualidad muchos niños han aprendido a expresar sus emociones negativas diciendo malas palabras. Enséñales a corregir ese mal hábito con estas recomendaciones.
Adriana Acosta Bujan
En algunos contextos y momentos, escuchar decir a los niños pequeños malas palabras puede ser chistoso y divertido, puesto que entendemos que por su inmadurez no saben el verdadero significado y que las dicen solo por imitar lo que oyeron en la casa o en los medios de comunicación.
Sin embargo, cuando los niños crecen, ese comportamiento se vuelve ofensivo y poco divertido, puesto que lo dicen con cierto nivel de razonamiento e intención, volviéndose un problema en su vida adulta, y afectando a veces sus relaciones sociales. Por lo común, los niños comienzan a decir groserías por transgredir las normas, llamar la atención, sentirse parte de un grupo social o para demostrar que ya no son bebés.
Sea cual sea la razón, no es nada agradable que nuestros hijos aprendan a expresarse con malas palabras, ya que ese tipo de conductas reflejan mucho la educación y crianza en casa, haciendo pensar a los demás que nuestros hijos son malcriados y mal educados; incluso, ello puede avergonzarnos ante la sociedad.
El lenguaje inapropiado de los pequeños
El psicólogo Milton Eduardo Bermúdez Jaimes, asegura que los niños dicen malas palabras porque las han escuchado decir por sus padres o cuidadores, ya sea accidentalmente o por los hábitos de la persona.
El problema es que al “festejar” que los niños pequeños las digan como algo divertido, se crea un refuerzo inconsciente que incrementa el riesgo de que aprendan a hablar y expresarse de manera inadecuada, creándose una costumbre y formándose aprendizajes erróneos como parte de su vocabulario cotidiano.
Incluso, el experto afirma que los niños mayores de tres años, utilizan las groserías conscientemente y las usan para referirse a algo malo o molesto, ya que en algún momento las habrán escuchado decir por sus padres. Estas malas palabras generan poder y rebeldía en medio de un proceso de independencia y autonomía.
¿Qué debemos hacer los padres?
1 Indagar de dónde provienen
Cuando nuestros hijos digan malas palabras es importante no alarmarse o reprenderlos, ya que les estaremos transmitiendo un mensaje equivocado de que estas se dicen para llamar la atención. Es importante indagar y descubrir la fuente de dónde provienen esas groserías, así poder actuar de inmediato, ya sea modificando nuestros propios hábitos al hablar frente a ellos, cambiando los programas de televisión, o limitando el tiempo de exposición ante cualquier medio.
2 Somos un espejo
Es casi inevitable decir malas palabras sobre todo cuando estamos enojados; sin embargo, debemos estar conscientes que somos un espejo de aprendizaje para nuestros hijos y que ellos nos imitan todo el tiempo. Por tal razón, debemos prestar atención a lo que decimos y cómo lo decimos, para que ellos no aprendan esas palabras, ya que será complicado explicarles que no pueden decirlas si nosotros como padres las utilizamos frecuentemente.
3 No poner atención
Si tus hijos dicen malas palabras, tal vez lo hagan para llamar tu atención o porque desean integrarse en los juegos con sus amigos. La idea principal es dejar pasar el momento y no actuar con agresión o castigos restándole importancia; es fundamental no reaccionar con una sonrisa o una aprobación, para no reforzar su mal comportamiento.
4 Explícale los contextos
Es importante que los hijos estén conscientes que las malas palabras se utilizan en muchos casos para ofender y lastimar a otros, además que son hirientes. Explícales a tus hijos que es común que las personas las digan cuando están enojados o se sienten frustrados cuando las cosas no salen como se espera, pero que hay otras maneras distintas para controlar esas emociones negativas, sin necesidad de decir groserías.
5 El significado de las groserías
Será un tanto complicado explicar a los hijos el significado real de las malas palabras, sin embargo puedes utilizar sinónimos para que logren comprender de una mejor manera. La idea es que eviten las groserías y que logren expresar sus emociones sin ofender a los demás.
Será una prioridad enséñales a los hijos a cómo expresarse cuando sienten frustración o enojo, utilizando estrategias para lograrlo; puede ser la respiración, la inhalación, relajación o escuchar música, cualquier cosa que logre desenfocar su atención a las emociones negativas.
6 Reglas
Es importante evitar castigar o reprender a los hijos por decir malas palabras. Lo que podemos hacer para corregir ese mal hábito es enseñarles que cuando digan groserías tendrán consecuencias en casa; tal vez, recurrir a las prohibiciones como ver sus programas favoritos, no ir al parque a jugar con los amigos o no utilizar la computadora o cualquier dispositivo electrónico; incluso no comer una golosina o limpiar su cuarto.
7 Buscar alternativas divertidas
Puedes utilizar palabras que suenen parecidas o graciosas a la mala palabra para que tus hijos olviden la incorrecta. Se trata de ampliar su vocabulario y de enseñarles formas de expresar sus sentimientos y emociones negativas. Por ejemplo: si tus hijos están enojados puedes decirles que digan “me está llevando la pitufina”, o en lugar de que digan “tonto, idiota o estúpido” cámbialo por “eres un oso dormilón o una tortuga lenta”
Recordemos que los niños dicen malas palabras porque las escuchan en casa, de los amigos, en el colegio o por los medios de comunicación; por ello, es importante enseñarles a expresarse de manera adecuada sin necesidad de decir groserías y sin reprimir sus emociones negativas.
Aplica estos consejos en la crianza de tus hijos y poco a poco verás que ellos olvidarán esas palabras incorrectas. ¡Inténtalo!