Advertencia a padres que discuten frente a sus hijos
Estudio revela un importante dato sobre lo que sufren los hijos de padres que discuten a menudo y frente a ellos.
Viviana Domínguez
Dificultad para leer las emociones
Un estudio realizado por la Universidad de Vermont, revela un importante dato sobre la manera que afecta a los hijos cuando los padres discuten frente a ellos.
La profesora Alicia Schermerhorn, autora del estudio, afirma que incluso peleas menores afectan directamente la perspectiva en que los niños puedan identificar las emociones extremas, también advierte que los niños que son tímidos son los más afectados por estas situaciones.
Por lo que el estudio concluye que los niños cuyos padres discuten son incapaces de leer las emociones después, pueden identificar aquellas extremas como muy enojado, o muy alegre, pero aquellas expresiones más sutiles son pasadas por alto, y se confunden.
El estudio
El trabajo de investigación se realizó con la presencia de 99 niños de entre 9 y 11 años, de los cuales, 56 eran varones. A los niños se les mostró fotografías de actores que representaban a parejas expresando distintos momentos de emociones, como felicidad, tristeza o neutralidad, y se les pidió que explicaran lo que observaban. También se les preguntó sobre cualquier conflicto entre sus padres, a su vez las madres de los participantes completaron un cuestionario sobre la timidez de sus hijos.
Las conclusiones fueron las siguientes:
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Los niños donde el nivel de conflicto en el hogar es mínimo, podían describir cada estado de emoción de las fotografías sin ningún inconveniente.
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Los niños cuyos padres discuten con frecuencia en la casa, podían reconocer las emociones extremas de las fotografías, pero no aquellas que mostraban neutralidad.
Las posibles razones según los que realizaron el estudio, es que los niños cuyos padres discuten con frecuencia, están más alertas a situaciones de conflictos, extendiendo esta percepción a cualquier muestra de emoción neutral. La consistencia del conflicto no permite diferenciar a los niños, cuando en verdad no existe un conflicto real.
Según la profesora Schermerhorn lo explica: “Pueden estar más sintonizados con las interacciones de enojo, lo que podría ser una señal para que se retiren a su habitación, o felices, lo que podría indicar que sus padres están disponible.
La timidez también es considerado un obstáculo para que los niños puedan identificar las diferentes gamas de las emociones”.
Consecuencias a futuro
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Vivir estando en alerta constante puede causar en el futuro desestabilizaciones en la conducta de los niños.
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En experiencias posteriores, la imposibilidad de leer emociones neutrales, puede causar un mayor daño de relación con pares o futuras parejas.
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Los niños se sienten descuidados cuando viven bajo tanta presión.
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Crecer bajo tanta tensión produce estados de ansiedad continuos.
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Dificultad para regular sus propias emociones.
Conclusión
Es completamente normal que los padres tengan desacuerdos y discutan frente a los hijos, por esto la mayoría de los especialistas recomiendan que luego de la discusión, los padres conversen con los hijos y expliquen los motivos del desacuerdo, (de acuerdo a la edad, y la gravedad del problema), pero como sea se enseña a los hijos que las discusiones son para encontrar un mejor resultado de las cosas. Ahora cuando las peleas son constantes y agresivas, es necesario recurrir a ayuda terapéutica, con el fin de prevenir que además que los padres tienen un problema, estos comiencen a afectar a sus hijos.