Psiquiatras CONFIRMAN que los niños que se acuestan entre estas horas corren más riesgo de desarrollar estos tipos de trastornos mentales
La hora a la que se acuestan tus hijos, impactará en su salud mental cuando CREZCAN.
Emma E. Sánchez
Todas las madres reconocemos la importancia del sueño en el desarrollo de los niños, no en balde es la expresión aquella de “amanecen más grandes los niños” y seguramente muchas lo hemos comprobado, los niños crecen mientras duermen; pero no solamente el crecimiento se favorece sino que otros procesos mentales y fisiológicos también se ven beneficiados cuando los niños duermen bien y el tiempo suficiente.
Cuando yo era pequeña, recuerdo que mi mamá nos mandaba a dormir y no había más: te dormías o te dormías, no había de otra. Luego, yo mamá, recuerdo hacer todo un ritual con mis hijas pequeñas para que fueran a la cama: había que bañarse, ponerse la pijama, leer el cuento una y otra vez, apagar las luces y luego ponerme firme que nadie saliera de su habitación bajo cualquier pretexto. Ahora veo a las madres jóvenes y ¡oh! ¡terror! ¡los niños mandan a dormir a sus padres!
Con el avance de la tecnología, se ha dado un fenómeno muy interesante: los padres mandan a dormir a sus hijos pero no se dan cuenta que una vez que los chicos están en su habitación, encienden sus equipos electrónicos, se conectan a internet y así los encuentra la madrugada, jugando o navegando en la red y obviamente, alterando sus ciclos de sueño.
Hace unos pocos días, la página Por qué o se me ocurrió dio a conocer que está mala costumbre en los niños, (y yo diría que también en los adultos) de irse a dormir tarde, está causando grandes estragos en la salud mental de los pequeños.
El Psiquiatra José Ferreira Belisario, reconoce que los niños que duermen poco, muestran falta de concentración, más ansiedad y otros trastornos.
¿Por qué es tan importante el sueño?
Mientras el niño duerme, la hormona de crecimiento realiza sus funciones especialmente cuando el sueño está en su cuarta etapa o de sueño muy profundo, así que si el niño se duerme tarde, la hormona simplemente no tendrá la oportunidad de funcionar adecuadamente.
De igual manera, se sabe que si un niño no duerme bien, al día siguiente, su rendimiento será mucho menor, afectando también su desempeño académico.
¿Qué podemos hacer como padres?
Primeramente reconocer que tenemos un problema de salud si nuestros hijos no van a la cama a su hora, esto es un reto muy importante y para lograrlo tenemos las siguientes sugerencias:
Establecer rutinas
Hacer la tarea, jugar, ver TV, cenar bañarse e ir a la cama en horarios regulares, habitúa al cuerpo y la mente y cada día será más fácil hacerlo.
Tener un ambiente agradable y relajado
A partir de cierta hora, ya no debe de haber ruidos estridentes o música a gran volumen sino un ambiente que invite a la paz y tranquilidad.
Otro asunto interesante es usar la cama solo para dormir, esto es, que en la cama no se hagan tareas u otras actividades, esto con el único fin de que el niño relacione la cama con descanso y sueño, verás que al tocar la almohada simplemente caerá dormido.
Apagar la luz
Nada de luces que simulen el día, más bien luces tenues y una vez en cama apagar la luz para que la melatonina haga su trabajo. No es lo mismo dormir a oscuras que con luz.
Cenar ligero
Recargar el estómago provoca malestares y ¡hasta pesadillas!
Dar seguridad y confianza
Si durante el día hubo sucesos desagradables, problemas o algo aún más grave, hay que hablar primero con el niño, ayudarle a entender y procesar lo sucedido, de lo contrario habrá sueños inquietos, monstruos, lágrimas y rechazo a dormir.
Date un tiempo para leer el cuento, platicar en calma, orar y besara tu hijo. Mi papa siempre decía: “Que sueñes con los angelitos” y muchas veces fue verdad.
Ser un ejemplo
Tú también cuida tus hábitos de descanso ¡Te sentirás muy bien!
Si después de hacer todo esto tu pequeño presenta dificultades para conciliar el sueño, dormir completo o hay terrores nocturnos, puedes buscar más información con especialistas en trastornos del sueño.
Aquí lo más importante es tomar en tus manos la situación y hacerte cargo. Recuerda: la salud emocional y mental de tus hijos está en tus manos.