8 mentiras blancas o “piadosas” que todos decimos que causan mucho dolor a la larga

Entiende porqué lo haces, cómo cambiar ese patrón y vivir una vida más LIVIANA y libre de mentiras.

Fernanda Gonzalez Casafús

Por alguna razón, todos hemos dicho una mentira alguna vez en la vida. Y aunque creas que una pequeña mentira es piadosa y no hiere a nadie, lo cierto es que mentir, aunque sea mínimamente, puede traer dolor y diversas consecuencias a tu vida y tu entorno.

Hay ciertas mentiras que decimos para protegernos de algo o de alguien, para agradar al otro, para ascender en el trabajo, o para ganarnos la admiración que anhelamos. Sin embargo, ¿qué tan conveniente puede ser a la larga decir una mentira?. Las mentiras piadosas o blancas, como suelen llamarse, llevan ese nombre para minimizar el efecto y la culpa de quien miente, tratando de justificar su acción, pues se dice que una mentira piadosa “no hace mal a nadie”.

Decir que nos ha encantado la comida que nos han preparado con esmero, cuando en verdad no la podíamos ni tragar porque no nos gustaban esos ingredientes, es un acto muy común, en donde quien miente se ampara en la acción de mentir para no herir los sentimientos del otro. Sin embargo, existen otras alternativas antes de llegar a la mentira, pues aunque creas que decir esa pequeña mentira no daña a nadie, lo cierto es que hay razones científicas que explican por qué es perjudicial acostumbrarse a este tipo de engaños.

Tu cerebro puede acostumbrarse a mentir

Conozco a alguien muy cercano que miente todo el tiempo en cosas muy pequeñas. Lo he escuchado mentir en cosas que ni siquiera tenía sentido contar. La ciencia tiene una explicación para ésto. De acuerdo a una publicación de la revista científica Nature Neuroscience , el cerebro puede adaptarse y acostumbrarse a la deshonestidad. Es decir, mientras más pequeñas mentiras digas día a día, hay un mecanismo neuronal que va respaldando ese accionar, pues el comportamiento deshonesto aumenta con la repetición.

Aunque el objetivo de una persona mentirosa no sea dañar a nadie, lo cierto es que su cerebro se ha amoldado tan fácilmente a la mentira, que ya no se activan los mecanismos de inquietud que nos invaden cuando mentimos. Por ello, cuando quieras decir una pequeña falsedad, busca la forma de encontrar otro camino más viable y con menores consecuencias.

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Las 8 mentiras piadosas que traen dolor

  • “Te ves genial”

¿Cuántas veces hemos dicho esta mentirilla o nos lo han dicho a nosotros? Aunque a veces sea mejor abstenerse de una dura respuesta sincera, como decirle “te queda mal”, lo cierto es que podemos elegir otras frases para decir que alguna prenda no le favorece a nuestra amiga o pareja.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Por ejemplo, podemos optar por decirle que debería buscar una prenda que destaque sus curvas o que hay otro color que le sienta mejor. A la larga, tu amiga te agradecerá la sinceridad. También en esta misma línea, no es buena idea decirle a alguien que está muy enfermo o que padece una enfermedad terminal que “se ve bien”, cuando lo que más necesita es alguien sincero y en quien pueda apoyarse. Puedes obviar esa frase y elegir palabras de aliento.

  • “Me ha encantado”

En verdad, no, no te ha gustado ese pastel de frutos rojos. Entonces, para no herir susceptibilidades, prefieres mentir. Sin embargo, esta pequeña mentira puede traer sus consecuencias, pues la próxima vez esa persona pueda volver a agasajarte con lo mismo y tú ya no tienes vuelta atrás.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

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En cambio, puedes optar por agradecerle el tiempo que se ha tomado en preparar una delicia casera, o el hecho de que haya pensado en tí, y puedes aprovechar la oportunidad de comentarle cuál es tu postre favorito.

  • “Claro que puedo hacerlo”

Tu Jefe quiere ascenderte a un puesto que él cree que eres capaz, pues en tu currículum destacas habilidades que en verdad no tienes. En el afán de sobresalir has mencionado algo que ahora te juega en contra.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Tienes la posibilidad de ser sincero y dar un paso atrás, pues en verdad no estás preparado aún para el desafío. Mentir en este tipo de cuestiones puede traer consecuencias negativas y atentar contra tu credibilidad.

  • “Tenemos la familia perfecta”

Decir que tenemos la familia perfecta y en verdad hay serios problemas conyugales o familiares, es una mentira que puede causar mucho dolor a la larga. Cuando hay hijos de por medio, decirles que entre mamá y papá está todo bien cuando a las claras no es así, puede sumergir a los niños en un mar de inseguridades.

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¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Tanto en la pareja, como en las relaciones familiares, lo ideal es sentarse a conversar y no mentirse a sí mismos, pues no hay nada más doloroso que esconder los problemas y no enfrentarlos.

  • “Estoy mejor que nunca”

Ésta es una mentira que muchas personas se hacen a sí mismas, en el afán de mostrarse fuertes. Sin embargo, y aunque es gratificante sentirse positivos, puede ser una falacia que no sólo nos lastime a nosotros mismos, sino a nuestro entorno.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Es bueno ser sinceros con nosotros mismos y buscar apoyo; después de todo, contamos con nuestros afectos para brindarnos cariño cuando la estamos pasando mal.

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  • “Jamás te he engañado”

Tal vez pienses que un pequeño engaño de hace muchos años atrás sea algo insignificante y si sale a la luz puede traer rencor en la pareja.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Sin embargo, esta pequeña mentira puede ser muy dolorosa si se descubre luego de un tiempo, y no por la infidelidad en sí misma sino por el ocultamiento. No hay nada mejor que decir la verdad, desde el corazón, con un arrepentimiento sincero y jugando las cartas del amor.

  • “No puedo ir porque se me ha roto el auto”

No tienes ganas de ir, o no quieres acudir a esa cita o reunión.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

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Puedes ser sincero y decir que en verdad, estás con poco ánimo de salir de casa, y será más creíble que cualquier otra excusa. Además, cualquier persona valorará tu sinceridad.

  • “Lo compré en una oferta”

Si en una pareja se oculta de alguna manera los gastos de una u otra parte, no sólo se pueden ver resentidas las finanzas sino también la confianza. Decirle a tu marido o esposa que has comprado eso en una oferta cuando en verdad te ha costado carísimo, es una mala idea. Este tipo de mentiras puede poner en jaque la confianza mutua.

¿Cómo cambiar esta mentira por una verdad piadosa?

Llamar a una mentira “piadosa” o “trivial” no hace más que justificarnos por la decisión que hemos tomado de mentir. No se trata de ser crudamente sinceros cuando no se puede serlo, pero sí de evitar optar por una mentira que luego pueda traernos problemas en nuestras relaciones tanto de pareja como sociales y laborales.

Y tú ¿qué tipos de mentiras blancas has dicho alguna vez?

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Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.