¿Es mi hijo simplemente muy inquieto o sufre un trastorno del comportamiento?
¿Puede mi hijo estar sufriendo un trastorno por déficit de atención? Cuando son más inquietos de lo normal... las dudas comienzan, pero no te equivoques.
Fernanda Gonzalez Casafús
Los niños son inquietos por naturaleza. La acción y el movimiento forman parte de su comportamiento normal. Cuando los niños tienen un carácter inquieto más de lo que sus padres consideran como “normal”, comienzan las dudas y preocupaciones. ¿Puede mi hijo estar sufriendo un trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
El TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) se conoce como tal a partir de la década del 70. El médico psiquiatra que descubrió esta enfermedad como tal fue León Eisenberg. En verdad este trastorno se venía estudiando desde el año 1935, aunque aún no se conocía con ese nombre; pero luego en la década del 60 Eisenberg comenzó a trabajar esta enfermedad y la describió como “reacción hipercinética de la infancia”.
Como tratamiento se utilizaron algunas drogas que lograron que el niño “inquieto y distraído” se vuelva más “tranquilo y dócil”.
¿Qué es realmente el TDAH?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Este trastorno del comportamiento es bastante frecuente, ya que se estima que afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar. En cierta forma, hay muchos padres que piensa que su hijo puede sufrir de TDAH. Sin embargo, existen ciertos patrones que deben cumplirse para que el diagnóstico sea el correcto.
¿Cómo sé si mi hijo sufre TDAH?
El diagnóstico es algo complejo, ya que no todos los niños presentan el mismo comportamiento. A modo orientativo existen algunos elementos a tener en cuenta para valorar si posiblemente un niño padezca de TDAH. Lo importante es que, ante la sospecha se consulte a un profesional.
Si bien todos los niños menores de 6 años son inquietos e inconstantes, es importante prestar atención a su conducta. Los niños que sufren de TDAH tienen grandes problemas de concentración, son hiperquinéticos, y suelen protagonizar más rabietas de lo normal. Existen algunos comportamientos específicos que pueden orientar hacia el correcto diagnóstico:
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Incapacidad para concentrarse en determinadas actividades y/o frecuentes errores en las tareas escolares
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Dificultad para seguir órdenes e instrucciones
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Falta de organización
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Dispersión y dificultad para seguir actividades que requieran una mínima concentración
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Dificultad para mantener una atención continua
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Gestos y movimiento que denotan un cierto nerviosismo e intranquilidad
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Tendencia a interrumpir
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Dificultad para esperar su turno
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Dificultad para mantenerse sentado
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Correr y trepar en forma excesiva
Para que un niño sea correctamente diagnosticado con TDAH se deben cumplir un número mínimo de estos factores antes mencionados, los cuales deben haber permanecido un mínimo de seis meses.
Aunque es un trastorno que preocupa a muchos padres alrededor del mundo, lo mejor es informarse ante cualquier indicio de que el niño pueda sufrirla y consultar con profesionales idóneos. La contención en el hogar es fundamental y será un excelente complemento para el tratamiento.