8 alimentos que debes cambiar en tu dieta si quieres embarazarte y tener un hijo sano
Dice una vieja frase muy sabia: "La preparación de una madre inicia 20 años antes de que nazca su bebé".
Emma E. Sánchez
Ser madre ya es en sí mismo un trabajo titánico, pero prepararse conscientemente para procrear a un pequeñito mucho antes de concebirlo, es un doble esfuerzo y compromiso.
En esta ocasión no vamos a hablar de la preparación emocional y psicológica que esto conlleva, sino de la preparación nutricional y por lo tanto física que toda mujer, y en especial quienes serán madres, deben tener.
El alimento es el combustible de nuestro cuerpo, y de la calidad de dicho alimento va a depender la eficiencia y buen funcionamiento de nuestros órganos y sistemas. Así que nada más comer sólo por satisfacer el hambre no es una buena opción. Imagina este escenario: si un automóvil requiere de combustible, no se le va a verter agua en el tanque sólo porque debe llenarse, sino poner el combustible apropiado para el tipo de vehículo, más algunos lubricantes; todo en virtud de su buen funcionamiento y de que se prolongue su vida útil. Pues lo mismo sucede con tu cuerpo.
Si tu plan es embarazarte y concebir a un hijo sano deberás considerar eliminar estos alimentos de tu dieta y hacerlo, idealmente, un año antes de buscar el embarazo:
1. Refrescos (sodas, gaseosas), especialmente los de cola
Todo refresco contiene químicos, en especial endulzantes y colorantes. Si los ingieres aumentarás de peso y tu cuerpo se saturará de elementos que se transmitirán directamente a tu bebé.
Imagina: ¿le darías a tu pequeño recién nacido refresco en su mamila (biberón)?
2. Bebidas energéticas
Ya sea por rendir en tu trabajo, tus actividades cotidianas o cumplir con todas las demandas de actividad física, muchas personas -mujeres entre ellas- consumen bebidas altas en taurina, cafeína y azúcar, provocando puntos altos de energía, pero al mismo tiempo grandes recaídas por fatiga y ni qué decir del excesivo trabajo que realiza tu hígado para procesar lo que bebes.
3. Veneno blanco
El consumo de azúcar, también llamado “veneno blanco”, se relaciona con la afectación del páncreas, el sobrepeso y promueve la inflamación; también es adictiva y, por si fuera poco, daña tus dientes que, por cierto, si están débiles pueden llenarse de caries.
4. Trastornos por alcohol
Los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son una serie de consecuencias en el desarrollo del bebé directamente relacionadas con el consumo de alcohol por parte de la madre. Si ella consume alcohol, su bebé también lo hace; así de sencillo.
Ingerir alcohol, de cualquier tipo, incluyendo el vino de mesa o licores suaves, puede traducirse en abortos espontáneos, bebés que nacen muertos, con bajo peso, estatura, peso y talla más pequeñas que el promedio; hiperactividad y efectos en el habla, el oído e inclusive, malformaciones físicas.
Es fundamental desintoxicarse por lo menos seis meses antes de concebir, y mantener la sobriedad durante toda la gestación y lactancia, y en adelante.
5. Grasas animales
De consumirlas, cuando estés embarazada ganarás mucho más peso que el debido, tu colesterol aumentará y serás más propensa a que te aparezcan estrías en el cuerpo, además de que los niveles de tu ácido úrico se dispararán por las nubes y tu bebé nacerá con demasiada grasa en su cuerpo.
6. Sal, ni de mar
Consumirla es sinónimo de pies y manos hinchadas, de problemas de presión arterial; además, tus riñones sufrirán muchísimo. Condimenta o da sabor a tus alimentos con otras especias con tal de evitar la sal.
7. Harinas blancas o refinadas
Muchos problemas de infertilidad están relacionados con el consumo indiscriminado de harinas: te hacen ganar peso, en el estómago e intestinos se forma una especie de “chicle” que evita que muchos nutrientes sean asimilados, y se engruesan los intestinos, generando constipaciones y por ende la aparición de hemorroides. Prefiere las harinas poco refinadas o de preferencia disminuye su ingesta.
8. Los lácteos, la caseína y el plástico
Actualmente, hay una gran discusión sobre los efectos de los lácteos en nuestro organismo, específicamente por la caseína que contienen (¡es una proteína muy parecida al plástico, sí, así como lo lees!, y a muchas personas les provoca generar grandes cantidades de mucosas y flemas). Se sugiere que las mujeres consumamos leche obtenida de vegetales y calcio de leguminosas.
Como todo en la vida, hay que buscar la prudencia y la sabiduría. Si un alimento no te cae bien, deberás evitarlo, consumir otros en cantidades limitadas y unos más eliminarlos en definitiva.
El esfuerzo y sacrificio de ordenar tu alimentación se verá recompensado cuando tengas en tus brazos a un hermoso bebé. ¡Te lo garantizo!