7 consejos para regresar a la rutina de ejercicios una vez que nació el bebé
Si eres una mujer activa con una rutina de ejercicio establecida y que está por ser madre pronto o cuyo bebé recién nació, volver a la actividad física es prioritario, pero, ¡tranquila! Hazlo poco a poco.
Emma E. Sánchez
Me llena de alegría y admiración esta nueva generación de madres jóvenes que organizan su vida familiar, profesional y personal de tal manera que son capaces de todo cuanto se proponen. Me animan particularmente las mujeres que han comprendido que cuidar de sí mismas es muy importante, y que el cuidado de su salud es prioritario para que su mundo funcione y siga en marcha; sin embargo, también me he encontrado con mujeres, principalmente corredoras -profesionales o amateurs-, que tan pronto como salen de la sala de maternidad quieren volverse a poner los tenis y salir corriendo y bueno, por muy buena condición física que tengamos, inclusive si fuéramos atletas de alto rendimiento, tener un bebé es otra historia.
Así que antes de ponerte el short, la sudadera o el calzado deportivo, considera estas recomendaciones:
1. Tu cuerpo se transformó
Por más común y cotidiano que pueda llegar a ser el nacimiento de un ser humano, jamás dejará de ser un milagro. Milagro porque una nueva persona llega a este mundo y porque el cuerpo de su madre se transforma y madura de maneras inimaginables. Se es una mujer antes del embarazo; otra, estando embarazada y una tercera -la mejor versión de todas-, cuando se tiene en los brazos a ese pequeño que es toda nuestra responsabilidad y privilegio criar y amar. Por consiguiente, es preciso que nuestra mente también se transforme, madure y comprenda que las prioridades cambiaron, que el cuerpo se está reorganizando y que por muy bien que nos sintamos, debemos de tomar un tiempo para que todo tome su nuevo lugar.
2. Descansa
¿Alguna vez has visto a una mariposa emerger de su capullo? No, ¿verdad? Sale con calma y se posa en una hoja por algunos minutos mientras busca desplegar esas alas que han surgido, las mueve con cuidado para conocerlas y saber cómo funcionan. Hasta que están completamente listas, entonces vuela. Lo mismo pasa con una mujer que da a luz: así que toma tu tiempo, procesa todo lo que ha sucedido y lo que se ha transformado. Duerme, descansa, toma con calma las adaptaciones que requiere el nuevo integrante de la familia.
Aquí es importante que releas: ¡Auxilio! ¡Mi bebé no se duerme!
3. Recuperarse de una cesárea es diferente a un parto normal
Las abuelas siempre tienen la razón si se trata de cuidar a una mujer recién parida. Escucha a tu médico, sigue sus instrucciones y reposa. Ya van más de veinte años que tuve a mi primera hija y recuerdo que, antes de los veinte días del nacimiento, yo lavaba y hacía todas las labores de casa porque me sentía de maravilla. ¡Grave error! Hoy mi espalda me reclama el poco cuidado que le di. Te vas a recuperar más rápido de un parto normal que de una cesárea, ese es un hecho y para lograrlo necesitas tiempo, por lo tanto, no aceleres los procedimientos que la naturaleza y la experiencia humana nos han dicho que son ideales.
4. Comienza con una rutina en casa
La mayoría de las mujeres reciben alta médica para ejercitarse después de tres meses de haber nacido el bebé, pero eso no indica que de inmediato debas ir corriendo a entrenar o retomar tu rutina donde la dejaste meses atrás.
Puedes comenzar con una rutina ligera y sencilla en casa, la caminadora o la bicicleta fija pueden ser muy útiles para iniciar el regreso al gimnasio, a la pista y al pódium de los ganadores. Sé paciente y comienza despacio y con calma. Cualquier incomodidad o malestar notifícalas a tu médico inmediatamente.
5. Inicia con sesiones cortas
Tus sesiones de ejercicio no deben de durar más de treinta minutos y hacerlas en días alternados. Una vez que hayas completado un mes, podrás aumentar el tiempo de entrenamiento a una hora pero sin hacer más pesada la sesión y evitando los ejercicios que fuercen el abdomen o los esfínteres.
6. Sueño, salud y buen ánimo
Las madres experimentan de manera común cansancio, algunos malestares físicos principalmente cuando se presenta la leche materna, alguna infección en heridas, hinchazón, dolor en la espalda o cintura y sentimientos de tristeza o hasta depresión. A muchas les resulta de momento demasiado abrumador todo el trabajo que representa atender al pequeño, la adaptación en general de la familia e inclusive puede resultar catastrófico que la ropa que se usaba ni siquiera puedan ponérsela y que el cuerpo luzca terriblemente deteriorado.
Solo sé paciente, el ejercicio te va ayudar con todo eso, vas a bajar de peso, los músculos se van a volver a tonificar y dejarán de dolerte; volverás a ser más ágil incluso y fuerte, pues ahora hay un precioso bebé que te motivará a recuperarte. Todo va a mejorar, todo va a ser mejor de lo que era antes de tener a tu bebé.
7. Tu vida cambió
Tal vez esta sea la cuestión más compleja de entender y aceptar, nada más ten presente esta idea: tu vida mejoró una vez que nació tu bebé. Serás una gran madre, una mejor esposa, una mejor trabajadora, tu cuerpo se verá hermoso y tu casa será más feliz.
Ahora, si como si todo esto fuera poca cosa, aparte tú serás ¡una mejor atleta! ¿Sabes por qué? Porque ese pequeñito será tu admirador número uno.