¿A tu hijo no le gustan los abrazos? Hay algo que debes hacer

Todos necesitamos cariño, y esta cálida muestra de afecto puede cambiar la vida de tu niño.

Erika Patricia Otero

Yo no soy una persona a la que le agrade el contacto físico. No digo que un buen abrazo dado en el momento oportuno no sea agradable; pero definitivamente, no me agradan las expresiones de afecto, y menos si vienen de personas que no son muy cercanas.

Para ser franca, no crecí en un hogar con padres dados a dar y recibir abrazos o besos. La manera como ellos expresaban cariño, era esforzándose por darnos todo lo que necesitábamos y procurando que nada nos faltará.

Lo que la ciencia dice

Una investigación llevada a cabo por Suzanne Degges White, profesora de Asesoría y Educación de Consejeros en Universidad de Northern Illinois, concluyó que es desde la infancia que los niños aprenden o no a expresar su cariño por medio de abrazos o contacto físico.

Sin embargo, la investigadora señaló que también puede ocurrir lo contrario; es decir, que se den casos de niños que crecieron en un hogar con padres poco cariñosos, y en su edad adulta sentirse sedientos de esas muestras de afecto.

Lo cierto es que crecer con padres cariñosos, así como con aquellos poco afectuosos, afecta de manera enorme la forma en que las personas se relacionan en la edad adulta.

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Por si fuera poco, los niños que crecen sin ser abrazados, pueden llegar a mostrase poco compasivos; por lo tanto, no sentir deseos de establecer lazos afectivos con nadie. Lo anterior se debe a que sus cuerpos no se “capacitan” (por la falta de abrazos) a producir y liberar una buena cantidad de oxitocina, -que es la hormona que hace que te sientas cercano a las personas.

Lo anterior está respaldado con dos estudios; el primero habla sobre la importancia de la amabilidad que nos hace ser buenos, y el segundo que estudió los efectos de la negligencia en infantes.

La importancia de abrazar a tus hijos

Desde mi  experiencia puedo decir que crecer en un hogar con padres que sabes que te quieren pero se abstienen de abrazarte, es una experiencia dolorosa.

En ocasiones en serio siento la necesidad de abrazar y recibir abrazos; pero cuando las personas se acercan, prefiero rehuir al contacto pues me hace sentir incómoda.

Por si eso no fuera lo suficientemente revelador, yo no disfruto mucho de estar rodeada de personas; sé comunicarme y puedo establecer relaciones de amistad y amorosas, pero me da terror el rechazo.

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Algo que por fortuna hace parte de mi naturaleza, es que sé que soy una persona altamente compasiva y empática. Lo anterior hace que comparta el dolor físico y emocional de los demás, aunque no les conozca. En ese aspecto por lo menos no me afectó tanto la falta de abrazos o las muestras de cariño por parte de mis padres.

Expertos dicen que las personas cuando somos abrazadas en la infancia nos vemos beneficiadas en los siguientes aspectos.

-Autoestima. Abrazar a un niño le da seguridad en sí mismo y su amor propio será el adecuado; y por supuesto, pasa lo contrario si no recibe cariño.

Los abrazos disminuyen la producción de cortisol (hormona que genera estrés).

-Mejora tu estado de salud en general pues regula tu presión arterial y activa los receptores de tu piel; disminuye las posibilidades de que enfermes, reduce el riesgo que sufras de demencia,y te rejuvenecen.

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En el aspecto psicológico te hace una persona más feliz, por lo que no vas a sentir apatía y las posibilidades que te sientas enojado disminuyen.

Que no te cueste abrazar a tus hijos

Si al igual que yo fuiste criado con un mínimo de muestras de afecto, te invito a que hagas un esfuerzo para cambiar y dar a tus hijos muestras de cariño.

Ellos las necesitan, no solo por lo que dicen los expertos; tus hijos necesitan saber a diario que les amas aunque estés enojado con ellos.

Tus hijos quieren que tú les abraces y que aceptes sus abrazos. Es horrible, créeme, que te acerques a dar un abrazo y te rechacen; eso hace que sufras y te alejes paulatinamente de los demás porque te sientes menospreciado.

Pasará que en el futuro simplemente te sentirás incómodo, te volverás frío y te sentirás incapaz de dar amor y no merecedor del afecto de alguien.

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Estoy segura que tampoco quieres que tus futuros nietos se sientan igual. Por favor, corta con esa conducta de antaño; sí, porque es algo que cargas por la manera en que fuiste criado por tus padres, y lo triste es que tiende a repetirse.

Los abrazos son el alimento del alma

Lo anterior es algo que nadie puede negar. Cuando abrazas a tu hijo y acompañas esos abrazos con un “te quiero y eso es algo que deseo que recuerdes siempre” le estás dando a tu hijo las herramientas para que crea sí mismo, para que experimente el amor recíproco y no tema establecer relaciones afectuosas.

Piensa que el mundo necesita más personas capaces de dar cariño y hay miles de niños y adultos que necesitan saberse queridos y apreciados. No lo dejes pasar, muestra tu amor a tus hijos y enséñales que cuando se quiere, las cosas son mejor para todos.

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Erika Patricia Otero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.