Estos niños se salvaron de ser secuestrados gracias a un truco que les enseñó su mamá (y que TODO padre debería enseñar a sus hijos)

Un concepto y dos palabras fueron los que salvaron a estos niños de oscuras intenciones de un extraño (todos deberíamos aplicar esto).

Fernanda Gonzalez Casafús

El fantasma de los secuestros infantiles nos persigue siempre como padres. No es para menos. Las tasas de secuestro infantil son altísimas en todo el mundo, y además, nuestros hijos son el tesoro más preciado que tenemos; debemos cuidarlos a sol y a sombra.

Como madre, este año comencé a trabajar con mi hija de 4 años acerca de los conceptos de seguridad. Por ejemplo, le digo que no hace falta que bese si ella no quiere, que no acepte nada de un desconocido si no está mamá o papá con ella, y que no se deje tocar por absolutamente nadie. Cuando leí esta historia que voy a contarte a continuación, no hice más que sentirme identificada con esa madre y sentir alegría y simpatía por esos niños.

Un concepto salvador

Según reporta el diario Mirror, Jodie Norton es una madre bloggera que escribe sus experiencias acerca de la maternidad en su blog llamado “Time Well Spent“. En uno de sus posteos, narra acerca de un hecho que le sucedió con sus hijos y cómo lograron salvarse de un posible rapto a manos de unos extraños, utilizando unas pocas palabras y poniendo en uso un concepto enseñado por su madre.

Jodie cuenta en su blog que una mañana sintió un profundo y punzante dolor en sus ovarios y tuvo que acudir de urgencia al médico. Como madre de 4 hijos, tuvo que arreglárselas para ir manejando con ellos y con un tremendo dolor a cuestas. Al llegar al hospital dejó a su dos hijos más grandes en el banco de la acera del hospital, pues en 5 minutos estaría yendo a buscarlos una amiga de ella, para llevarlos a la escuela. Jodie entró rápidamente a la sala de emergencia, con sus dos hijos más pequeños, y pensando que los otros dos hijos estarían bien, pues su amiga ya pasaría a buscarlos.

Advertisement

Extraños al acecho

Pero lo que Jodie supo más tarde es que su amiga se retrasó unos 40 minutos, y en ese lapso de tiempo tres personas se acercaron al banco donde estaban sentados los niños y les pidieron que los acompañaran dentro del hospital, a buscar un hombre que estaba en el baño, que no quería salir para ser atendido por el médico. Los extraños les decían a los niños que su ayuda era indispensable para persuadir al hombre escondido que se dejara atender por el doctor.

“No, gracias”

Los niños no hicieron más que responder “No, gracias” a los fallidos intentos de aquellas personas. Los niños le contaron luego a su madre todo este relato y hasta detallaron que luego vieron cómo otro hombre salía de adentro del hospital y se metían todos a un automóvil. Los niños dijeron tantas veces “no, gracias” y con tanta firmeza, que los extraños no tuvieron otra opción más que desistir.

Una regla familiar que los salvó

Advertisement

Además de su negativa, los niños habían aprendido una regla familiar que los salvó del posible secuestro. El niño le dijo a su madre, luego de relatar detalladamente toda la situación, “Mamá, yo sabía que eran personas difíciles porque nos pedían ayuda. Los adultos no piden ayuda a los niños“. Y con éste concepto de “personas difíciles”, el niño pudo clarificar en su mente que quienes tenían frente a ellos era personas peligrosas.

¿Por qué utilizar ese concepto y no “extraños”?

El concepto de “personas difíciles” fue el que salvó a estos niños, según su madre. Pues al utilizar el término de “extraños” los niños podrían confundir ese concepto con personas peligrosas, violentas, o que les de miedo. Y muchas veces -y podríamos decir la gran mayoría- las personas que se acercan a los niños con fines de rapto y secuestro suelen ser personas amigables que intentan generar simpatía con el niño. Si el niño simpatiza con esa persona, probablemente no concuerde con su preconcepto de “extraño”. En cambio, al utilizar el concepto de persona difícil, o persona astuta, o persona pícara, el niño ya sabe que esa persona querrá algo más de él; y eso es justamente en donde los padres debemos hacer hincapié.

Este concepto fue creado por Patty Fitzgerald, quien lo expone en la web del programa de seguridad para padres llamado Safely Ever After. Ella aconseja dejar de decirles a los niños que no hablen con extraños, pues quizá tengan que hablar con un extraño algún día, y sí enseñarles con qué clase de extraños están a salvo.”, según reporta Mirror.

Una de las cosas que este programa anima a los padres a enseñar a los niños es que solo las “personas difíciles” piden ayuda a los niños. Si un adulto seguro necesita ayuda, le preguntará a otro adulto, y no a un niño.

Advertisement

Educar a nuestros hijos para ayudarlos a que conserven su integridad física

Es interesante el uso de este concepto de “personas difíciles” y no “extraños”, pues muchas veces la persona peligrosa está más cerca de lo que creemos. Es por ello que a medida que nuestros niños van creciendo es fundamental que aprendan a cuidarse solos para ponerse a salvo en cualquier emergencia que pueda suscitarse.

Esperemos nunca tengamos que enfrentarnos a una situación de este tipo, pero al menos como padres, tengamos la precaución de advertir a nuestros hijos del peligro. Enseñarle a que aprenda su dirección, el número de teléfono de sus padres, y a que su cuerpo es privado, o a que puede decir “no” cuando lo considere, lo alejará de potenciales peligros y aumentará su confianza en sí mismo.

El truco de esta madre me ha parecido fascinante, y comenzaré a ponerlo en práctica en las charlas de seguridad con mi hija. Y tú, ¿cómo enseñas a tus hijos a cuidarse de los peligros?

Toma un momento para compartir ...

Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.