A la cama se ha dicho… No dormir acorta la vida
El sueño es uno de los aspectos más misteriosos del funcionamiento del cerebro. Lejos de descansar, durante el sueño el cerebro se mantiene activo. Aquí te menciono algunas cosas interesantes sobre el sueño.
Arelly Vela Catzín
La palabra “sueño” (del latín somnum, que se conserva en los términos somnífero, somnoliento y sonámbulo) designa el acto de dormir y el tener sueño. El sueño es uno de los aspectos más misteriosos del funcionamiento del cerebro. Se había pensado que el sueño era un estado de inactividad, en el que el cerebro dejaba de funcionar, posiblemente con la intención de descansar o recuperarse. Sin embargo, al realizar los primeros registros del electroencefalograma durante el sueño se encontró que, lejos de estar inactivo, el cerebro seguía activo de forma intensa, por lo menos durante una parte del sueño.
Aquí algunas cosas interesantes sobre el sueño, que tal vez no sabías. Los primeros dos te pueden ayudar a comprender mejor a algún miembro de tu familia que está pasando por alguno de estos aspectos, y los restantes dos te darán razones para motivar a tus familiares a dormir suficiente cada noche:
1. Las mujeres duermen peor que los hombres
Las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer insomnio que los hombres, debido, fundamentalmente, a los cambios físicos y hormonales, a la ansiedad y a una mayor exposición a la falta de hierro. Estas diferencias, además, se ven acentuadas por la edad: el insomnio afecta a 35 por ciento de las mujeres pre-menopáusicas, y esta cantidad se eleva hasta alrededor de 50 por ciento después de la menopausia.
Durante esta etapa se producen cambios hormonales que se traducen en alteraciones físicas, fisiológicas y psicológicas. Un problema añadido es que el diagnóstico de estas patologías en ocasiones puede ser complicado, ya que, por motivos sociales, las mujeres podrían ser reacias a informar o consultar algunos síntomas típicos de ciertas alteraciones, como el ronquido, cuyo tratamiento permite reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares asociado a este tipo de trastornos.
Otro periodo en la vida de la mujer en el que las alteraciones del sueño se acentúan es el embarazo. Estos cambios ocurren en especial a partir del tercer trimestre de gestación, en el que los cambios físicos y hormonales son mayores, los despertares más frecuentes y el aumento de estrógenos reduce la duración de la etapa MOR del sueño. Además, pueden aparecer otros síntomas, como el ronquido o el síndrome de las piernas inquietas, que consiste en un impulso incontrolable de moverse y andar cuando se está descansando. La calidad del sueño se restaura durante el año posterior al parto.
2. Con la edad y el calor dormimos peor
En verano, en general, la gente descansa peor. Como explica el doctor Francisco Javier Puertas, “con la edad se deterioran los mecanismos responsables de la regulación de la temperatura, tanto de su eliminación como de su mantenimiento”. Este hecho, apunta el investigador, “tiene una implicación directa en la continuidad y profundidad del sueño”. De hecho, según las estadísticas, aproximadamente 60 por ciento de las personas mayores tiene algún síntoma o trastorno del sueño.
La doctora Milagros Merino ahonda más en el proceso que causa estos problemas: “Durante la senectud se ve afectada la función del hipotálamo, centro regulador de la temperatura corporal y del sueño, haciendo que los episodios de sueño no estén siempre asociados a la oscuridad nocturna, como en otras etapas de la vida”, explica. Estos problemas suelen acarrear una alteración de los ritmos circadianos, que ocasionan adormecimiento a deshoras y un despertar demasiado temprano. Ese no es el principal problema que conlleva el calor y la vejez; como explica el doctor Puertas, “en los últimos tiempos se ha constatado que el índice de apnea/hipopnea por hora de sueño, que es el marcador de gravedad de la enfermedad, aumenta con la edad, lo que puede suponer una implicación importante en las consecuencias cardiovasculares de las personas”.
3. Dormir repara el cerebro. No dormir desencadena enfermedades
El sueño aumenta la reproducción de las células que participan en la formación de la mielina, el material aislante en las proyecciones de las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal. Desde hace años los científicos saben que muchos genes se activan durante el sueño y se apagan en los períodos de vigilia. Sin embargo, no estaba claro de qué modo afecta el sueño a ciertas células específicas, como los oligodendrocitos, que producen la mielina en el cerebro sano y responden a una lesión.
De manera similar al aislamiento que rodea un cable eléctrico, la mielina permite a los impulsos eléctricos moverse rápidamente de una célula a la siguiente. En un nuevo estudio, Chiara Cirelli y sus colegas de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, identificaron que los genes que promueven la formación de la mielina se activan durante el sueño, mientras que los implicados en la muerte celular y la respuesta al estrés celular se encienden cuando los animales despiertan. A la vista de los resultados, Cirelli sospecha que la pérdida extrema o crónica de sueño podría agravar algunos síntomas de la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad que daña la mielina.
4. No dormir suficiente acorta la vida
La privación voluntaria o involuntaria crónica de sueño produce cambios fisiológicos (metabólicos, hormonales, etcétera), que pueden precipitar enfermedades físicas, como la diabetes o la hipertensión arterial, que disminuyen notoriamente la calidad de vida de las personas. No se ha podido verificar una relación clara entre falta crónica de sueño y la muerte, pero sí se apunta a una relación entre la falta de sueño y una mayor incidencia de algunas enfermedades médicas (hormonales, cardiovasculares, inmunológicas, psiquiátricas, etcétera).
¡A dormir se ha dicho!