A esta persona le gustaba coleccionar basura. Si no lees esto, lo mismo te puede pasar a ti

A veces el coleccionar cosas materiales, te lleva a no quedarte espacio para nada más. Lo interesante es que esto tiene que ver con tu vida.

Edith Kingore

Hace unos meses decidimos ir a casa de la abuela de mi esposo. Fue lindo verla y pasar tiempo con ella. A pesar de que sufre de Alzheimer y ha perdido la memoria y no nos reconoce, ella disfruta las visitas. Su hijo, que vive al lado, nos mostró un garaje cubierto con cantidad de cosas materiales de la abuela. A ella le gustaba coleccionar todo tipo de adornos, que atesoraba como sus más preciadas posesiones, en las que gastó mucho dinero, tiempo y espacio. Recuerdo haberlas visto en vitrinas, mesas y estanterías; y ahora se hallaban arrumbadas, sin valor, arruinándose a la intemperie.

Las posesiones materiales pueden desaparecer en cualquier momento, por desastres naturales o porque pierden su valor y hermosura. Por ejemplo, Michael John Teh, de las Islas Filipinas, visitó el área de desastre tras un gran terremoto y un tifón para ayudar y aliviar a los damnificados; una buena mujer le expresó lo siguiente: “Cuando el agua bajó y llegó el momento de empezar a limpiar contemplé mi casa y pensé: ‘¡Cuánta basura he acumulado todos estos años!’”.

En tiempos de tragedia y calamidad la vida nos muestra a su manera las cosas que contienen verdadero valor y nos centra en las prioridades. De repente todas las posesiones materiales, por las que tanto trabajamos, dejan de tener importancia; entonces nos preguntamos, ¿qué es lo que verdaderamente me importa? La respuesta es simple: nuestra familia y las relaciones con los demás. Por eso es vital que aprendamos a reconocer cuándo tenemos lo suficiente y quedar satisfechos y enfocar tiempo y energía en las cosas de verdad importantes, transcendentales y que nos traen felicidad. ¿Cómo puedo conseguirlo?

1. Las posesiones materiales son necesarias, pero hay que aprender a poner límites

a) Piensa antes de comprar: ¿esto realmente me hace falta y me va a hacer feliz?

b) Cuida no caer en deudas. Es preferible vivir sencillamente y no ser esclavos de nuestras propias deudas. El no deberle a nadie trae paz y da seguridad.

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c) Más posesiones no significan más felicidad. Al contrario, las cosas materiales nos atan y consumen nuestra mente, espacio y tiempo. Menos cosas es igual a más libertad. Deshazte de los objetos que no usas y da lugar a las cosas que son más importantes para ti.

2. Dedica tiempo a las cosas más importantes

a) Fortalece las relaciones familiares: escucha a tu cónyuge, juega con tus hijos y pasa tiempo con tus padres u otros familiares. No existe mayor felicidad que la que trae las buenas relaciones con la familia.

b) Adquiere atributos cristianos: desarrolla la fe, la esperanza, la humildad, el perdón. Mantén una vida casta, honesta y un corazón agradecido.

c) Traba buenas relaciones con la gente que te rodea: sé amable, da servicio y haz las paces con cualquiera que hayas tenido alguna ofensa.

d) Ocupa tu tiempo en cosas positivas y productivas: desarrolla tus talentos y disfruta cada momento que la vida te da.

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Las posesiones materiales pueden desaparecer en cualquier momento, y nuestros hogares pueden quedar vacíos, pero nuestra alma nunca quedará desolada si acumulamos estos atributos y mantenemos fuertes nuestras relaciones familiares. Esto nos dará la fortaleza para sobrellevar cualquier dificultad, y la paz y tranquilidad necesarias. Recuerda lo que enseñó Jesús, “No os acumuléis tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el moho corrompen, y los ladrones minan y roban; sino acumulaos tesoros en los cielos, donde ni la polilla ni el moho corrompen, y donde los ladrones no minan ni roban. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

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Edith Kingore

Edith Kingore es originaria de Argentina. Estudió Psicología en México. Se ha dedicado muchos años a la educación y trabajos con infantes y niños de edad preescolar. Actualmente reside en Estados Unidos con su esposo y tres hijas.