8 verdades asombrosas que nadie te dijo sobre la paternidad
La mayor enseñanza que brinda el don de la paternidad a los hombres, es aprender a amar tal como Dios los ama.
Elizabeth González Torres
Nuestra sociedad actual hace consciente a las mujeres -desde temprana edad- de la maternidad que algún día asumirán. No obstante, en lo que respecta a los hombres y a la paternidad, son escasas las enseñanzas que se les dan a los mismos en cuanto a esto.
Como hombre, probablemente, pocas fueron las veces que te hablaron sobre la grandeza de ser padre. Quizás, a diferencia de tus hermanas mujeres, desde pequeño te prepararon para convertirte en un excelente médico, abogado o arquitecto, antes que para ser papá.
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De ahí que pudieras pensar -hasta antes de ser padre- que las mujeres, a diferencia de los hombres, disfrutan más y desarrollan con mayor convicción su papel de mamás. Sin embargo, ahora que tienes la oportunidad de tener hijos y ver los cambios positivos que ellos han generado en ti, es probable que te percates de habilidades que nunca pensaste desarrollar. Al mirar a tus pequeños, puedes darte cuenta de algunas verdades que nadie te dijo sobre el don de la paternidad y que son realmente asombrosas. A continuación te comparto algunas de ellas.
1. Te vuelves más precavido con tus palabras y tus actos
Al saber que te convertirías en papá, es posible que tus primeros pensamientos fueran: ¿Qué ejemplo seré yo para mi hijo? ¿Qué le enseñaré? ¿Cómo lo instruiré? No obstante, ahora que ya tienes ante ti la responsabilidad de guiar ese pequeño o pequeña, sabes que no hay mejor ejemplo para ellos que el de un padre honrado e íntegro. Por ello, procuras con insistencia que tus palabras y actos proyecten esas valiosas virtudes que marcarán -positivamente- las vidas de tus hijos.
2. Tu sensibilidad se incrementa
Si pensabas que solo las mujeres se vuelven más sensibles con la maternidad, ahora te das cuenta de que no es así. Aunque no es en todos los casos, para muchos excelentes padres como tú, la paternidad les ha regalado la oportunidad de sentir con mayor intensidad cada una de sus emociones. Seguramente, ahora ríes, lloras y vives con más pasión que antes de ser papá.
3. Tu sentido de la responsabilidad aumenta
Si antes procurabas cumplir con puntualidad tus responsabilidades laborales, ahora lo haces con más entusiasmo, dedicación y disciplina. El simple hecho de saber que, de tu trabajo y esfuerzo dependen esos pequeños a los que tanto amas, te motiva a ser más responsable.
4. Desarrollas más tu instinto de protección
Como hombre, es muy probable que siempre buscaras proteger a tus seres queridos. Padres, hermanos, hermanas, novia, esposa y demás. Sin embargo, al ser padre, ese instinto de protección se magnifica al ver la fragilidad de tus hijos. El deseo de cuidar de ellos es mucho mayor.
5. Te vuelves más tenaz y buscas con mayor insistencia el éxito
Nadie te lo dijo, pero tú mismo te puedes percatar que la paternidad te ha ayudado a explotar tu potencial al máximo. Ahora no solo buscas mejores oportunidades de trabajo, sino que te esfuerzas por progresar académica, profesional, personal y económicamente.
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6. Te vuelves más perceptivo
La paternidad te ha permitido estar más atento a aquellas cosas que antes te parecían insignificantes, y que ahora tienen una gran relevancia. Conocer los gustos de tus hijos, sus necesidades y el proceso de aprendizaje que están teniendo, te han vuelto un hombre más perceptivo y observador.
7. Aflora la parte más tierna y noble de tu persona
Si antes te considerabas el hombre más rudo y fuerte del mundo, al convertirte en papá quizás hayas conocido por primera vez esa parte tierna y noble de ti mismo. Jugar con tus hijos y volver a ser un niño junto a ellos, te ha ayudado a reencontrarte con esa hermosa faceta de tu personalidad.
8. Aprendes a amar en su totalidad
Por último, el mirar a tus hijos sonreír, te hace sentir ese amor que no se compara con ningún otro y que le da la felicidad plena y absoluta a tu vida. Sencillamente, es posible que nadie te lo haya dicho, pero la paternidad te ha dado la mayor enseñanza de tu vida: aprender a amar tal como Dios ama.