Una madre de casi 100 años toma una increíble decisión, dejando nuevamente en claro que el amor de una madre es incondicional y grandioso

Wow, que belleza de HISTORIA y que orgullo es ser una madre.

Viviana Domínguez

A los 98 años se muda para cuidar a su hijo

Cuando se llega a la vejez, comúnmente se habla del cuidado por parte de los hijos a sus padres, sin embargo, una noticia publicada en Noticias de Navarra, relata una historia opuesta a lo común, ya que es la madre quien decide mudarse con su hijo a cuidarlo, y lo peculiar del caso es que ella tiene 98 años y su hijo 80.

La historia cuenta que Ada y su esposo ya fallecido Harry, tuvieron 4 hijos,Tom, Barbara, Margi y Janet, esta última falleció con solo 13 años de edad, y Tom nunca se casó, y siempre vivió con su madre, pero un año atrás, él necesitó atención especial y se mudó a una residencia de cuidados en Moss View, Liverpool.

Una relación inseparable

Ada Keating quien vive en Estados Unidos, después de un año que su hijo se trasladó a la residencia, se entera que su hijo, Tom, requiere ayuda extra así que sin dudarlo decide mudarse junto a él también.

Ahora que están juntos, Tom no puede ocultar su alegría y cuando su madre sale a la peluquería, es él quien está esperándola con los brazos abiertos, ella misma cuenta “todos los días voy a la habitación de Tom a darle los buenos días, y las buenas noches”, y agrega “no importa la edad, nunca dejas de ser mamá”.

Ada cuenta con una nieta, Debi Higman, y otros familiares que siempre están visitándolos y se encuentran felices de que madre e hijo nuevamente están juntos.

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Nunca dejas de ser madre

Creo que la mayoría de las mujeres que son madres estarán de acuerdo con el comentario de Ada keating que nunca se deja de ser una madre, sin importar la edad de los hijos.

En mi experiencia personal, y como madre latina, me siento como un canguro que lleva a sus hijos en la bolsita, ya que me mudé de ciudades y de país, y siempre los llevé conmigo, y es hasta el día de hoy, que si bien son adultos y viven sus vidas muy independientemente, cuando me necesitan “siempre me llaman”.

Tal vez tú te sientas una leona como madre, o un ave que los cuida bajo sus alas, no importa como sea, pero la verdad que una madre siempre está ahí para velar por sus hijos.

La madre, clave de una buena autoestima

Recientemente estoy mirando en un canal de películas una serie que investiga el comportamiento de las personas que han cometido algún crimen y por eso están sentenciados a prisión de por vida.

La serie relata la etapa de la década de los 60-70 en la que la Policía y otras organizaciones de investigación. En esa época no consideraban los aspectos emocionales o conductuales de un criminal, o sea la causa del comportamiento de estas personas.

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Así, el protagonista, encara el papel de un detective que busca insaciablemente qué es lo que lleva a estas personas a cometer estos actos horrendos. A través de varias entrevistas con un prisionero, llega a la conclusión en que la mayoría de estas personas tuvieron un vínculo enfermizo de madre-hijo, o sea una relación basada en la falta de amor, cuidado, protección y abuso verbal, a través de humillaciones por parte de la madre, forman un ser con muy poca autoestima y mucho enojo.

Claro estos casos son llevados al extremo, pero sirven de referentes para entender el rol importantísimo que cumple la mujer como madre en la edificación de la autoestima de los hijos.

Un artículo publicado por Bebé y Más, amplía este concepto explicando que “La autoestima se define como la percepción emocional que uno tiene de sí mismo”, y agrega que es responsabilidad de los padres velar para que esta autoestima sea elevada.

El sagrado vínculo madre-hijo

Los hijos nacen con un vínculo con la madre, formado durante la gestación y al nacer se solidifica a través de la mirada, el olor, y la alimentación, de ahí seguirá edificandose dependiendo en gran parte de la intervención apropiada de los progenitores.

Sobre el tema, la psicóloga Margarita Ibáñez del departamento de Neonatología del Hospital de San Joan de Deu explica “Los bebés vinculados a sus madres se sienten protegidos, desarrollan una especie de confianza en los demás que les funciona, y eso hace que más tarde, sean socialmente más competentes. Si tienen problema piden ayuda y la consiguen”, así es este sentimiento en el niño de sentirse apreciado y tenido en cuenta que forma una buena autoestima.
Ahora ésto no significa que se debe permitir que el niño haga lo que él quiera, con el fin de “apoyarlo” y no negarle nada, ya que esto nos llevaría a crear un niño con un gran ego, y un comportamiento totalmente desagradable, autoritario y demandante, por lo que al momento de educar, una correcta intervención para no herir la autoestima de los hijos es, corregir el “comportamiento” y no usar adjetivos que califiquen a la persona.

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Si el niño entenderá que en la vida uno comete errores, toma decisiones correctas e incorrectas, se porta mal o bien y no se sienta querido por eso, de eso se trata el amor de padres a sus hijos, hacerles saber que uno “los quiere, pero su comportamiento no es el adecuado” y esta es la clave para que siempre puedan pedir ayuda, como en el caso de Tom que a sus 80 años no dudó en solicitar que su madre de 98 viniera a cuidarlo.

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Viviana Domínguez

Psicopedagoga, escritora y orientadora familiar. Oriunda de Argentina, actualmente reside en Utah. Es amante de la buena literatura, la música, el arte y de pasar tiempo en familia.