7 frases que parecen inofensivas pero que JAMÁS debes decir a tu pareja ENFRENTE de tus hijos

Los niños son muy sensibles a lo que escuchan y ello puede marcarlos de por vida

Fernanda Gonzalez Casafús

“No te preocupes si tus hijos no te escuchan, te observan todo el día” dice una famosa frase. Y en cierta forma, los niños aprenden desde muy pequeños a analizar y entender cómo son las relaciones humanas a partir de lo que vive en casa con mamá y papá. Por ello, hay ciertas frases que, aunque parezcan inofensivas, no se deben decir frente a ellos.

A veces me cuesta recordarlo y asimilarlo, pero los niños son esponjas. Si estamos felices, ellos lo estarán, si estamos calmados, se calmarán, si estamos ofuscados, también se sentirán así. Entonces, muchas veces es necesario rever la forma en la que nos dirigimos hacia las personas, pues ellos aprenden demasiado rápido.

Es habitual que en las relaciones de pareja uno se diga cosas que, en el mundo de los adultos tienen un significado, pero en el mundo de los niños, otro. Así, cuando un hombre le dice a su esposa “Tú no entiendes nada”, en verdad, son palabras de enojo, pero el niño asimilará que su madre no entiende nada. Y ello, si sucede sistemáticamente puede derivar en una conducta machista en el futuro.

De acuerdo a Huffington Post, hay determinadas frases que debemos dejar de decir a nuestro cónyuge en presencia de los hijos, por el bien de ellos, y de toda la familia:

1. “¡Pero qué sensible eres!”

Esta frase invalida los sentimientos de la otra persona, y le está enseñando al niño que no es bueno demostrar los sentimientos, y que no tienen derecho a sentirse tristes o molestos o irritados. Nadie es quién para decirnos cómo debemos sentirnos ante una situación. La frase en cuestión suena a un insulto a los oídos de quien la escucha, y se debe tener mucho cuidado en la interpretación que hacen los niños.

Advertisement

2. “Eso no me importa”

Parece una frase sin demasiada importancia, valga la redundancia, pero lo que esta frase está enseñando a tu hijo es que a su madre o a su padre no le importa verdaderamente la opinión del otro. Si la madre pide un punto de vista respecto de alguna situación, y el padre insinúa que no le importa demasiado envía una señal acerca de que está desinteresado acerca de lo que al otro sí le importa.

3. “Estoy ocupado”

Si bien es cierto que puede suceder que uno esté realmente ocupado y no pueda atender instantáneamente el pedido del otro, la frase “estoy ocupado” no siempre cae bien. Especialmente cuando uno de los dos cónyuges se acerca al otro para conversar sobre algo o hacerle alguna pregunta y su pareja le contesta “estoy ocupado” sin quitar la vista del celular o la revista. Esta frase, ante los ojos de los niños, remite un desinterés total de uno de sus padres respecto del otro, y eso muestra desamor y sentimientos de soledad en la pareja.

4. “Mi cuerpo es…”

Aunque ya somos adultos y podemos hablar en total confianza con nuestra pareja y decirle que necesitamos hacer ejercicio, o queremos hacernos algún retoque estético, hablar del cuerpo en términos de “feo, lindo, gordo, flaco” frente a los niños supone una desvalorización de uno mismo e imprime una cuota muy grande de importancia respecto de lo que se espera de uno físicamente. “Mami ¿tienes un bebé en la pancita?” me dijo mi hija el otro día, y aunque yo sé que tengo algunos kilos de más, le contesté “No hija, es sólo porque a mami le encanta comer comiditas ricas”. En ningún momento le mencioné que estaba “gorda” o que necesitaba bajar de peso.

5. “Te lo dije”

Es bastante difícil no mencionar esta frase, tanto a nuestra pareja como a nuestros hijos, pues los humanos siempre creemos estar en lo cierto. Decirle esta frase a nuestra pareja a oídos de nuestros hijos supone que la comunicación se trata de una batalla por ver quién estaba en lo cierto, quién gana y quién pierde la apuesta. En vez de alcanzar un objetivo compartido, la frase “te lo dije” muestra a los niños que lo que importa es quién tiene la razón a fin de cuentas.

6. “Mira lo que has hecho”

Los errores deberían ser oportunidades para aprender. Decir esta frase frente a nuestros hijos (y también decirsela a ellos mismos) implica que fallar es un problema en sí, cuando en realidad debería verse como una nueva oportunidad para intentarlo. Esta frase encierra un reclamo, un reproche y un enojo hacia el error del otro. Si nuestros hijos escuchan “bueno, podemos volver a intentarlo”, la noción de ensayo y error cambia por completo.

Advertisement

7. “No ayudas en nada”

Decirle a un hombre que “no ayuda en casa para nada” cuando en realidad trabaja 10 horas por día y llega exhausto es una forma algo torpe de intentar pedir ayuda. Los niños pueden entender que el trabajo del padre no vale en absoluto y que su madre es una esclava del hogar. Pero si en cambio de ello comienzas diciendo “Valoro mucho lo que haces por nosotros, pero me gustaría pedirte que cada noche saques la basura” (o cualquier otra actividad), no sólo el hombre lo cumplirá de buena gana, sino que los hijos verán que el matrimonio coopera y se ayudan entre sí.

La comunicación entre las personas ha sido siempre un gran debate, pues no siempre tenemos la habilidad suficiente o la paciencia de entablar una comunicación fluida y respetuosa. Nuestros hijos absorben todo lo que decimos, y no sólo en el lenguaje oral sino también en el gestual.

Ellos siempre nos observan, y para bien o para mal, siempre nos imitarán. Ten cuidado con lo que dices, pues allí están para imitarnos.

Toma un momento para compartir ...

Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.