Algunas personas pueden romperse un dedo mientras hacen esto, pero mi hijo de 2 años lo hace a la perfección

Algunos pensarán que soy una madre demasiado permisiva por dejarles hacer ésto a mis hijos. Intenta hacerlo sin romperte un dedo.

Fernanda Gonzalez Casafús

Hace un tiempo atrás vi en internet un video de una niña de unos 3 años que cosía unas ropitas junto a su madre. No lo podía creer, porque era muy pequeña para mi gusto para que sostuviera una aguja.Sin embargo, tiempo después dije ¿por qué no podría hacerlo mi hija?

Es habitual que los niños quieran hacer siempre lo que hacen los adultos. Ellos quieren barrer si te ven barriendo, agarran una herramienta si te ven con una, intentarán ayudarte a cocinar si te ven guisando, y querrán coser si te ven con la aguja. Nosotros, como adultos, estamos allí para enseñarles todo. Y mientras más enseñes con el ejemplo-del bueno-, mejor. Dejarlos que nos ayuden puede ser una muy buena práctica para desarrollar sus propias habilidades para el día de mañana. Claro, con mucha precaución y cuidado.

Mi niña quiere coser, mi niño quiere martillar

Una aguja, un martillo. Vaya si son elementos peligrosos para pequeños de 4 y 2 años, ¿no?. Pero, ¿qué me dices si ves a mi pequeña de 4 años cosiendo su vestido de muñecas y a mi chiquito de 2 años martillando una nuez (y sin errarle)? Ellos están desarrollando su motricidad fina, así como la confianza en sí mismos.

“mamá, yo puedo hacerlo solo”

Escucho esa frase todos los días de mi vida. Sí, ellos quieren demostrarnos que pueden solos. ¿Por qué no le damos la oportunidad? En el afán de protegerlos no dejamos que satisfagan su curiosidad de ver qué sucede si hacen ésto o aquello. Reconozco que muchas veces no tenemos ganas de renegar y es más fáciul decirle “no, otro día”, sin embargo es bueno que como padres nos tomemos el ciompromismo de demostrarles que confiamos en ellos y que pueden equivocarse e intentarlo otra vez.

Cuando un día Tizziano, mi hijo de 2 años y medio, vio a mi madre martillar nueces ella no dudó ni un instante en prestarle el martillo, previamente decirle que preste atención a no apretarse los dedos. En el video podrás ver cómo el pequeño no sólo martilla las nueces a la perfección hasta romperlas, sino que mira para otro lado en pleno acto,como todo un experto lo haría. Nos demostró que puede hacerlo, y nosotros confiamos en él.

Mi hija Indira, de 4 años, cada vez que saco el costurero, me pide una aguja e hilo para coser el vestido de sus muñecas. Yo le henebro una aguja y ella cose. Al principio tuve que mostrarle bien cómo debía hacerlo para que no se pinchara, y le expliqué que pincharse era una posibilidad que debía afrontar. En el video que verás, ella tan sólo tenía 3 años. Ahora, aunque no cose a la perfección, ella sabe que puede confiar en sus propias manos.

Estimular la motricidad fina en los niños

Los niños, sin son correctamente estimulados, pueden ir ejercitando su psicomotricidad fina, es decir, todas aquellas actividades que necesitan de una precisión y un elevado nivel de coordinación. Según el sitio Guía Infantil, el desarrollo de las habilidades de psicomotricidad fina son decisivas para el niño, ya que abre la puerta a la experimentación y al aprendizaje sobre su entorno y, como consecuencia, juega un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia.

Fomentar la autonomía de los pequeños

Más allá de estimular su motricidad fina, es importante que los niños puedan hacer pequeñas tareas en el hogar. Ellos quieren ayudar todo el tiempo, y es beneficioso que puedan aprender a que ellos también forman parte de las responsabilidades de su propio hogar.

Algunos ejemplos que se me ocurren, para estimular su propia independencia y autonomía.

• Deja que él mismo limpie cuando se le cae un vaso con agua. No te enojes, tan sólo márcale que es su responsabilidad limpiar lo que ensució

• Enséñale a colgar su abrigo al llegar a casa, para que luego sepa dónde encontrarlo

• Según su edad, deja que él sólo busque la botella de agua cuando tiene sed.

• Transmítele la importancia de ayudar a levantar su plato de la mesa al terminar de comer.

Y como éstos, muchos ejemplos más. Se trata de confiar en nuestros propios hijos, y en motivarlos a aprender. Hay una frase que me gusta repetirla siempre a mi hija, que es “no importa cuánto te equivoques, lo importante es intentarlo una y otra vez”.

Claro que no dejarás que la integriodad física de tu hijo corra peligro, pero siempre que puedas acompaña a tu pequeño en sus intrigas, en sus ganas de aprender nuevos desafíos y en su forma de aprehender cosas del mundo. Somos los padres los que les prestamos un poco de nuestro tiempo para que luego ellos se echen a volar por sí mismos. Y tú ¿qué cosas dejas hacer a tu hijo por sí solo?

Fernanda Gonzalez Casafús

Fernanda es Licenciada en Periodismo, especialista en Redacción Digital y Community Managment. Editora de contenidos y redactora en Familias.com. Nacida en Argentina y mamá de dos, ama los animales, la danza, la lectura y la vida en familia. Escribir sobre la familia y la maternidad se ha convertido en su pasión.