8 errores que debes evitar a la hora de enfrentarte a un conflicto
"Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás”. Fray Luis de León
Erika Patricia Otero
Nada es más terrible que vivir en un constante conflicto con quienes amamos. Hay familias enteras que la única manera que conocen de relacionarse es a través de las discusiones constantes por insignificancias. Lastimosamente, esos conflictos diarios pueden acabar por distanciar a los miembros.
La buena noticia es que si los miembros ponen empeño en mejorar la comunicación, sus relaciones mejorarán exponencialmente.
No todos los conflictos son malos
Las personas suelen asociar los conflictos familiares con graves problemas de convivencia; la verdad es que no siempre es así.
Los conflictos -dependiendo de la magnitud de la situación- pueden ser una fuente de crecimiento y fortaleza. Por supuesto, no vamos a comparar una infidelidad, con llegar tarde a casa por estar con los amigos.
Un conflicto va a dejar grandes enseñanzas y mostrará qué tan fuertes son los miembros de la familia. No se trata de qué tan rápido se resuelva el problemas, sino cómo se le da la cara.
¿De dónde provienen los problemas familiares?
La raíz de todos los problemas en una familia es la mala comunicación. Lo que se ve cuando una familia tiene problemas, es que no son capaces de comunicarse de manera efectiva.
Es común que una charla sobre algo que no va bien, termine en gritos. La razón es que las partes quieren ser escuchadas, pero todos hablan y lo hacen al tiempo. Así es como de a poco se pierde el control y terminan peleando y diciéndose cosas hirientes.
Es comprensible que se desee exponer el punto de vista; lo que no es bueno, es que se haga por medio de gritos.
Las cosas cambian sustancialmente cuando las partes toman cada una su tiempo de hablar y decir lo que sienten. Solo de esa manera se puede poner en conocimiento de los demás lo que hay en su interior.
Sin embargo, en el proceso de aprendizaje, las personas cometemos muchos errores de comunicación. Por esto mismo considero pertinente señalarlos para que los evites o de lleno le pongas remedio.
1 Ponerte a la defensiva
Es igual a defender la propia posición y no dar oportunidad de que el otro se explique. Cuando esto pasa, lo que hacemos es que la otra persona asuma la misma actitud. Esto termina en un tire y afloje que no lleva a ninguna solución.
El orgullo puede ser el causante de esta mala actitud. Es por esto, que hay que bajar la guardia un poco, escuchar y tratar de entender la posición del otro. Si amas de verdad a la persona, lo harás por el bien de la familia
2 Evadir el problema
Cuando se evaden los problemas, lo que se busca es evitar dolor y conflictos. La situación es que esto hace que el problema vaya a mayores. Además, asumir este actitud lo único que hace es retrasar la solución y generar frustración en los implicados.
Dar la cara es el mejor remedio a lo que sucede. Cuando te responsabilizas de tus acciones, las cosas se aclaran más rápido y la paz se consigue con mayor facilidad.
3 Dar por hecho que sabes lo que el otro piensa
Esto es un accionar un poco grosero de parte de quienes asumen que saben lo que piensa el otro. Nadie sabe como piensa otra persona, así lleven viviendo juntos 20 años.
La cuestión es escuchar lo que el otro siente y piensa del problema. Cuando escuchas al otro implicado, le indicas que le respetas. Esto aligera mucho la situación.
4 Creer que solo tú sabes cómo solucionar el problema
Esta es otra falta causada por el orgullo. El problema siempre tendrá tantas caras como perjudicados existan.
El asunto es poder llegar a una serie de posibles soluciones y elegir la que más les convenga a todos.
5 Ser el dueño de la palabra
Hay personas que en el afán de resolver los conflictos, hablan sin parar. La razón es que creen que su versión es la más importante.
Esto, además de interrumpir a quien habla, genera más molestias que soluciones.
Los problemas solo tienen una manera de ser solucionados: hablar, callar y escuchar; es así como funciona.
6 Adjudicarle al otro la culpa
Cuando hay un problema, casi siempre hay dos causantes. Sin embargo, no se trata de hallar al culpable sino de buscar soluciones, y culparse entre sí no llevará a ninguna parte.
Exponer el problema desde los puntos de vista diferentes ayudará a encontrar más rápido la solución a los conflictos.
7 Querer ganar la discusión
No es una competencia, es la búsqueda de que la armonía regrese al hogar.
Es cuestión de escucharse y darse la mano en medio del caos, no de señalar culpables, ver quién tiene la razón y ganar para “darle de comer al ego”.
8 Sacar a relucir más problemas sin resolver los del pasado
Esto ocurre cuando las personas aguantan calladas pequeñas faltas que no desean asumir porque no quieren pelear.
Llega un momento tal donde una de las partes no aguanta más y estalla. Esto es muy malo porque carga de resentimientos innecesarios la convivencia.
Lo mejor y más conveniente es “ir limando asperezas” tan pronto como un problema aparezca. Esto les ayudará a tener una vida más equilibrada y en armonía.
Cuando se habla claro, la convivencia se hace más pacífica y las personas son capaces de vivir felices.