9 cosas que hiciste hoy, y que probablemente están echando a perder a tus hijos
Preocupadas en el vaivén de la vida y los pendientes, a veces nos pasan desapercibidas la frustración o la tristeza en los ojos de nuestros hijos con nuestra vida acelerada y llena de tensión.
Marilú Ochoa Méndez
Es muy bueno aceptar que no somos perfectos, porque equivocarnos es una oportunidad para aprender y recapacitar. Mira conmigo muchas cosas que a veces nos parecen normales y que hieren y hacen mal a nuestros hijos.
1. No tener estructura
Levantarse a la hora que sea, acostarse cuando se terminan las ganas de mirar televisión, comer en el lugar que de hambre y tomar los objetos que deseen por el placer de hacerlo es cómodo, pero nocivo. Es importante para nuestros hijos saber que cada cosa tiene un lugar y un momento, porque los ayuda a desarrollar autocontrol y a sujetarse a normas, y eso los hace adquirir buenos hábitos y buenos modales.
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2. No ser consistentes
Decir firmemente que la regla será no mirar televisión entre semana, pero preferir que lo hagan porque tienes la visita de una amiga y quieres pasar un rato cómoda, no es lo mejor para tus hijos. Ellos necesitan saber que sí es sí y no es no.
3. Tolerar demasiado
Su mamá es un ser dulce y amoroso, pero luego de unos minutos se convierte en un monstruo terrible que tira todo a su paso y grita con una voz de ultratumba. ¡Qué miedo! Esto sucede cuando permitimos que no nos obedezcan ni escuchen. Procuremos que nos escuchen y atiendan cuando hablamos, y para esto es preciso hacerlo primero los padres, así será más fácil.
4. Hacer las cosas por ellos
Cuando limitas a tus hijos y tu primera frase es “cuidado, no te caigas, es que no puedes”, y tu impulso —para evitar desorden o suciedad o un accidente— es hacer las cosas por ellos, evitas que crezcan. Te sorprenderás de lo mucho que pueden hacer con tu guía amorosa y prudente.
5. No creer en ellos
¡Nunca te des por vencida con tus hijos! Si tú que eres su faro en la vida, decides apagar la luz, ¿quién vendrá a orientarlos? Quedarán a la deriva y tristes. ¡No lo permitas!
6. Golpear
“La letra con sangre entra”, “A mí me pegaron y no estoy tan mal”. Piensa, llega tu marido y ve que la cocina está llena de trastes sucios y sin recoger. Se para frente a ti y lo primero que hace es ponerte en sus piernas para darte una nalgada, luego te lleva a un rincón y te dice “es por tu bien, así aprenderás a limpiar cuando es momento”. ¿Así aprenderías algo? ¿Te quedarían ganas de “portarte bien”?
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7. Vivir en el desorden
Cuida que su casa sea un lugar armónico, que puedan desenvolverse en un ambiente limpio y que invite a la convivencia sana y respetuosa.
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8. Pelear con tu pareja todo el día
¿Cómo aprenderán lo bella que es la vida y querrán formar en el futuro un matrimonio si sus padres se la viven todo el día peleando?
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9. Darte por vencida
Pensar que no puedes, que las cosas en casa se han vuelto difíciles y es imposible revertir las malas caras o el desorden, que los malos tratos son imposibles de revertir y las heridas difíciles de subsanar. ¡Este es el peor error! ¡No te desanimes! Si —como yo— has caído en alguno (o varios) de estos errores, ¡arriba! ¡A sacar la mala hierba! Nuestros hijos y nuestro esposo lo merecen.
Recuerda que la vida es una lucha, los que triunfan son los que más veces se levantan, y quienes más se levantan son usualmente los que más conscientes están de lo que se juegan. Sabes que te juegas la vida eterna para ti y para los tuyos. Toma la mano de tu esposo y siéntense a evaluar la forma de corregir estos problemas, oren mucho juntos y vuelvan a empezar cada día. Con la gracia de Dios y el trabajo en equipo, lo lograrán, no lo dudes.