8 cosas que debes recordar como madre cada vez que sientes que ya no das más
Cuando sientas que tu mundo colapsa sobre tus hombros... recuerda esto y ponte nuevamente de pie
Emma E. Sánchez
Las que hemos sido madres entendemos lo pesado, complicado y hasta frustrante que puede llegar a ser el criar a una familia.
Yo soy madre de 3 hijas y entre cada una se llevan dos años, así que imagíname embarazada y atendiendo a dos pequeñas más, atender la casa, trabajar y hacer todo lo que las madres debemos hacer. Mientras criaba a mis hijas, no tuvimos una condición económica desahogada así que la cosa era todavía más compleja. Hubo muchos días en los que recuerdo no saber de dónde sacar fuerza, iba cada noche a la cama y caer simplemente rendida. Durante la infancia de mis hijas hubo muchas lágrimas secretas de tristezas que no le conté a mi esposo para no agobiarlo más a él, hubo días en los que simplemente quise salir huyendo y otros más a donde simplemente me creí inadecuada e incapaz de poder salir adelante.
Hoy en día mis hijas son adultas que hacen sus vidas y cumplen sus propias metas, mi esposo y yo gozamos de mayor tranquilidad y podemos ver en perspectiva que todos los esfuerzos valieron la pena.
Es solo cansancio
No tiene que ver con tu capacidad o tu inteligencia, lo que sientes, esa frustración que sientes, muchas veces solo se trata de cansancio. Criar a un pequeño requiere de mucha energía física y mental, tus sentidos están alerta ¡todo el día! Y a eso agrégale las demás actividades del día y la recuperación que tu cuerpo continúa haciendo tras el parto o la cesárea.
Busca junto con tu esposo o familiares darte pequeños descansos donde puedas dormir y relajarte con la seguridad de que tu hijo está bien cuidado; también revisa tu alimentación, esos dos factores, créeme, poner atención en estas dos cosas harán maravillas por ti.
No es para siempre
Las cosas difíciles que vives, las carencias, todo lo que te gustaría tener y no puedes o todo aquello que hoy te aqueja, querida amiga, no es para siempre, va a pasar muy pronto. Solo ten paciencia, no pongas tu atención en el futuro, disfruta el presente porque es muy muy breve y pronto será pasado.
Pide ayuda
No está mal hacerlo, no estás obligada a saberlo todo siempre y a cada momento. Pedir ayuda habla de inteligencia y de prudencia. No te creas débil si la solicitas, ¡al contario! Habla de tu humildad, tu capacidad de reconocer tus límites y de saber manejar o controlar tus emociones. Pide ayuda, no quieras ser perfecta no tienes ninguna obligación ni deber con nadie más que con los que amas y ellos solamente te quieren feliz.
Los niños crecen muy rápido
Dicen que los niños crecen mientras los vemos dormir y es totalmente cierto. Van a haber días que pareciera ser que les urge crecer, lo vas a notar en el día a día y cada semana y cada mes, sentirás mucha alegría porque sabrás que tu hijo está sano y que todo su cuerpecito se fortalece, pero un día llega donde te dicen que se van a la universidad, a viajar por el mundo o te piden que la acompañes a buscar su vestido de novia.
Tómate tu tiempo con tus hijos, disfruta, no los sufras y cando estés a punto de regalarlos al primero que pasa porque ya no los aguantas, pide ayuda, salte a caminar y piensa que van a crecer muy pronto y que lo que vives, no es para siempre.
Tu cuerpo va a seguir cambiando
Así es, tú cuerpo nunca va a parar de cambiar, al convertirte en mamá, florecerá de manera maravillosa y tendrás un tiempo de esplendor, belleza, fuerza y capacidad que jamás volverás a experimentar. Es una etapa gloriosa. Ten paciencia para ti misma, haz ejercicio pues a pesar de estar tan cansada, el ejercicio te ayudará a relajarte, estarás saludable y te verás maravillosa.
No creas las mentiras que se dicen sobre la maternidad ideal
Mucha de la frustración que experimentan las medres jóvenes tiene que ver con las falsas creencias que la sociedad impone ¿cómo qué? por ejemplo, que todas las embarazadas se ven hermosas y se sienten felices y joviales diariamente, que es muy fácil y bello amamantar, que después del parto en cuestión de semanas te recuperarás y recobrarás la figura, que los niños son pequeñitos angelitos y que nunca perderás la tranquilidad, la paciencia y que las lágrimas que derrames solo serán de felicidad. No es cierto. Ser mamá no es un cuento de hadas, es un trabajo para titanes, siempre lo he dicho. NO hay ideales, ni busques ser la mamá o tener la familia de portada de revista, tú y tu familia son hermosas y perfecto, así como son.
Trabaja junto con tu esposo
Tu esposo es el gran aliado, el gran socio y tu gran amigo. Platica con él, involúcralo en la crianza de los hijos, ¡ellos son el gran proyecto de ambos! NO hay nadie mejor que el padre de tus hijos para educarlos y apoyarte.
Acércate a Dios
Cuando se es padre, te van a preocupar las aristas de todos los muebles, los insectos, el internet, los alimentos con pesticidas y los programas de TV, revisarás el clima a diario y tu corazón latirá fuerte cuando veas a tu hijo ir el primer día de clases lo mismo que en el kínder o la universidad y habrá días en las que sufrirás en silencio por las rebeldías de tu hijo, un gripe, una cirugía o el temor de fallecer y no poder acompañarlo durante sus triunfos y fracasos.
Cuando sientas que ya no puedes más, que ser papá o mamá te sobrepasa infinitamente, acude a Dios, a nuestro padre, pues finalmente somos sus hijos y él sabe lo que es criar y velar por los hijos mejor que nosotros. Haz de la oración tu herramienta mejor para salir de problemas, encontrar soluciones y no perder la esperanza.